En el corazón del Cañón del Chicamocha reposa Jordán, un municipio que parece detenido en el siglo XIX. Sus calles empedradas se abren paso entre casonas de paredes de piedra y balcones de madera. El silencio contrasta con la fuerza del río Chicamocha que cruza el pueblo y con la vastedad del paisaje que lo rodea. Vea también: Gastronomía, aventura e historia: la ruta definitiva para disfrutar de Santander Algunos viajeros conocen a este pueblo como fantasma, pese a su historia de comercio y auge agrícola, hoy lo habitan menos de 80 personas. La mayoría de las casas permanecen cerradas y las voces resuenan en eco sobre las paredes. Desde Bogotá el viaje en carro toma entre ocho y nueve horas.
La ruta más usual es hacia Tunja, luego Duitama y San Gil, hasta descender al cañón por una vía angosta que conduce a Jordán. Ahora si lo prefiere, desde Bucaramanga el trayecto es más corto, alrededor de cuatro horas, siguiendo la carretera central hasta Los Santos y desde allí tomando el desvío hacia el cañón. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Mariana Bejarano (@mariana_bjar) El pueblo lo recibe con unas enormes letras de piedra que dicen “yo amo Jordán” y es allí donde también encontrará un sendero histórico que une Jordán con Barichara, que no es más que un camino real labrado por los guanes y conservado como patrimonio cultural. Ahora cuando se adentro al pueblo se encontrará con la plaza principal donde se levanta la iglesia de San José, de fachada sencilla pero cargada de historia.
También vale la pena cruzar el puente colgante que conecta el pueblo con los cultivos de cítricos, símbolo de una economía que alguna vez fue próspera en la región. A su vez, las antiguas casonas coloniales completan la experiencia, con puertas altas y patios internos donde aún se conserva la frescura del tiempo. Senderismo en el Cañón del Chicamocha Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Wilmer Giovanni Ayala Suarez (@wilmerayala1214) Jordán es un punto clave para el senderismo en Santander. Desde aquí se puede recorrer el Camino Real hasta Barichara, una caminata de unas diez horas que atraviesa montañas, quebradas y vestigios de la cultura guane. Otra opción es el sendero hacia Villanueva, con un recorrido de seis a siete horas en medio de paisajes áridos y vistas espectaculares del cañón. La caminata hacia Los Santos es más exigente, pues implica un ascenso de más de mil metros sobre el nivel del mar, pero ofrece panorámicas únicas de la cordillera. Estos caminos permiten comprender cómo se movían los antiguos habitantes de la región y cómo el comercio conectaba a los pueblos. Por otro lado, las opciones gastronómicas son limitadas pero auténticas.
Pequeños comedores familiares ofrecen platos típicos santandereanos como mute, cabro, carne oreada o arepas de maíz pelao. El café de la zona es reconocido por su suavidad y se sirve en tazas sencillas que acompañan la charla con los locales. En las casas de hospedaje es común encontrar comida casera preparada al momento, con ingredientes frescos del mismo cañón. Hoteles y hospedajes Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Wilmer Giovanni Ayala Suarez (@wilmerayala1214) El turismo en Jordán no existe. Aunque si va de paso le puede preguntar a los habitantes por posadas rurales que reciben a los viajeros, con habitaciones básicas pero limpias. En su mayoría son casas de familias que han acondicionado cuartos para los visitantes. Otra alternativa es hospedarse en Barichara o San Gil, donde la oferta hotelera es más amplia y variada, y desplazarse a Jordán en excursiones de un día. Para quienes buscan la experiencia completa del cañón, las fincas cercanas ofrecen hospedaje con hamacas, silencio y contacto directo con la naturaleza, como sucede con Chicamocha Ecolodge, Refugio Shangrila y Chicamocha Vibes.
Consejos para el viajero Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Hiking & Adventure (@mraltuna.wild) El calor en Jordán es intenso. La temperatura suele superar los 30 grados, por lo que es indispensable llevar sombrero, bloqueador solar y abundante agua. Se recomienda ropa ligera y zapatos cómodos para caminar en terreno irregular. El efectivo es esencial porque no hay cajeros automáticos ni buena cobertura de internet. Es útil madrugar para aprovechar el clima fresco de la mañana y evitar el sol fuerte del mediodía. Entre tanto, la temporada seca es entre diciembre y marzo, la más adecuada para visitar Jordán y recorrer sus caminos de piedra. En esta época el río se muestra más claro y los senderos no están enlodados.
Durante las lluvias, entre abril y mayo o de septiembre a noviembre, algunos trayectos se vuelven resbaladizos y el cañón aumenta su caudal, lo que dificulta las caminatas largas. Para tener en cuenta Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Weekend Colombia (@weekendcolombia.co) Jordán es un pueblo seguro y tranquilo, pero aislado. No hay hospitales ni farmacias cercanas, por lo que conviene llevar un botiquín básico y los medicamentos necesarios. La señal de celular es débil y en ocasiones inexistente. Es importante informarle a alguien la ruta de senderismo antes de salir y, de ser posible, caminar acompañado o con un guía local que conozca los caminos. La experiencia es enriquecedora, siempre que se asuma con preparación y precaución.