¿De verdad es necesario tomar electrolitos?

Revista Diners
Antes de dejarse llevar por la moda de las bebidas ricas en electrolitos, hay que entender qué son y cuándo realmente se pueden usar. En primer lugar, los electrolitos son minerales, como por ejemplo, sodio, potasio, calcio y magnesio, que cargan una corriente eléctrica diminuta pero vital. Esta electricidad mueve el agua en el cuerpo, regula la presión sanguínea y permite que los músculos se contraigan sin desmayarse en el intento. Aunque la ciencia médica ha usado soluciones electrolíticas desde principios del siglo XX, fue en los años sesenta cuando se sintetizaron para el consumo general. Así nació Gatorade, la primera bebida comercial de este tipo, inventada para los jugadores de fútbol americano de la Universidad de Florida.
Sin embargo, no hace falta una fórmula mágica para obtener estos minerales. El potasio, por ejemplo, abunda en bananos, espinacas y aguacate. El calcio vive en los lácteos, las almendras y hasta en la col rizada. El sodio y el magnesio no faltan si se cocina con sal y se come una dieta equilibrada. Eso quiere decir que si se alimenta bien, probablemente ya tiene lo que necesita en términos de minerales.
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Entonces, ¿por qué medio mundo camina con una botella fluorescente en la mano? Porque la televisión lo ha mostrado con Messi y Cristiano, dos de los máximos exponentes del fútbol, quienes las beben después de correr 90 minutos a velocidad de vértigo. Maratonistas y ciclistas de élite también lo hacen, cuando están completamente emparedados en sudor, con las pulsaciones sobre 180 bpm y los músculos marcados al límite.
Y está bien, ellos pueden tomar electrolitos porque han expuesto el cuerpo a condiciones extremas, entrenamientos que no se parecen en nada a la clase de zumba de los jueves o a la caminata con el perro. Sudan literalmente litros. Pierden sales y sus cuerpos necesitan reposición inmediata y precisa para no colapsar.
Pero si usted no terminó empapado en sudor, si no subió el cerro dos veces o hizo spinning en ayunas, esa botella con electrolitos no le hace falta. De hecho, puede que no le haga ningún bien.
¿Cuándo no debo consumir electrolitos?
Para la mayoría de las personas, estas bebidas no causarán un daño grave si se toman de vez en cuando. Pero tomarlas a diario, como si fueran agua purificada, puede traer complicaciones.
Si su cuerpo está sano y usted no se esfuerza físicamente de manera prolongada, entonces los minerales que necesita llegarán a través de la alimentación. Y si sobran minerales, sus riñones se encargan de equilibrarlos. Allí, en lo profundo del abdomen, los líquidos pasan, se filtran, y los electrolitos se reabsorben o se eliminan, como un buen filtro natural.
Además, el cuerpo cuenta con una red hormonal que actúa conforme a su estado de salud. La aldosterona, por ejemplo, es una hormona liberada por las glándulas suprarrenales que vigilan el nivel de sodio en sangre. Si falta, retienen más. Si sobra, eliminan. Así, sin que usted haga nada, su cuerpo regula sus propios líquidos vitales.
Y si ese día no entrenó, no hubo calor excesivo, ni diarrea ni vómitos, entonces no hay razón para que su sistema se altere. No se va a deshidratar porque no se metió electrolitos embotellados, confíe en su cuerpo porque está mejor diseñado de lo que cree.
¿Cuándo tomar electrolitos?
Ahora bien, si usted lleva más de una hora haciendo ejercicio intenso, sin parar y sudando a mares, entonces puede tomar electrolitos. No lo piense demasiado. El sudor se lleva agua, sodio, cloro y potasio, por eso al final de un entrenamiento se debe reponer lo perdido y quién no lo hace puede sufrir de calambres, fatiga extrema y desmayos.
Pero si apenas trotó 20 minutos, si sudó ligeramente o si su ejercicio fue más mental que físico, los electrolitos pueden esperar. Lo mismo aplica si su entrenamiento fue moderado y tomó agua. No hay necesidad de añadir lo que su cuerpo ya tiene.
Otra excepción válida es cuando ha estado mucho tiempo bajo el sol, siente mareo o boca seca y el cuerpo pide agua a gritos, prácticamente cuando está a punto de tener un golpe de calor, en ese instante los electrolitos lo ayudarán a rehidratar.
Lo mismo ocurre con un episodio de diarrea o vómito por intoxicación. Si no puede comer y todo lo pierde, una bebida con electrolitos es una aliada sensata para no caer en un desequilibrio peligroso.
Si ignora las recomendaciones básicas…
El problema de abusar de estas bebidas no es solo el gasto innecesario, sino que puede dañar sus riñones. Si estos no están funcionando bien por edad, enfermedad o sobrecarga podrían no filtrar el exceso, y usted terminaría con más electrolitos de los necesarios, lo que desequilibra todo el sistema.
Además, muchas de estas bebidas están cargadas de azúcares. Lo que parecía una bebida saludable puede aportar más calorías que una gaseosa. A eso súmele que son ultraprocesadas, con colorantes, saborizantes y edulcorantes que su cuerpo no necesita, y que su garganta probablemente no agradece. Una bebida azul neón o rojo fluorescente no es marketing.
¿Cómo hacer una bebida con electrolitos casera?
Si quiere reponer electrolitos de forma natural, puede hacer en su casa con ingredientes básicos. Para crear esta bebida casera de un litro, necesitará:
– 1 litro de agua
– 6 cucharaditas rasas de azúcar
– 1/2 cucharadita rasa de sal
Para la preparación tan solo debe revolver todos los ingredientes hasta disolverlos. Esta fórmula ha salvado vidas en zonas de emergencia y sirve igual para un resfriado, un día de mucho sol o una tarde después del fútbol con la gente del barrio.