Una bicicleta puede cambiar el destino de una niña. Y ocurre así: una mañana de sábado, entre la niebla que enfría las casas de la Ciudadela Sucre, en Soacha, aparecen sonrientes las Niñas sin Miedo . Algunas son nuevas, pero la mayoría lleva un par de años asistiendo a esta cita semanal con la bici y, más exactamente, con el poder personal que se obtiene al aprender algo nuevo.
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Este encuentro transformador ocurre todas las semanas en el Centro de Empoderamiento de la fundación Niñas sin Miedo , creada hace tres años por Natalia Espitia, una publicista que buscaba dejar el asombro y la pasividad frente a las cifras de abuso sexual y embarazo adolescente para pasar a la acción.

Niñas que descubren el poder de pedalear en bicicleta Foto: Camilo Cerag. Ya había trabajado en otras organizaciones con algunas comunidades de Soacha y sabía de las necesidades de sus habitantes y especialmente de sus niñas. También sufrí un intento de abuso sexual en las calles de Buenos Aires cuando era estudiante. Eso me había dejado muy temerosa. Todo esto se sumó a una experiencia en el mundo corporativo en el que trabajaba como publicista.
Un día, mi jefe, al ver lo nerviosa que me ponía cuando le entregaba un informe, me preguntó: ¿tú sabes montar en bicicleta? Yo quedé completamente desconcertada pensando, ¿pero qué tiene que ver una cosa con la otra?. Tiene todo que ver. Natalia decidió, a los 27 años, aprender a montar en bicicleta y no solo superó sus temores, también aprendió una nueva forma de relacionarse con su cuerpo y con la ciudad. Además, encontró la respuesta a esa antigua inquietud de hacer algo útil por mujeres en situación vulnerable. Niñas que aprenden a tener voz Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de ?s??® ???????? (@ishacolombia) ¿Por qué no juntar el dominio de la bicicleta con la educación en derechos de las niñas? Al investigar so [TRUNCADO]