Foto: David Rugeles
septiembre 20, 2012
Estilo de vida Gastronomía

Un marqués de la vida moderna

Un título nobiliario cambió de lugar para darle nombre a uno de los vinos riojanos más poderosos del mercado actual, el Marqués de Cáceres, de la mano de los grandes enólogos Émile Peynaud y Michel Rolland.
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Los antepasados de Juan María Noguera y Merle –VIII marqués de Cáceres y poseedor de los títulos nobiliarios de marqués de La Eliana, marqués de Casa Ramos y hombre grande de España– estarían hoy seriamente alarmados por el giro que ha tomado su aristocrático abolengo. En los últimos cuarenta años ha dejado de asociarse con las armas, las leyes, la academia, la política y los más ambiciosos emprendimientos empresariales de la península Ibérica, para terminar mezclado con una casa de vinos de la Rioja.

Y esto no es todo: en vez de comportarse como una figura tradicional de la hidalguía hispánica, Noguera se ha dedicado al oficio, aparentemente banal, de relacionista público y brand promoter de la marca Marqués de Cáceres en más de 120 países del mundo. Pero contra todos los pronósticos palaciegos, el cambio de ropaje ha funcionado: este vino noble ha logrado remontar más fronteras que cualquier gesta familiar a lo largo de casi 300 años.

De finos modales, voz ronca y figura bonachona, Noguera ha ayudado a generar significativas ganancias económicas para su empresa y a promocionar la imagen de España en el exterior. “Y eso me llena de orgullo”, dice, “porque la principal obligación de un hombre noble es enseñar con el ejemplo. Y si lo hago con una bebida tan noble como el vino, la armonía es perfecta”.
No hay que ir muy lejos para entender que Noguera es unmarqués de la vida moderna. En vez de andar en carrozas tiradas por briosos corceles, se mueve por su Valencia natal en una simple motocicleta. Tampoco vive en castillos ni en casas señoriales, sino en un cómodo apartamento citadino.

A comienzos de los años setenta, su padre, Vicente Noguera y Espinosa de los Monteros, por entonces marqués de Cáceres, estaba dedicado a combatir la dictadura franquista y proteger a importantes figuras republicanas. Uno de sus amigos, Henri Forner, había tenido que refugiarse en Francia para salvar su pellejo, y allí inició una nueva vida haciendo vinos de calidad, bajo la supervisión del inmortal especialista francés Émile Peynaud.

Tras su exilio, Forner regresó a España y quedó deslumbrado con la belleza natural de la zona de Ceniceros, en la Rioja Alta. Y allí se propuso crear una compañía, junto con otros valencianos, entre ellos don Vicente. Como consejeros trajo a Peynaud y a un alumno de este, de nombre Michel Rolland, hoy célebre por sus consultorías sobre el tema en América Latina. El concepto introducido por Peynaud y Roland terminaría por cambiar la historia vitivinícola de esta clásica región española.

Después de estudiar varias marcas, Forner le preguntó a don Vicente si podían utilizar su título nobiliario en la etiqueta. Este aceptó y ambos se dieron la mano, sellando así una alianza que aún pervive. Como retribución, Forner le entregó a don Vicente acciones de la empresa.

Pero había algunos riesgos en el camino. Estaba en juego, por ejemplo, la imagen de un título nobiliario, otorgado en el siglo XVII y enaltecido desde entonces por sus distintos portadores. El primer ungido fue Juan Ambrosio García de Cáceres y Montemayor, integrante de la Armada Real, quien se hizo acreedor a esta altísima distinción por su desempeño en combate. Nunca se casó ni tuvo hijos. Por eso, tras su deceso, el título lo heredó Vicente Joaquín Noguera y Climent, su sobrino, quien lo traspasó de generación en generación hasta llegar a Juan Noguera, quien se vinculó a la bodega tras la muerte de su padre.

La firma Bodegas Marqués de Cáceres inició operaciones en 1970, enfocándose en un estilo de vinos recomendado por Peynaud y Rolland, consistente en reducir los períodos de añejamiento en barricas de roble (que aportan sensaciones balsámicas) a cambio de potenciar los sabores frutados y frescos. Esta técnica fue prontamente copiada por otras bodegas riojanas.

Sexagenario, Noguera se ha dado últimamente a la tarea de pensar en el futuro y ya ha hecho arreglos para dejar el título del marquesado de Cáceres a su primogénita, quien, a su vez, lo pondrá en manos de su hija mayor. “Es decir, será un largo tiempo de marquesas de Cáceres”, dice Noguera. A sus otros dos hijos les cederá los marquesados de Casa Ramos y De la Eliana. Pero eso sí, aclara, “el vino seguirá formando parte de nuestra historia familiar, así como en el pasado lo hicieron otras respetadas ocupaciones y profesiones”.

Los vinos del Marqués de Cáceres

Blancos y rosados:
-Marqués de Cáceres blanco joven
-Antea Marqués de Cáceres blanco, fermentado en barrica
-Satinela Marqués de Cáceres blanco semidulce
-Marqués de Cáceres rosado

Tintos:
-Marqués de Cáceres Crianza
-Marqués de Cáceres Reserva
-Marqués de Cáceres Gran Reserva
-Gadium Marqués de Cáceres
-MC Marqués de Cáceres

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