En 1835, comenzó una historia que transformaría el mundo del vino. Fue Manuel María González Ángel, un joven banquero en Jerez de la Frontera, quien decidió convertir su pasión en un legado imborrable. Así nació la bodega González Byass, y con ella, una leyenda: Tío Pepe.
Cada historia tiene su alma, y en esta, fue José Ángel y Vargas, el tío José —llamado afectuosamente Tío Pepe—, el maestro que transmitió los secretos del jerez. Él compró la primera bodega a su sobrino y le enseñó el arte de crear el vino que llevaría su nombre. Así despegó un vino pálido, elegante y vibrante, que pronto conquistó paladares más allá de España.
En 1844, se envió la primera exportación de Tío Pepe al Reino Unido, y se inició así una expansión que llegó a palacios europeos y premios internacionales. Su icónica figura, con chaquetilla roja, guitarra y sombrero, se transformó en símbolo de Andalucía y se inmortalizó, en 1958, iluminando la Puerta del Sol de Madrid.
Tío Pepe no es solo un vino, es una expresión de vida, un vino elaborado con uva palomino fino y criado bajo velo de flor por cuatro años, siguiendo el sistema tradicional de criaderas y soleras. Su estilo seco, con notas punzantes y algodonosas, representa la esencia pura del jerez.
Dentro de la familia Tío Pepe se destaca Tío Pepe en Rama, una producción limitada que ofrece el vino más natural, sin filtrar ni clarificar, captando la crianza biológica en su estado más vivo y auténtico.
Un viaje en el tiempo

Una de las gamas más interesantes es Tío Pepe Palmas, que se convierte en un viaje en el tiempo, con botellas que envejecen desde seis hasta más de cincuenta años, transformándose de fino a amontillado en la máxima expresión del arte del jerez.
La excelencia continúa en la gama superior de González Byass, que incluye vinos emblemáticos de entre nueve y doce años de envejecimiento, cada uno con un carácter propio, como el Alfonso, un oloroso seco con aromas a madera y frutos secos, ideal para carnes y guisos, y también el Néctar PX, dulce y aterciopelado, perfecto como vino de postre o para acompañar helados. Ahora, si le interesa algo más seco y complejo, perfecto para maridar con embutidos y aperitivos, el Viña AB es un amontillado joven, perfecto para esas ocasiones.
En esta misma gama superior, otro vino emblemático es el Solera 1847, un cream aterciopelado con notas de pasas y caramelo, ideal para quienes aman el dulzor equilibrado, y el Leonor, el vino “rebelde” palo cortado, donde el amontillado se encuentra con el oloroso.
Por último, está la prestigiosa gama VORS (Vinum Optimum Rare Signatum), que se usa en el vino de Jerez para indicar una vejez calificada y excepcional; esta recoge joyas excepcionales con más de 30 años de crianza, como Del Duque Amontillado, Apóstoles Palo Cortado, Matusalem Cream y Noé Pedro Ximénez, vinos con complejidad y profundidad que celebran la paciencia y el arte.
*Distribuido en Colombia por Marpico Vinos y Licores. Más información en marpicovinos.com.



