Pantaleón y las visitadoras en el Teatro Cafam

Teatro Cafam de las Bellas Artes
Avenida carrera 68 # 90-88
Funciones hasta el 30 de noviembre  de jueves a domingo
Boletería: 404 2463

Farsa truculenta. En el prólogo de su libro, el nobel de literatura Mario Vargas Llosa definió con estas dos palabras Pantaleón y las visitadoras, novela que terminó de escribir en 1974 y que un par de años después leyó el director de cine, teatro y televisión Jorge Alí Triana, quien no aguantaba la risa mientras pasaba sus páginas de humor desbordado. Basada en un hecho real, entre burlas y carcajadas, la obra cuenta las necesidades sexuales de un ejército en la Amazonia peruana que ha cometido atropellos contra las habitantes de los poblados. Para resolver el problema, sus superiores encomiendan a Pantaleón Pantoja, el oficial más eficiente en logística, para que organice un batallón de prostitutas con tácticas, tiempos, estrategias, transporte y prestaciones.

Para su adaptación, que estuvo a cargo de la hija de Triana, Verónica, escogieron el género musical, escribieron 14 canciones con un lenguaje coloquial referente al universo erótico de la historia y Andrés Cabas intervino en los versos y en las estrofas agregando la composición. Cada tema es distinto. Hay rock, drum and bass, sonidos brasileños; el folclor colombiano se manifiesta con cumbia y chalupa, y la sátira se amplifica en escenas en las que los soldados y las mujeres recitan sobre un rap marcial y de cabaret que se asocia con el género urbano.

Cuando en octubre de 2009 Pantaleón y las visitadoras se estrenó en el teatro Repertorio Español, en Nueva York, Vargas Llosa manifestó su gusto por la adaptación, que logró un tono absurdo con humor desmesurado y, al año siguiente, el equipo obtuvo siete premios de la Asociación de Cronistas de Espectáculos que incluyeron Mejor producción y dirección musical. Durante este mes de noviembre, con la codirección de Manolo Orjuela, la obra se presenta en Bogotá con un elenco protagonizado por Karoll Márquez y Ana Sol Escobar, quien durante el montaje compuso una canción que expresa el lamento de Pochita, la esposa de Pantaleón.

La coreografía, marcada por la inglesa Sarah Louise Storer, representa la sátira en movimientos exagerados que en algunos momentos hacen ver a las prostitutas como divas que chasquean los dedos y que evocan a Diana Ross cuando se presentaba con su grupo The Supremes. En un instante dejan de verse como Beyoncé o Christina Aguilera y regresan a ser las trabajadoras de la selva vestidas con uniformes militares diseñados por Fredy Porras, quien también estuvo a cargo de crear una escenografía minimalista que ambienta una historia atemporal que se burla de la rigidez burocrática y cuestiona al público. ¿Hasta dónde puede llegar un hombre obsesionado por cumplir con su deber? Esa es la gran pregunta y Triana le da su respuesta.