Antonio García Ángel escribe con la misma calma con la que observa el mundo, pero en sus páginas siempre late una tensión a punto de estallar. En Que pase lo peor, su más reciente novela, el caleño vuelve a ese territorio de la fragilidad, de las relaciones humanas y la manera en que, detrás de lo cotidiano, se asoma lo impredecible. Entre la ironía y la ternura, García Ángel ha construido una obra que dialoga con la tradición literaria, pero que nunca pierde el pulso íntimo. Y quizás por eso, cuando habla de los libros que lo han marcado, lo hace con la misma mezcla de rigor y emoción que caracteriza a su escritura.
Killshot Elmore Leonard No en vano, Elmore Leonard es el autor favorito de Quentin Tarantino, cuya película Jackie Brown es una adaptación de Rum Punch, una de las novelas de Leonard. Con asesinos despiadados, ladrones de poca monta, mujeres de armas tomar y diálogos tan naturales como divertidos, esta novela no tiene pierde. No dudo en recomendarla porque, tras leer una veintena de sus libros, considero que este es el mejor. La Habana para un infante difunto Guillermo Cabrera Infante Hubo un tiempo en que estuve embebido por completo en la obra de este inmenso autor cubano y, de todos sus libros, escogería esta memoria novelada de los años anteriores a la Revolución. En él, el autor nos pasea por sus años mozos en esa Habana desaparecida, haciendo gala de su estilo lleno de juegos de palabras, calambures y retruécanos. A lo largo de cada página, Cabrera Infante se entrega a la nostalgia, pero sin renunciar a su ingenioso sentido del humor.

El castillo Franz Kafka El más kafkiano de todos los libros de Kafka, mi escritor favorito, es esta historia en la que un agrimensor llega a hacer un trabajo en las inmediaciones de una misteriosa edificación llamada el castillo. A diferencia de Joseph K., que no se puede sustraer al juicio que se le sigue en El proceso, el agrimensor podía tomar el tren de vuelta y renunciar, pero persiste y se hunde en un laberinto burocrático. Me encanta. Summa de Maqroll el Gaviero Álvaro Mutis Antes de Mutis, yo tenía sensibilidad de leñador para la poesía. El primer poema suyo que leí fue “Canción del este” y, a partir de ese momento, algo cambió en mi interior: había disfrutado y entendido un género que para mí era esquivo. Me entregué por completo a ese mundo de maquinarias herrumbrosas, lluvias incesantes sobre los cafetales, hospitales abandonados y hoteluchos en puertos desvencijados, con una fascinación que me abrió las puertas al resto de la poesía.
Le estaré eternamente agradecido. Ficciones Jorge Luis Borges Podría haber escogido cualquier libro suyo, pues todo lo que escribió y dijo Borges, aun lo más frívolo, es inmortal, pero quizás sea este libro de cuentos en el que más brilla su imaginación. He vuelto a él muchas veces y me sigo sorprendiendo con prodigios como “Funes, el memorioso”; “Pierre Menard, autor del Quijote”, y “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”. En mi corazón tiene un lugar especial “La muerte y la brújula”, pues combina su genio con el relato policial. También le puede interesar: BOG25, la bienal que reinventa el arte en Bogotá y convierte la ciudad en un museo abierto