Entre la calma del páramo y el ritmo tropical del valle antioqueño, Colombia ofrece espacios donde la hospitalidad también puede adoptar formas distintas. Por ejemplo, en Refugio San Felipe, el descanso se construye desde la sencillez y el respeto por el entorno; mientras que en Arde la Selva, la experiencia se proyecta hacia la celebración y el encuentro. Dos maneras de entender el viaje, unidas por una misma idea de cuidado: la del detalle, el paisaje y las personas que los habitan. Por eso, en nuestra selección de los mejores diez hoteles ara recorrer el país, hoy le contamos más sobre estos dos lugares. Refugio San Felipe Vereda Buenos Aires, La Calera. En las montañas de La Calera, a tan solo 25 minutos del casco urbano y en camino al Parque Nacional Natural Chingaza, se levanta el Refugio San Felipe, un proyecto que invita a detener el ritmo y reencontrarse con lo esencial: el silencio, el paisaje y la intimidad.
Se trata de un conjunto de refugios diseñados para propiciar desconexión, sin renunciar a la calidez de un espacio cuidado al detalle y con todas las comodidades del caso. El origen del proyecto está ligado a la historia del lugar: una antigua finca lechera que, tras la pandemia, los hermanos Sahir y Rubén Gómez transformaron en un espacio de hospitalidad que reutiliza la huella de construcciones preexistentes. Así, lo que alguna vez fueron bodegas de papa, o viviendas de trabajadores, hoy en día son dos modernas cabañas, perfectas para una escapada en pareja, y una casa para grupos más grandes; las tres viviendas dialogan con el entorno, además de estar orientadas hacia el occidente para conservar el calor de la tarde. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Refugio San Felipe (@refugiosanfelipe) La arquitectura, sobria y precisa, busca crear una experiencia sensorial.

Los amplios ventanales enmarcan los cambios de clima propios del páramo, los túneles de vidrio conectan los espacios interiores y permiten ver de cerca el vuelo de colibríes y otras especies, y por supuesto, no pueden faltar las chimeneas como ejes de cada refugio. Todo esto se hizo tratando de ser lo más respetuosos posible con el entorno e intentando no alterar la delicadeza del ecosistema. Con planes a mediano plazo que incluyen un spa y más experiencias alrededor del agua, Refugio San Felipe es un lugar perfecto para quienes entienden el placer de despertar con la neblina, observar el sol ocultarse detrás de las montañas y sentir la cercanía de un ecosistema vital como el páramo. Visitarlo también es la excusa perfecta para acercarse a Chingaza, entender su belleza y valor, caminar un poco y, quién sabe, con algo de suerte quizás toparse con algún curioso oso de anteojos o un venado. Arde la selva Km 1 vía Santa Fe de Antioquia, Anzá, Obregón.
Celebración. Esta podría ser la palabra que mejor refleja el espíritu de este hotel boutique en Santa Fe de Antioquia, que ya es considerado un referente de la hotelería sofisticada y bien curada en la región, a tan solo un año de haber abierto sus puertas al público. Celebración estética, celebración por la buena mesa, celebración de momentos especiales, celebración de la vida misma es lo que el grupo de siete socios antioqueños detrás de Arde la Selva quieren transmitir con este proyecto. Su diseño, a cargo de Isabella Yibirín, brinda a la vez privacidad y tranquilidad, o un ambiente cálido y animado que convive entre caminos de piedras, espacios robustos pero que respiran con fluidez y exuberantes jardines. Así las cosas, las villas con terrazas abiertas y piscinas privadas cobran vida a través de sus detalles de construcción en piedra y cemento macizo, todas llenas de vegetación, dejándole gran parte del protagonismo a la naturaleza.

Por su parte, los espacios comunes recuerdan pequeños oasis en medio de la selva, que arde en este caso con música y buen ambiente. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Arde la selva (@ardelaselva) La carta está inspirada en la gastronomía colombiana con toques modernos, en tanto que la coctelería con ingredientes que destilan trópico es uno de sus fuertes para disfrutar mientras se toma el sol en la piscina principal, rodeada de palmas, o en su versión de playa con arena real. Así es: playa a menos de una hora de Medellín. Una promesa bien cumplida que también se puede disfrutar en su versión “día de sol” o pasadía. Arde la Selva es también la oportunidad perfecta para visitar el legado patrimonial de Santa Fe de Antioquia y dejarse maravillar por sus montañas circundantes, el poder del río Cauca que la bordea y terminar el día viendo el atardecer con un buen coctel, buena música y los pies en el agua. También le puede interesar: La ruta continúa: Volver y Fortezza, dos restaurantes para descubrir este año