En el universo de Ryan Murphy, prolífico creador de series de televisión, las mujeres no piden permiso, sino que conquistan. En Todo vale (All’s Fair en su título original), lo hacen entre despachos elegantes, juicios mediáticos y conversaciones agudas que, bajo la superficie, hablan de algo mucho más íntimo: la fuerza silenciosa de la reinvención. Entre ellas, Kim Kardashian y Naomi Watts se convierten en polos complementarios de un mismo mensaje: el poder puede ser imperfecto y, a la vez, profundamente humano.
En esta serie, Murphy vuelve a hacer de la televisión una vitrina de mujeres complejas, brillantes y poderosas. Pero esta vez, el desafío es doble: equilibrar la distinción con el filo y la empatía con la ambición.
En el centro de ese universo de abogadas de divorcio que defienden, reconstruyen y desafían, dos nombres sobresalen con fuerza propia: Kim Kardashian, que sorprende como actriz en su papel más exigente, y Naomi Watts, que aporta su madurez interpretativa a un elenco que incluye también a Glenn Close, Niecy Nash-Betts, Teyana Taylor y Sarah Paulson.
Y aunque la serie intenta seducir con su mezcla de poder, deseo y polémica, la crítica no ha sido del todo benévola con ella, donde se ha dicho que termina atrapada en su propio artificio. El consenso de algunos medios es que la serie se siente más preocupada por el escándalo que por la sustancia.
Parte de la prensa especializada ha dicho que es visualmente atractiva pero emocionalmente vana, dejando la impresión de un drama que busca impactar a toda costa, sin lograr conectar del todo con una audiencia que esperaba algo más que pura apariencia, aunque esa impresión no es universal, ya que otros han halagado la misión principal del programa: entretener.
Entrevista con las protagonistas de Todo vale
En su encuentro con Diners en Los Ángeles a propósito del lanzamiento de esta nueva producción, ambas dieron declaraciones firmes y reflexivas, en las que revelan no solo el alma del proyecto, sino también lo que ocurre cuando la ficción se entrelaza con la biografía, demostrando que son la alianza inesperada que redefine el poder femenino en esta historia.
En Todo vale descubrimos que el vínculo de Kim Kardashian con el derecho y las leyes en general no es nuevo, pero aquí adquiere otra dimensión al interpretar a una abogada de divorcio en la serie, donde inevitablemente evoca la sombra de su padre, Robert Kardashian, uno de los nombres más respetados de la abogacía estadounidense en los años noventa.
“Tuve la suerte de hablar con mi papá sobre mi deseo de estudiar derecho”, recordó. “Siempre me fascinaba verlo trabajar en casos importantes. Me metía a su oficina, revisaba fotos de la escena del crimen, hacía cosas que no debía. Él sabía que me interesaba, pero me desalentó. Me decía: ‘Te conozco, esto te va a estresar mucho’. Pero creo que estaría muy orgulloso de mí hoy. Me habría ayudado con los estudios, habría sido mi compañero de repaso”, agrega.
Kim sonríe al recordar que, entre toma y toma, llevaba consigo las tarjetas de estudio de sus exámenes de derecho. Glenn Close, con la autoridad de una leyenda, confirmó la anécdota: “Durante los tiempos de cámara, ella estudiaba; tenía sus tarjetas de repaso siempre a mano”. Y Kim añadió entre risas: “Hasta les pedí que me hicieran preguntas para ver si recordaba todo”.
¿Kim Kardashian como abogada?
La naturalidad con la que habla de su disciplina contrasta con la frivolidad con que algunos aún la encasillan. Pero aquí, en este contexto, Kim Kardashian se muestra como una mujer que transforma el espectáculo en un espacio de rigor. No busca que se le perdone el pasado mediático; más bien, lo asume como parte del trayecto hacia un nuevo tipo de exposición: una en la que el trabajo pesa más que el titular.
Naomi Watts, en cambio, llega a Todo vale desde un lugar de plenitud artística. Después de trabajar con cineastas como David Lynch o Alejandro González Iñárritu, confiesa que entrar en el universo de Ryan Murphy fue como abrir una nueva puerta.
“Cuando Ryan me llamó y me hizo la propuesta de trabajar con él, no tuve que pensarlo. Es el tipo de creador que no teme darles a las mujeres papeles formidables”, dijo. “En la mayoría de los proyectos, vas al set con un grupo de hombres, y si hay otra mujer, probablemente están enfrentadas. Aquí no: todas apoyamos a las demás, y eso lo hace muy especial”.
Watts, que interpreta a una de las socias del prestigioso bufete femenino donde transcurre la serie, destaca el poder colectivo que Murphy otorga a su elenco. “Las mujeres necesitan ver reflejadas sus historias en todas las edades. Somos la mitad de la población y nuestros relatos importan en cada etapa de la vida. Me encanta que Ryan no le tema a eso. En este grupo hay juventud, experiencia, maternidad, resiliencia. Es un retrato amplio y, al mismo tiempo, profundamente humano”, afirma.
Del glamour a la vulnerabilidad
En la ficción, Todo vale es encanto y conflicto a partes iguales, pero Kim Kardashian subraya que, detrás de los vestidos impecables y los despachos brillantes, hay un discurso sobre reconstrucción emocional.
“Todos necesitamos apoyo, no solo las mujeres”, dijo al cuestionarse si el sistema sigue estando en su contra. “Cuando pasas por una separación o una ruptura familiar, estás en tu punto más bajo, más frágil. En la serie tratamos de mostrar cómo esas personas pueden recuperar su confianza, cómo un abogado puede ser un puente hacia su nueva vida”, asegura.
Kardashian no habla desde la teoría, ya que su experiencia personal marca su perspectiva: “Mis padres se divorciaron cuando yo tenía diez años de edad. Viví eso como hija, y luego lo viví como madre. Es distinto separarte sin hijos que hacerlo cuando hay familia de por medio. Pero aprendes que vas a estar bien, descubres quién te apoya de verdad. Esa es la lección más grande: que siempre hay reconstrucción”.
Naomi Watts complementó esta idea: “Lo que me atrae de esta historia es precisamente esa noción de mujeres ayudando a otras mujeres a rearmarse. No es solo un drama legal, es una serie sobre segundas oportunidades”.
El poder femenino en Hulu
Kardashian reconoce que su preparación fue un reto técnico y emocional para lograr el equilibrio entre la abogada y la empresaria. “Sabía que trabajaba con mujeres que son las mejores en lo que hacen, por lo que no podía llegar sin preparación. Mi prioridad fue no hacerles perder el tiempo. Aprendí viéndolas, observando cómo vivían su oficio”.
Naomi Watts, testigo directa de ese esfuerzo, no escatimó elogios para su compañera de set: “Kim es la persona más tranquila que he conocido, lo cual es increíble considerando la magnitud de su vida. La multitarea que maneja es impresionante: estudiaba derecho, rodaba escenas, atendía su empresa y a sus hijos… todo al mismo tiempo. Nos dejaba sin palabras”.
Al preguntarle por qué decidió combinar la actuación con la abogacía, Kardashian fue contundente: “No hay momento perfecto. Si esperas, te paralizas. Ryan Murphy me llamó, y no se le dice que no a Ryan Murphy. Y con respecto a la ley, sentí que necesitaba hacerlo por mí misma. Siempre tenía que pedir ayuda a un abogado para entender un caso, y me cansé de depender de intermediarios. Quería hacerlo por mí misma”.
Esa mezcla de determinación y pragmatismo se ha vuelto parte esencial de su imagen actual. Ya no solamente es la empresaria de la moda o la estrella de realities; ahora es la mujer que convierte cada disciplina en un espacio de aprendizaje público.
Naomi Watts y el nuevo capítulo de su carrera
Para Watts, Todo vale es una serie que define una reafirmación. “No me gusta repetirme. Cada proyecto tiene que enseñarme algo nuevo”, confesó. “Aquí aprendí a soltar el control, a trabajar en equipo desde otro lugar. Al principio me intimidó estar rodeada de tantas personalidades fuertes, pero luego entendí que eso era, precisamente, lo que hacía grande este proyecto”.
La actriz, que acaba de concluir su cuarta colaboración con Murphy, subraya que el director ha construido una “comunidad creativa en la que las mujeres no son musas ni víctimas, sino un motor narrativo”. En su opinión, el éxito de Todo vale no radicará solo en su elenco estelar, sino en que “pone el foco en las heridas y triunfos de un género que rara vez se muestra sin filtros”.
La complicidad entre las protagonistas se refleja en su discurso. Niecy Nash-Betts lo resumió con humor: “Después de dos divorcios, aprendí que no conoces a alguien de verdad hasta que te separas. Pero también aprendí que necesitas a tus hermanas. Ellas te sostienen”.
Kardashian completó la idea tras su experiencia: “Creo que descubres quién es una persona cuando no obtiene lo que quiere. Ahí se ve la verdadera naturaleza humana. Y esa mirada directa, sin susceptibilidades débiles, condensa el tono de la serie como lo ideó Ryan Murphy: elegante, pero con la dureza de la verdad emocional”.
Watts concuerda con la idea de Kim, y añade que el compañerismo y el trabajo en equipo son claves para salir adelante en cualquier proyecto. “Lo más hermoso es que, aun cuando se trate de abogados y casos, lo que contamos es cómo las mujeres se reconstruyen unas a otras. Hay competencia, sí, pero también lealtad. Esa mezcla de ambición y solidaridad es lo que la hace efectiva”.
Entre la pantalla y la vida real
Para estas artistas, famosas en el ámbito mundial, parte de esta trama les recuerda cómo las actrices manejan la exposición mediática. Por su lado, Kardashian muestra esas vulnerabilidades en un entorno de vida que ha sido mayoritariamente público. “Todas las personas que me han hecho daño me ayudaron a ser más fuerte, y todas las que me apoyaron también. No me arrepiento de mi camino. Cada etapa me enseñó algo, incluso los errores”.
Por su parte, Naomi Watts explicó su relación con lo mediático de manera muy serena: “Para mí, es importante dejar en claro que la imagen pública por mi profesión es parte del trabajo. Pero al final del día, regreso a casa, a mi familia, a mis amigas de treinta años, a las cenas donde decimos la verdad. Esa es la vida real. Y si volvemos para otra temporada, sé que este grupo se quedará unido mucho tiempo”.
En Todo vale, el drama legal se convierte en una metáfora de supervivencia, de cómo un grupo de mujeres redefine el poder desde la empatía. Kim Kardashian se muestra más humana que nunca, Naomi Watts se ve tan luminosa como lo ha sido siempre en su carrera, mientras que Ryan Murphy vuelve a demostrar que sus series no solo entretienen, sino que también construyen espejos en los que el público, tanto mujeres como hombres, se puede reconocer sin filtros.
