Foto: Revista Diners
noviembre 12, 2025
Música y Teatro

Sasha Keable: una cantante con alma colombiana

"La joven británica se está abriendo paso en la escena musical como una de las artistas con mayor proyección internacional, pero lo que pocos saben es que tiene raíces colombianas. Diners conversó con ella sobre su vida, su propuesta y, por supuesto, de Colombia. "
POR:
Daniel Alejandro Páez

“¿Ustedes saben que yo soy colombiana?”, preguntó Sasha Keable en su Tiny Desk, el formato digital de conciertos acústicos de NPR Music por el que han pasado artistas de la talla de Adele, C. Tangana y Dua Lipa, el pasado mes de julio. Ella siempre ha llevado con orgullo las raíces de su madre, como lo demuestra el hecho de que tiene tatuado el croquis de Colombia en la palma de la mano izquierda. Su papá le habló de este formato hace muchos años, cuando el artista británico Tom Jones se presentó en 2009. Parece entonces una manifestación cumplida que ahora haya sido ella quien tomara el micrófono junto a su banda para presentar su repertorio ante los 487.000 usuarios que, hasta el momento, han visto su interpretación. Llegó con su pelo rojo suelto, candongas doradas y una chaqueta de estampado animal. De hecho, estaba vestida de manera muy similar a como recibió esta entrevista, vía Zoom: pelo rojo suelto, candongas doradas y una camiseta con estampado militar, pero esta vez estaba sentada en un balcón en Los Ángeles, fumando un cigarrillo, en medio de un día de grabación de lo que será su próximo lanzamiento.

Una británica con alma colombiana Foto cortesía Jeff Hann. Hija de padre británico y madre antioqueña, Sasha creció bailando junto a su hermana mayor en el Carnaval del Pueblo, un festival que celebra la cultura latinoamericana en el Reino Unido. Su hogar no tenía silencios. En sus audífonos, mientras escribía poemas, sonaba Beyoncé; en la guitarra de su papá, cualquier canción cuya partitura encontraran para tocar juntos, y los sábados en la mañana, cumbia y vallenato resonaban por la casa, anunciando que era hora de limpiar con su mamá. “Tenía mundos opuestos bajo un mismo techo, pero siempre amé eso y he acogido ambas culturas. Jamás me he sentido más de una que de la otra”, comenta en un inglés con un marcado acento británico, que se transforma en un melodioso paisa cuando habla en español. Esos contrastes, fundamento de su identidad, también moldearon una propuesta musical difícil de encasillar. Con bases sólidas en el soul y el rhythm & blues (R&B), su sonido está marcado por la furia desbordada del amor y sus decepciones, interpretado con una voz grave que demanda ser escuchada.

Para ella, este es el instrumento a través del cual transmite su mensaje: “Si quisieras actuar bien, lo harías, no solo por show”, escribió en Act Right, la canción que le da nombre a su más reciente EP. El sonido que construye no es solo uno, sino una melodía que baila entre el rap y arreglos vocales que suenan como coros de gospel, pero en realidad es su voz grabada una capa sobre otra. Ni ella misma encuentra bien dónde ubicarlo: “No me gusta encasillarme porque crecí siendo muchas cosas. Disfruto tanto el proceso creativo que agradezco no sentir que tengo que ser una sola cosa; considero que hay un método en mi locura”. ( Vea también: ¿Qué escuchar en octubre? Estos son los recomendados musicales de Laura Galindo ) A la música latinoamericana le atribuye gran parte de la emoción que impregna sus letras. Sasha compone con el corazón en la mano, la herida abierta, la voz quebrada como quien va a terapia sin haber procesado del todo sus emociones. Para ella, esa “pasión” viene de ser colombiana.

Entre risas y otra calada a su cigarrillo, cuenta que ese fuego emocional y expresivo de su cultura ha marcado su forma de escribir:  “Mi propósito es encontrar palabras que representen lo que la gente siente pero no puede expresar. Estoy agradecida con Dios porque creo que me dio el don de ser vulnerable en momentos en los que no todos se sienten cómodos”, dice. La cruz dorada que lleva colgada en el cuello reafirma su relación con Él. Quien ella es dentro y fuera del estudio está marcado por cómo creció en aquella casa del sur de Londres, que no tenía televisor y la obligó a refugiarse en la música. Marcado también por el apartamento pequeño al que su papá se mudó después de separarse de su madre, donde se sentaban a cantar juntos. Por las vacaciones que pasó en Colombia casi todos los años durante su infancia y adolescencia. Sasha Keable representa al máximo las dualidades que la crearon.

Habla con un tono amable, cercano, es de risa fácil e incluso podría pasar por tímida, porque cuando habla juega con su collar como si estuviera nerviosa; pero cuando toma un micrófono la historia cambia, allí le está diciendo a quien la escucha “jódete, y que se joda ella también”, como escribió en su sencillo Hold Up. Son dos caras de una misma moneda. Foto cortesía Jeff Hann. Y es que tanto su composición como su estilo, ese método y locura que mencionó, llevan años construyéndose. Aunque recientemente aparece en listas de artistas emergentes, la realidad es que lleva amando la música toda la vida, pero también renunciando a ella. Estudió en la BRIT School —la misma donde se formaron Adele y Amy Winehouse— y allí dio sus primeros pasos en la industria musical. Con un paso lento, y que en momentos incluso le costó su salud mental, se dio a conocer en una industria que poco sabía, o quería saber, de R&B, y que la intentó convertir en algo que no era. En 2013, con apenas 19 años, ya se hablaba de una joven del sur de Londres con una propuesta diferente.

Su colaboración con el dúo británico Disclosure en la canción Voices lo confirmaba: aunque el beat electrónico era la base, la voz de Sasha se destacaba por sí sola. Su presencia ante el micrófono era tan hipnotizante —con los ojos cerrados y las manos que parecen reclamar— que no dio lugar a dudas: nació para estar allí. Y es que escribir, para «la Niña»—como le decía su abuela, hoy se apoda así en redes sociales—, ha sido siempre una necesidad. Algunos respiran; Sasha compone, sin miedo ni tabúes. Habla de quienes le fallaron y de a quienes ella falló, desde una transparencia tranquila, sin reproches. “No me importa verme como una idiota si eso significa que el mensaje llega a las personas que lo necesitan. No hay vergüenza en amar desenfrenadamente, en las cosas locas que hacemos por amor. Siempre voy a intentar ser lo más honesta posible, porque siento que mis fanáticas respetan y esperan eso de mí”, comenta en ese hablar rápido que la caracteriza.

Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por La Niña (@sashakeable) Durante su carrera celebró logros, pero también vivió frustraciones profundas que la llevaron a alejarse por un tiempo de la música. En 2021 dio un paso atrás para cuidarse a sí misma, luego de haber lanzado  los EP Black Book (2013), Lemongrass and Limeleaves (2014), Man (2019) e Intermission en 2021. En 2024 llegó avanzando cinco pasos, cuando lanzó su sencillo Hold Up. Pulida, auténtica y traída a la vida por la furia de una traición, cada palabra cantada atraviesa a una Sasha que tiene los pies firmes en un mundo que tantas veces la hizo sentir insuficiente y ajena. “Si crees que te necesito, sácate eso de la cabeza, porque he aguantado sola por tanto tiempo que aguantaré un poco más”, y la canción acaba. A eso se le suma un hito especial: Beyoncé —la misma que Sasha escuchaba religiosamente en su infancia— la mencionó como uno de sus descubrimientos musicales favoritos del momento, en una entrevista con la revista GQ. Cuando se enteró pensó que alguien le estaba haciendo una broma, en su mente no era posible que la mismísima Queen B escuchara sus canciones.

Hay momentos en los que aún no lo cree, pero así fue, y es probable que así continúe siendo; 2025 ha sido el año en que el mundo —más allá del nicho británico que ya la conocía— se dio cuenta de que había una colombobritánica construyendo, con más de diez años de esfuerzos, una carrera sólida en una industria que rara vez abre espacio a nuevos sonidos. Los recuerdos de Colombia Foto cortesía Jeff Hann. Ahora, a sus 31 años, dice que recuerda con especial cariño Tabaco y ron, la canción de Rodolfo Aicardi, porque era en diciembre cuando regresaba casi todos los años a Medellín a visitar a su familia. De Colombia tiene recuerdos tan hogareños como nostálgicos, que incluso la impulsan a decir que viviría aquí ya mismo si no tuviera asuntos pendientes en otras partes del mundo y que, cuando eventualmente tenga hijos, espera que puedan correr en la misma tierra verde que la recibía a ella año tras año, y hablar español como si fueran locales. Mientras eso sucede, honra sus raíces con un “Dios he tratado” tatuado en la pierna izquierda y una promesa de trabajar en producir música en español. En un comienzo pensó que debía presentarse como reguetonera, pero en su corazón sabía que eso no era lo que verdaderamente quería hacer con su sonido. “Lo disfruto mucho, pero no es quien soy como artista”, aseguró. Hoy, su proceso es una exploración que la lleva de vuelta a esa adolescente obsesionada con la música de RBD durante sus vacaciones.

Dice que quiere descubrir cómo sonaría Sasha Keable en su versión más colombiana y que su música, sin importar el género, sea una extensión honesta de ella misma y de su herencia, de aquella alegría y tranquilidad con la que recuerda sus tiempos en el país. El aquí y el ahora Foto cortesía Jeff Hann. La vida se ha sentido un poco más ligera para la Niña últimamente. Hace un tiempo contó en una entrevista con Apple Music que le costaba disfrutar de sus primeras canciones porque únicamente podía recordar cómo se sentía emocionalmente en ese entonces pero, aunque agotada, ahora las escucha desde un lugar de mucha más gratitud y tranquilidad. El tiempo que se tomó sanó en ella espacios que ahora se llenan de creatividad y nuevas ideas. Act Right, su más reciente EP, es una muestra al mundo de un sonido que la define y del cual se siente orgullosa. A lo largo de siete canciones, Sasha recorre sin pausas lo que significa perderse y reencontrarse dentro de una relación amorosa. Por ejemplo, con Act Right, la primera canción que escribió para este proyecto, liberó la rabia que cargaba tras una ruptura. 

La compuso en un solo día de estudio en Los Ángeles, y supo de inmediato que sería su sencillo principal. WHY es una manifestación, una oración y una profecía. “Dios sabrá qué hice para merecer esto, porque tú has estado a mi lado y se que nunca encontraré a alguien mejor”.  Siempre ha soñado con ser amada y cuidada de una manera que va, incluso, mucho más allá de lo romántico. Le puso sonido al dolor, lo escribió, lo soltó y se lo entregó a sus fanáticos. “Fue muy doloroso escribir este proyecto, pero estoy agradecida de haber atravesado ese sentimiento porque significa que ahora otras personas entienden una parte de lo que estaba pasando en mi mundo”, comenta. También afirma que vale la pena esa vulnerabilidad si esto permite que quienes la escuchen le escriban para comentarle que su música los acompañó durante momentos difíciles. Y como consecuencia de ese trabajo honesto, llegaron los aplausos. Dazed, la revista británica, tituló diciendo que “el tiempo de Sasha es ahora”. Rolling Stone la agregó en un listado de mejores canciones para conocer. “Siento que estoy en un momento muy emocionante de mi carrera”, dice con una sonrisa mientras se está acabando su cigarrillo y se prepara, una vez más, para entrar a grabar al estudio en Los Ángeles. Agrega que únicamente quiere entregarle más música a sus fanáticos, pero no necesariamente un álbum, no siente presión por hacerlo, aunque sea algo que esté en el horizonte. Y mientras tanto, compone y prepara su próximo viaje a Colombia, a donde regresará pronto, después de dos años sin pisar su casa. También le puede interesar: Entre Bach y el rock, estas son las canciones que inspiran a Ara Malikian

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