El mundo se ha acostumbrado al brillo del celular como a una segunda luz natural. Cada día millones de personas despiertan con el sonido de una alarma digital y se acuestan con el resplandor de un mensaje que llega tarde. Según diversos estudios , la media global de tiempo frente a pantallas supera las cinco horas diarias, entre celulares, tabletas y computadores. Ese hábito prolongado ha dejado algo común en el mundo, como lo es la fatiga, el insomnio y la distracción constante. En las calles ya es común ver grupos que caminan en silencio mientras cada uno conversa con su dispositivo. Una medida que nace del cansancio colectivo Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por (@toyoake_official) En Toyoake, una pequeña ciudad japonesa de la prefectura de Aichi, el alcalde Masafumi Koki se detuvo a pensar en el ritmo de esa costumbre. Las estadísticas locales mostraban jóvenes agotados, familias en las que el diálogo se había vuelto escaso y adultos que sentían el cuerpo alterado por la luz azul que acompaña el final de la jornada. La respuesta fue una ordenanza que sugiere limitar el uso de los teléfonos inteligentes a dos horas diarias en tiempo de ocio. Por lo tanto, las actividades laborales, educativas o de transporte no hacen parte de la restricción.
El alcalde explicó que “el límite diario de dos horas es solo una guía” y que la intención es promover hábitos saludables y evitar trastornos del sueño. En sus palabras, “lo triste es acabar el día mirando el smartphone todo el tiempo en casa”. La frase se repitió en la prensa mundial. Una ciudad que busca equilibrio con el celular Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por (@toyoake_official) El reglamento de Toyoake invita a que los estudiantes de primaria apaguen sus dispositivos a las nueve de la noche y los de secundaria una hora después. De aquí que la norma se entienda más como una recomendación que como una prohibición. Es así como la ciudad se convierte en un experimento social que apuesta por la autorregulación. Y si faltaba poco, esto también incluye la idea de que los padres acompañen el proceso, fomentando la conversación sobre el uso responsable de la tecnología.
Vea también: Seis consejos para combatir la adicción al celular El diario The Japan Times explicó que la ordenanza “urge a todos los usuarios de teléfonos inteligentes a limitar el tiempo de pantalla a dos horas al día fuera del trabajo o la escuela bajo una propuesta que no incluye sanciones”. En El País se destacó que “la ciudad japonesa de Toyoake quiere que sus habitantes pasen menos tiempo pegados a sus teléfonos”, y que la medida “ya ha provocado un intenso debate sobre la libertad individual”. Las reacciones y el eco mundial ante las dos horas Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por (@toyoake_official) La propuesta generó una ola de comentarios en redes sociales y medios internacionales. Algunos habitantes consideraron que el límite resultaba inviable en un país donde la conectividad es parte del día a día. Una opinión enviada al ayuntamiento decía que “entendemos la intención, pero dos horas son imposibles”. Por otro lado, varias familias apoyaron la idea y comenzaron a aplicar la regla en casa, al menos como un ejercicio de control. ¿Le gustaría seguir esta sugerencia en su casa con su familia? Escríbanos a nuestras redes sociales @dinersrevista

