Siquiera tenemos las palabras, Alejandro Gaviria
Bogotá
ARIEL
219 páginas.
Alejandro Gaviria (1966) es un devoto de los libros y en este texto lo atestigua. Reproduce carátulas, sorprendentes ediciones o ya pálidas dedicatorias, todo, claro está, bajo la sombra tutelar de Borges, maestro ciego de las bibliotecas.
Su gusto es ecléctico y lo lleva a disfrutar desde el mulato impar que presidió la Academia Brasileña de la Lengua, Joaquim Machado de Assis y su impagable El Alienista hasta los ingleses Swift, Conrad, Orwell y Graham Greene, concluyendo con Aldous Huxley y su novela La isla.
“No soy un pensador original, solo un lector curioso” (pág. 206), nos advierte Gaviria en Siquiera tenemos las palabras. Esto le permite apuntar no solo hacia los problemas del siglo XXI –la segregación social y el cambio climático– sino a lo más concreto y humano, como son las lecciones que nos depara la poesía mediante ese pertinente breviario de citas que firman Nicanor Parra, Hans Magnus Enzensberger, Heberto Padilla y Wislawa Szymborska.
Pero el libro se abre hacia muchas otras perspectivas como las que Stanislaw Lem nos abrió por la ciencia ficción hacia un futuro de robots y felicidad por decreto, de computadores y más férreo control.
Contra el mundo entero
Lo que viene no será menos inquietante y perturbador que lo que pasó cuando Kissinger revisó la política europea del siglo XIX y supo que los profetas no advierten los desastres. Los provocan. Debemos estar más cerca de Obama que de Trump, peleando contra el mundo entero.
Solo que este libro de notas y reseñas nos advierte sobre la necesidad de que el lenguaje tenga claridad y expresividad sin soslayar sus raíces éticas y que expanda las conciencias en la comprensión del mundo, lejos de los campos del gulag que padeció Brodsky. Dejó la Unión Soviética y encontró un nuevo hogar en Norteamérica, donde sus ensayos en inglés demostraron su capacidad de renacer y fueron apreciados como piezas célebres en las universidades. Algo que Gaviria podrá poner en práctica como rector de los Andes.
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