Dormir debería ser una de las actividades más sencillas del mundo, pero para muchas personas es casi que una utopía. Hay quienes se acuestan a la misma hora, siguen rutinas de descanso e incluso hacen ejercicio, y aun así despiertan agotados, con dolor de cabeza o sensación de no haber dormido nada. En muchos casos, la causa está en un trastorno silencioso: la apnea del sueño. Este problema no solo interrumpe el descanso, sino que puede comprometer la salud a largo plazo, y lo preocupante es que la mayoría de quienes la padecen no lo saben. En Diners le contamos de qué se trata, cómo reconocer sus señales y qué puede hacer para evitar que afecte su bienestar.
¿Qué es la apnea del sueño? Foto: Prostock-studio / Shutterstock.
Según la fundación Santa Fe de Bogotá , la apnea del sueño es una interrupción repetida de la respiración mientras se duerme. Durante unos segundos -a veces incluso más de un minuto- el aire deja de pasar hacia los pulmones, lo que obliga al cuerpo a “despertar” levemente para volver a respirar. Este proceso puede repetirse decenas o incluso cientos de veces durante la noche, aunque la persona no lo note. Existen varios tipos, pero el más común es la apnea obstructiva del sueño, que ocurre cuando los músculos de la garganta se relajan en exceso y bloquean el paso del aire. En otros casos, el problema puede ser neurológico: el cerebro no envía las señales adecuadas para mantener la respiración constante. En ambos escenarios, el resultado es el mismo: un descanso fragmentado y poco reparador.
¿Cómo se puede identificar? Foto: Stokkete / Shutterstock.
El síntoma más visible es el ronquido fuerte y entrecortado, muchas veces interrumpido por pausas de silencio seguidas de un jadeo o una respiración brusca. Sin embargo, hay señales menos evidentes, como el cansancio persistente durante el día, dificultad para concentrarse, irritabilidad o dolor de cabeza al despertar. En algunos casos también se presenta sequedad en la boca o dolor de garganta al levantarse. Si su pareja o familia le dice que parece dejar de respirar mientras duerme, es una señal clara para consultar al médico. Los estudios de sueño, que se realizan de manera ambulatoria y sin ningún tipo de dolor, pueden detectar con precisión el número de interrupciones respiratorias y determinar si se trata efectivamente de apnea.
¿Cuáles son los riesgos? Foto: VH-studio / Shutterstock.
La apnea del sueño es un problema que va mucho más allá de tener molestias al dormir. Está relacionada con hipertensión, arritmia respiratoria, problemas cardíacos y accidentes cerebrovasculares. La falta constante de oxígeno durante la noche obliga al corazón a trabajar más de lo debido, lo que a la larga puede generar daños importantes. También aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y de sufrir somnolencia diurna, lo que se traduce en menor rendimiento laboral y mayor probabilidad de accidentes. A nivel mental, las consecuencias tampoco son pocas. Quienes viven con apnea tienden a presentar ansiedad, depresión o dificultades de memoria, ya que el cerebro no logra los ciclos de sueño profundo que necesita para regenerarse. Por eso, identificarla y tratarla no solo mejora el descanso, sino que puede literalmente salvarle la vida.
¿Qué hacer al respecto? Foto: Studio Romantic / Shutterstock.
El tratamiento depende de la gravedad del caso. En los cuadros leves, hacer ejercicio con regularidad, bajar de peso, evitar el alcohol antes de dormir y mantener horarios fijos de descanso puede marcar la diferencia. Dormir de lado en lugar de boca arriba también ayuda a mantener abiertas las vías respiratorias. En los casos más avanzados, el médico puede recomendar el uso de un dispositivo conocido como CPAP (presión positiva continua en las vías respiratorias), que mantiene el flujo de aire constante mientras se duerme. Existen además férulas mandibulares que reposicionan la mandíbula para facilitar la respiración, o tratamientos quirúrgicos si hay una obstrucción anatómica. Lo importante es no dejarlo pasar, de modo que si llega a sentir alguno de los síntomas y cree que su salud puede estar en riesgo, acuda con los expertos de la salud para que puedan diagnosticar correctamente su situación y de ese modo ofrecer respuestas. El primer paso suele ser visitar a un médico general o a un especialista en medicina del sueño, quien puede remitirlo a un otorrinolaringólogo, neumólogo o neurólogo según el origen del problema. Tenga presente que no todos los casos son iguales, pero siempre es igual de importante que tenga un buen descanso. También le puede interesar: ¿Ronca mucho? Conozca algunas soluciones que realmente funcionan
