“Concibo la literatura como diversión”, Manel Loureiro

Óscar Mena
Cuando la tormenta pase es un thriller que sigue la vida de Roberto Lobeira, un escritor que tras su debut exitoso en el mundo de la literatura, decide viajar a la isla de Ons -en la costa atlántica gallega- para encontrar la inspiración necesaria para su próxima novela. Sin embargo, nada más llegar los habitantes le dan una extraña bienvenida que lo conduce a una serie de eventos y tensiones que están a punto de estallar en su presencia.
La historia de Manel Loureiro tiene un ritmo frenético que obliga al lector a terminar el libro en una sentada. Con frases cortas, descripciones claras -casi de guion de televisión-, el autor español logra conducirlo a la aventura que lo hará alejarse del mar por un tiempo.
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Además de su protagonista, el thriller ofrece una docena de personajes que se enriquecen con la experiencia propia del autor, en donde se puede ver el odio, la codicia y la venganza en un solo lugar.
En Diners conversamos con Manel Loureiro sobre la Cuando la tormenta pase y su proceso creativo para crear la novela ganadora del premio Fernando Lara 2024, entregada en España por la Editorial Planeta, en colaboración con la Fundación AXA.
¿Cuál es el detonante que le hizo escribir ‘Cuando la tormenta pase’?
En primer lugar me fascinaba el espacio físico de la isla con miles de turistas en verano, pero en invierno se queda vacío, es un lugar que queda incomunicado con tierra durante semanas por las tormentas. Es un sitio que se comunica en barco y la electricidad está racionada y eso en frente de una de las costas más turísticas y más visitadas de España es una locura.
Además también me emocionaba la historia de los pequeños conflictos rurales, eso de pueblo chico infierno grande, que si nos llevamos mal tu y yo basta con no cruzarnos, pero la ira dentro de una comunidad pequeña explota de una manera violenta, a veces vez una masacre en tal pueblo y te preguntas cómo es posible, y pasa en todo el mundo.
Siempre me fascinaron esas historias y lo primero que hace una persona en esa situación es salir corriendo para no quedar en medio y acto seguido sería avisar a las autoridades de lo que ocurre y ¿si no puedes? y ¿si no puede avisar a las autoridades? y ¿si eres el detonante involuntario de lo que va a suceder? Ahí esos conceptos me encontré con el inicio de Cuando la tormenta pase.
Cuál es el secreto para que los lectores se sientan atrapados a la novela
En el fondo lo que quiero hacer es contar historias que sean entretenidas. Concibo la literatura como diversión, como evasión, que cuando estés leyendo te olvides de tus problemas y te caigas dentro del libro. Creo que el thriller es el vehículo perfecto porque tiene un ritmo frenético y giros sorprendentes hacen que te veas arrastrado por la historia.
El secreto es conocer los resortes narrativos que hacen funcionar una historia y después cuando estás escribiendo estar pensando que quien vaya a llegar a la historia se sienta envuelto por la historia y que no la pueda dejar hasta llegar al final.
Tenemos un personaje al que le pasa de todo y se siente la historia como ver una serie o una película…
Tú has crecido como yo, merendando delante de la televisión, viendo películas en el cine o en plataformas y eso hace que seamos parte de esa generación audiovisual. Eso impregna la literatura y se narra ahora de una manera más visual y plástica.
Realmente lo que hago es utilizar esos detonadores que están dentro de la cabeza del lector, porque al final cuando lees algo como Trafalgar -la primera novela de la serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós-, las pasa “canutas” para describir una batalla naval, porque ninguno de sus lectores habían estado a bordo de un barco de madera mientras le lanzaban bolas de hierro.
Pero en la actualidad el lector ya ha sido pirata del Caribe, ya ha sido un comandante, ya ha visto películas y ha estado a bordo de esos barcos y su memoria visual todo eso forma escenas. Entonces hoy en día lo que contamos es más visual, pero el secreto está en la cabeza de los lectores.
No se escribe ahora como se hacía hace 50 años, ni en los tiempos de don Benito. Ni se escribe ahora como se escribía hace 50 años. Lo único que sé es que esa literatura va a responder a los códigos de ese tiempo.
¿Qué tan fácil es conectar con esos códigos sin importar que su público sea español, estadounidense o latinoamericano?
Es fácil conectar con los códigos porque he aprendido a hacerlo. Nadie nace sabiendo y aprendes por el camino a contar historias. Es verdad que tiene que haber un porcentaje de talento -muy pequeño- y una gran dosis de trabajo y un ínfimo porcentaje de suerte. Eso hace que tengas resultados, como que te lean en Estados Unidos, en otros mercados y en otras lenguas.
Y la única manera de aprender esto es leyendo mucho y escribiendo.
¿Qué tanto hay de Manuel Loureiro en Roberto Lobeira, su personaje principal?
Hay un poco, es verdad. Dicen que los escritores narran sobre aquellas personas que conocemos. En este caso Roberto es escritor que ha dejado atrás su carrera de periodista, como yo. Es muy obsesivo a la hora de construir historias y necesita recorrer los espacios es persona, como yo, pero ahí terminan los parecidos, porque -entre otras cosas- Roberto es un antiguo periodista que tiene la sana costumbre de preguntar y volver a preguntar y cuando llegas a una isla donde está a punto de caer una tormenta a lo mejor no es la estrategia más indicada, como lo va a descubrir a lo largo de libro.
Hay cosas de mi en Roberto, es inevitable, pero después vienen cosas que enriquecen al personaje.
El sentido de justicia del personaje está muy marcado, parece hacer todo lo que es moralmente correcto…
El leit motiv de fondo de Cuando la tormenta pase es el peso de las decisiones, porque esto tiene consecuencias y porque hacer las cosas bien tiene consecuencias catastróficas. Y eso es algo que nos atañe a todos. Desde que nos despertamos tenemos que tomar la decisión de con qué es lo que nos vamos a vestir y hay otras decisiones más complejas que suponen que vas a echar a rodar un montón de piezas en el tablero de juego, que es lo que le pasa a nuestro personaje y es lo que hace rodar la historia.
Lobeiro se va a encontrar con una serie de eventos extraordinarios, cuando llega a la isla empieza a morir gente de una manera que no es capaz de entender, su lógica le dicta que tiene que haber algo más, que tiene que ser un ser humano pero hay gente en esa isla que es un ser mitológico, pero él es incrédulo porque solo cree en lo que puede ver y tocar, pero es inevitable que dude.
En ese punto, los monstruos pueden tener muchas caras y eso supone un desafío para él y para mí que lo escribo y para los lectores que estén en la historia.
¿Hay amigos o enemigos suyos dentro de ‘Cuando la tormenta pase’?
Mato muchos amigos en mis novelas y la gente me dice: “qué bien te llevas con tus amigos” y yo digo: “si tú supieses… así minimizo tensiones” (risas). Son bromas, guiños y que solo ellos entienden pero que para el resto de las personas pasa totalmente desapercibido.