Cuando Pilar Quintana se fue de la selva hace 13 años con su computador y su maletica a escondidas de quien en ese entonces era su esposo y su agresor, ignoraba que su mente estallaría en historias que tendría que convertir en letras, en cuentos, en novelas. Quizá para sanar, o quizá para vengarse de la forma como una escritora sabe hacer, escribiendo. De esa experiencia en la selva han quedado esas historias que se han tenido titulos como La perra, mundialmente distribuido, y más recientemente, Noche negra .

Son historias que se encuentran bajo un mismo mundo narrativo en tiempos distintos, pero con el mar Pacífico de fondo, como un personaje más que intimida, que se admira, siempre el mar, como le dijo recientemente Tomás González. Y por otro lado, casi como un antagonista, la selva, con sus enredos y misterios, su traición transparente, esa que le dice a quien entra: de acá puede que no salgas, y si sales, sales diferente. En esta ocasión, la novela cuenta la historia de Rosa, quien decide dejar su vida cómoda en la ciudad para irse con Gene, su pareja de origen irlandés, a construir con sus propias manos una casa en la selva a orillas del mar. Pero cuando él debe ausentarse por unos días, ella queda sola en aquel paraje que aún le resulta indescifrable.
A medida que la luna mengua y las noches se oscurecen, Rosa se enfrenta a las amenazas de la ingobernable naturaleza que la rodea y también a los otros, los vecinos del lugar que saben que está sola. Su pasado, además, la acecha, y su soledad se vuelve cada vez más profunda y definitiva. (Le puede interesar: Descubra Juanchaco: ballenas, manglares y la lluvia incesante del Pacífico Colombiano ) Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Pilar Quintana (@piliquintanav) En esta nueva novela, la autora caleña ganadora del Premio Alfaguara lleva al lector a un viaje a la humedad de la selva, a las picaduras de los zancudos, a mirar el suelo en busca de alguna serpiente, y, como dice la misma Pi [TRUNCADO]