La poderosa Simone Biles, la gimnasta que se retiró de los Olímpicos para cuidar su salud mental

La mejor gimnasta de la historia no participó en 4 competencias en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio para proteger su salud mental.
 
La poderosa Simone Biles, la gimnasta que se retiró de los Olímpicos para cuidar su salud mental
Foto: Foto Salty View / Shutterstock
POR: 
Sandra Martínez

El pasado 27 de julio, en el centro de gimnasia de Ariake, la estadounidense Simone Biles, quien apareció con su sonrisa habitual, lucía una trusa brillante azul, blanca y roja, para dar su primer salto en la final por equipos de gimnasia artística.

Miró hacia todos lados, suspiró y corrió. Sin embargo, nada salió como esperaba. La atleta de 1,42 metros de estatura “se perdió en el aire”, expresión utilizada en esta disciplina para explicar que desaparece su punto de referencia y no sabe dónde está. 

Biles no pudo completar un giro en el aire y trastabilló al caer. La calificación obtenida fue baja para su habitual rendimiento: 13.766 puntos. Ella se veía intranquila y salió a paso rápido junto a sus entrenadores franceses Cecile y Laurent Landi.

¿Qué le pasó a la deportista más esperada?

En ese momento, toda la gente se hacía la misma pregunta: ¿qué le había pasado a la deportista más esperada en estos inusuales Juegos Olímpicos de Tokio? Aquella que había ganado cuatro medallas de oro en los Juegos de Río 2016 y ha sido campeona mundial de gimnasia cinco veces.

Un periodista se apresuró a decir que, seguramente, se habría lesionado el tobillo. Al rato, Biles apareció con la chaqueta blanca del equipo, animando a sus compañeras, pues decidió retirarse de la competencia. Estados Unidos, finalmente, obtuvo la medalla de plata y las rusas se llevaron el oro. 

Simone Biles, Juegos Olímpicos de Tokio
Foto A. Ricardo / Shutterstock

Luego, Biles, de 24 años, dio una rueda de prensa, no tenía ninguna lesión física y en un hecho desacostumbrado decidió hablar del tema mental. “Pon la salud mental primero. Si no lo haces, no vas a disfrutar el deporte ni a triunfar tanto como quieres. Así que a veces está bien salirte, incluso de las grandes competiciones, para enfocarte en ti mismo, porque muestra cuán fuerte eres como competidor y la persona que en realidad eres”, aseguró. 

La inquietud siguiente era si participaría en las otras categorías en las que también clasificó: el concurso general individual, barras asimétricas, suelo y barra de equilibrio. “Ya veremos, lo decidiremos, día a día”, dijo tranquila. Al final, no participó en ninguna, salvo en la prueba de barra de equilibrio, competencia en la que se llevó la medalla de bronce.

Una lección para todos

Biles recibió el apoyo de millones de personas por poner sobre la mesa un tema del que poco se habla, como la salud mental de los deportistas. Desde la ex primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, hasta deportistas como el nadador Michael Phelps y cantantes como Taylor Swift le dedicaron mensajes de aliento. Swift le escribió: “Lloré al verte. Me siento afortunada de haberte visto durante todos estos años, pero esta semana fue una lección de inteligencia emocional y resiliencia. Todos aprendimos de ti”. 

La atleta, que es muy activa en sus redes sociales, contó que una tía había fallecido mientras competía en Tokio. “Al final del día la gente no sabe por lo que atravesamos los atletas. No solo somos entretenimiento, somos humanos”, dijo. 

En la serie documental Simone vs Herself, transmitida por Facebook Watch Original y grabada antes de los Juegos Olímpicos de Tokio, develó su lado más humano y cómo la pandemia la había afectado. “Nunca había tenido tanto tiempo para estar sola con mis emociones y sentimientos (…) A veces comienzo a pensar demasiado las cosas, me siento ansiosa y nerviosa”, se le escucha decir, y a lo largo de cinco capítulos asegura, en repetidas ocasiones, que la presión que siente es demasiada porque todo el mundo espera que sea la mejor. 

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Su entrenador Laurent Landi explica en el mismo documental que “la gente cree que Simone es perfecta. Pero no es una máquina, es un ser humano. Y se olvidan de lo difícil que es todo esto”, asegura.

Lo cierto es que la incertidumbre de la pandemia, el aplazamiento de los juegos, el hecho de que su familia no pudiera ir con ella a verla competir, como siempre suele hacerlo, y la falta de confianza que empezó a sentir le pasaron factura y le generaron los bloqueos espaciales en medio de sus ejercicios, que pueden ser mortalmente peligrosos. 

¿Por qué es única?

Simone Biles nació el 14 de marzo de 1997 en Columbus, Ohio. Su madre biológica, Shanon, era alcohólica y adicta a las drogas, al igual que su padre, Kelvin, quien decidió marcharse de la casa. Así que los servicios sociales tuvieron que intervenir para llevarse a sus cuatro hijos –Tevin, Ashley, Simone y Adria–, a un hogar de paso. Hasta que su abuelo materno Ron, sargento retirado de la Fuerza Aérea, y su segunda esposa Nellie, enfermera inmigrante de Belice, decidieron adoptar a Simone y su hermana menor Adria. Vivían en Spring, Houston, y ya tenían dos hijos más, Ron Junior y Adam. 

Un día, por casualidad, cuando Biles tenía tan solo 6 años, un viaje escolar se canceló por mal tiempo y los profesores decidieron ir, en cambio, a Bannon, un centro de gimnasia artística. Fue amor a primera vista. La niña hizo algunos saltos espontáneos con mucha naturalidad, empezó a imitar a las gimnastas y los instructores quedaron impresionados. Así que enviaron una carta a su casa solicitándole a sus padres que entrara al centro. Y así lo hizo. Dos años después, la entrenadora Aimee Borman la descubrió. Comenzó a entrenar treinta horas a la semana y a hacer homeschooling

“Intocable”

En 2013 Simone obtuvo su primera medalla de oro en un campeonato nacional y desde entonces ha sido “intocable”. Meses más tarde, con solo 16 años, también se llevó la medalla de oro en el campeonato internacional. 

La atleta ha confesado en varias ocasiones que lo que más le gusta de la gimnasia es que no hay límites ni barreras, básicamente puede crear lo que quiera. Y en eso no hay quien le gane. Biles es pura fuerza y potencia.

Varios ejercicios llevan su apellido porque fue la primera en realizarlos en una competencia mundial, como un salto doble mortal extendido hacia atrás con medio giro o un doble salto mortal hacia atrás con triple pirueta. Ella vuela, literalmente, por los aires y lo hace parecer fácil, pero son elementos de dificultad máxima. Cosas imposibles. 

Con esa misma determinación y persistencia, en 2019 decidió que haría el doble Yurchenko, un salto que nunca se había hecho en una competición femenina por lo peligroso de su ejecución, pues la atleta salta de espaldas en el caballete para luego hacer un giro con las piernas estiradas.

Cuando un periodista le preguntó en la rueda de prensa por qué se aventuraba a hacer ese salto tan riesgoso, ella solo sonrió y dijo “porque sé que puedo hacerlo”. 

Biles, sin duda, es como la suelen llamar los estadounidenses, GOAT, cabra en inglés y acrónimo de Greatest of All Time (la más grande de todos los tiempos). Por eso en sus trajes siempre lleva bordado este animal, que hace poco se convirtió en su propio emoji en Twitter (es la primera mujer que lo tiene). Nadie después de la rumana Nadia Comaneci, la primera en obtener un diez olímpico en 1976, había dado tanto de qué hablar en gimnasia. 

Empoderando a las mujeres

En 2016, tres semanas después de finalizar los Juegos Olímpicos de Río, dos gimnastas salieron a denunciar por abuso sexual al médico Larry Nassar, quien trabajaba en el centro de entrenamiento Karolyi, en Texas. Con el paso de los meses aparecieron más y más testimonios de víctimas. 

En una entrevista en Vogue, Biles cuenta lo difícil que fue procesar esta situación para ella. En primer lugar, no quería decirle nada a su familia, se irritaba cada vez que le preguntaban por el tema. Luego se mudó a vivir sola.

“Estaba muy deprimida. Y dormía mucho, porque era lo más cercano a estar muerta, sin hacerme daño. Era como un escape de todos mis pensamientos y del mundo con el que estaba lidiando. Fue una época muy oscura”, afirmó. 

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Finalmente, en enero de 2018, en medio del movimiento femenino #MeToo, escribió en Twitter un mensaje que decía: “La mayoría de ustedes me conocen como una chica feliz, energética y risueña. Pero últimamente me he sentido devastada. Y cuanto más trato de apagar la voz en mi cabeza, más fuerte grita (…) Es increíblemente difícil revivir estas experiencias, y me rompe el corazón aún más pensar que mientras trabajo hacia mi sueño de competir en Tokio 2020, tendré que regresar continuamente a las mismas instalaciones de entrenamiento donde fui abusada”. A los pocos días cerraron el centro Karolyi y el médico Nassar fue condenado a cadena perpetua. 

Poderosa por todos lados

Esto le demostró una vez más cuán poderosa es su opinión y desde entonces es más consciente de eso. Y ha utilizado su voz para cambiar cosas en la gimnasia, luchar ante las injusticias, el racismo e inspirar a las jóvenes a ser ellas mismas.

“Creo que su superpoder es la resistencia. Resiste a un sistema, a los estereotipos, la manera como compite es resistencia. Las atletas mujeres no tienen confianza, al menos de la misma manera que un hombre la tiene. Se supone que no pueden presumir de ellas mismas, no pueden tener su propio cuarto, no pueden tener el poder. Pero Biles hace todo lo que se supone que no se debe hacer. Así que tener la cabra en lentejuelas sobre sus trajes es un gran recordatorio para las mujeres que está bien ser poderosas, porque hay muchas cosas en la sociedad que nos muestran que no está bien, que es mejor que nos disminuyamos para hacer sentir a los demás cómodos, y ella no va a hacer eso”, explica la periodista deportiva Jemele Hill en el documental Simone vs Herself. 

Foto Leonard Zhukovsky / Shutterstock

Por lo pronto, según un artículo del New York Times, Biles iniciará su gira posolímpica solo para mujeres llamada GOAT (Gold Over American Tour) de manera independiente y sin la Federación de Gimnasia de Estados Unidos (USA Gymnastics) en septiembre.

Y, seguro, buscará tiempo para descansar y tener una vida más normal en su nueva casa, en Spring, Texas, junto a su novio Jonathan Owens, jugador de fútbol americano que conoció por Instagram en medio de la pandemia, y sus dos bulldogs, Lilo y Rambo. Y quizás empiece a pensar en el retiro, porque Simone Biles comienza a sentirse cansada y a cargar el peso de la perfección. Al fin y al cabo, ya hizo historia y consiguió logros que, simplemente, parecían imposibles. 

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agosto
31 / 2021