En el corazón de la capital colombiana, dentro del tradicional barrio Las Cruces, se levanta la Plaza Distrital de Mercado Las Cruces, una joya arquitectónica que guarda un siglo de historia. Su construcción comenzó en 1924 y concluyó en 1928, cuando la empresa estadounidense Ulen & Co. asumió el reto de transformar el antiguo Parque Girardot en una galería moderna, pensada para organizar el comercio popular que animaba la vida de ese sector . Vea también: ¿Por qué están llegando restaurantes top a las plazas de mercado en Bogotá? Desde sus primeros días, la plaza se convirtió en un punto de encuentro entre campesinos y comerciantes que llegaban de Cundinamarca y Boyacá con canastos repletos de frutas, verduras y hierbas aromáticas, legado que se diversificó con carnes, pescados y hasta panes recién horneados, que sirven de testimonio vivo entre el campo y la capital. Reconocimiento patrimonial a esta plaza de mercado Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de IPES (@ipesbogota) Es así que, en 1983, la Plaza Distrital de Mercado Las Cruces fue declarada Monumento Nacional, en reconocimiento a su valor histórico y arquitectónico.
Este título le aseguró un lugar en la memoria de Bogotá, una ciudad que se transforma, pero que conserva en ciertos rincones la huella de lo que fue. Por otro lado, en 2008, la administración distrital emprendió una restauración que buscó preservar su estructura metálica y su diseño original, al tiempo que mejoraba las condiciones para los comerciantes y visitantes. Además, durante 2025, año en el que la plaza celebra su centenario, el Distrito anunció nuevos procesos de revitalización con el apoyo de más de veinte entidades. Todo con el propósito de devolverle el brillo a este espacio que durante décadas ha sido el alma del barrio Las Cruces. Legado cultural y gastronómico Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de IPES (@ipesbogota) Y si faltaba algo más, la Plaza de Mercado Las Cruces no solo mantiene su actividad comercial, también se erige como un símbolo de la cultura popular bogotana.
En sus pasillos está la memoria de quienes han trabajado allí durante generaciones, guardianes de una tradición que sobrevive al paso del tiempo. Los comerciantes aún conservan la costumbre de la ñapa, esa cortesía que fortalece los lazos entre quien vende y quien compra. Por lo tanto, el mercado no es únicamente un lugar para abastecerse, es una escuela de vida, un espacio donde la historia de Bogotá se cuenta entre voces, risas y olores. Además, su arquitectura mezcla lo popular con lo elegante, con una fachada ornamentada y un pavo real metálico que corona la entrada, símbolo de abundancia y prosperidad. También es un punto de encuentro para quienes buscan una cocina auténtica. Allí se consiguen amasijos tradicionales, sopas espesas, hierbas medicinales y carnes traídas de los Llanos Orientales.
El futuro de la plaza de mercado en Bogotá Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de IPES (@ipesbogota) Ahora que la Plaza Distrital de Mercado Las Cruces cumple 100 años, la mirada se dirige al futuro. De aquí que el propósito sea mantener su esencia sin perder su espíritu popular. El Instituto para la Economía Social, a través de su directora Catalina Arciniegas, lo resume con claridad: “los cien años de esta plaza son un tributo a los comerciantes, verdaderos guardianes de la memoria de Bogotá”. Es así como la Alcaldía de Bogotá impulsa rutas patrimoniales, exposiciones y ferias gastronómicas para mantener viva la conexión entre el pasado y el presente. Incluso se proyecta que este mercado se convierta en un atractivo turístico y cultural para visitantes nacionales y extranjeros, un espacio que muestre el sabor y la identidad bogotana. Y si usted aún no la conoce, vale la pena caminar por sus pasillos, sentir la textura de las frutas frescas, probar su corrientazo y escuchar las conversaciones que llenan el aire.



