Carlos Vives: “Los computadores de hoy son los acordeones de ayer”

Mateo Arias Ortiz
Durante casi 30 años, Carlos Vives ha llevado el vallenato y los ritmos folclóricos del Caribe colombiano a un formato más cercano al rock y al pop. Y lo ha logrado con éxito en los 14 álbumes que ha publicado desde Clásicos de la provincia, en 1993, hasta Cumbiana II, que salió la semana pasada.
Es la segunda parte del álbum Cumbiana, que salió en 2020, y su concepto pretendía descubrir el origen de este género.
“Este ha sido un solo camino en el que desde el principio entendí que iba a encontrar mi modernidad a partir de mi tradición”, le explica Vives a Diners en una conversación por videollamada a propósito del lanzamiento de su nuevo disco.
“Desde que grabamos los Clásicos de la provincia aplicamos una forma nueva de tocar y grabar los instrumentos eléctricos. Cuando se tocaba un patrón de cumbia en la guitarra eléctrica, eso sonaba muy roquero”, dice Vives.
El cantante y compositor samario cuenta que cuando sacó sus primeros discos, los periodistas le pedían que definiera ese nuevo sonido que resultó de esa manera de interpretar.
“De ahí nació el nombre con el que nos bautizaron: el pop tropical. Hasta ese momento, en la industria musical, estos dos conceptos se manejaban por aparte: una cosa era la música del caribe y otra, la balada pop. Esa frontera se desdibujó y nació un sonido colombiano nuevo que llamó la atención porque se sintió como algo muy natural”, agrega.
Además, el cantante explica que ese proceso fue igual en otros tipos de música. “El rock and roll vino de géneros raizales como el blues. Nació de poblaciones tan humildes como las nuestras. Eso es una prueba de que esa exploración es el camino. Los computadores de hoy pueden ser los acordeones de ayer”.
“No es fusión, es otra cosa”

Sin embargo, según Vives, no debería definirse su música desde el término de la fusión. “No se puede decir que Carlos Vives mezcló el vallenato con el rock. Yo no cogí nada de afuera para ponérselo a lo de adentro. No funciona así. Yo electrifiqué patrones de nuestros propios sonidos”, explica.
Para él, no es tan correcto decir que estos experimentos son mezclas, porque tienen orígenes en común. Incluso se refiere a géneros aparentemente más modernos que el vallenato.
“El reguetón, el dembow, se conecta con la cumbia y el vallenato. Por supuesto que está inspirado en el hip hop de Nueva York, pero tiene que ver con Panamá, Cartagena y hasta el Chocó. Estos sonidos acuden a formas de percusión que son muy nuestras. No es gratuito que cuando trabajo con Daddy Yankee o Wisin, ellos buscan que yo incorpore mi propuesta y que encaje tan bien con el reguetón”.
Una de las conclusiones de las investigaciones que Vives hizo para lanzar Cumbiana (2020) y Cumbiana II, es que definitivamente “la cultura colombiana es tan rica y tan diversa que se van a necesitar mejores músicos que yo para entender las verdaderas dimensiones de lo que tenemos aquí. Es increíble”.
Sobre el disco y el origen de la cumbia
Según el cantante, la cumbia está detrás de muchos géneros musicales, y por eso decidió celebrar ese origen no con uno, sino dos álbumes diversos en ritmos y colaboraciones.
En el primer disco, pretendía contar la historia del origen de la cumbia, “que es indígena, prehispánico. En internet uno encuentra que este género nació con la llegada de la percusión africana que vino con los esclavos a los puertos cuando los trajeron los españoles. Eso no fue así”, aclara Carlos Vives.
Según él, la cumbia nació en el “territorio anfibio de los grandes ríos y las ciénagas”. Se la inventaron los pueblos que vivían sobre el agua antes de que llegara cualquier español, africano o árabe.
En este segundo álbum, la idea ya no es contar cuál fue el origen de esta música, sino cómo se ha transformado y en qué ritmos se ha derivado. “A ese territorio cumbiero llegó España, África y la población mora. Todo esto construye la mezcolanza que somos”, dice Carlos Vives.
Además, dice el samario, esta diversidad ha permitido que nuestra música se conecte con otras partes del continente y del mundo que tienen ritmos con elementos en común a los nuestros.
“Los colombianos tenemos un pie en Los Andes y podemos entender lo que pasa en toda la cordillera, hasta el sur. Tenemos otro pie en el Caribe y nos identificamos con todo lo que pasa en las islas. (…) Por eso puedo hacer una canción de rock con Fito Páez sin dejar de hacer lo que yo hago”, explica.
Otras colaboraciones brillantes
Cumbiana II no es un álbum en el que se oiga explícitamente la cumbia en todas las canciones, pero está presente en ellas de alguna manera.
“Lo referente a la cumbia va más allá de un ritmo específico sincopado con un golpe al aire. El patrón que las orquestas colombianas llevaron a México y a Argentina es muy claro, lo conocemos, está muy bien y a mí me encanta. Pero este mundo es mucho más amplio”, explica Vives.
Por eso en el álbum hay colaboraciones con artistas internacionales como Ricky Martin, Katie James, Black Eyed Peas, Fito Páez, Dread Mar I o Mau y Ricky, entre otros.
Y aunque para Vives esta es la demostración de la diversidad que la cumbia permite, confiesa que se queda con el sinsabor de no tener más artistas colombianos como compañeros en su repertorio. Esto a pesar de que en Cumbiana II colabora con Camilo, ChocQuibTown y el Cholo Valderrama.
“A mí me encantaría que me buscaran más artistas colombianos para hacer cosas conmigo. Amaría hacer un álbum con colaboraciones de cantantes solamente de acá. Pero, realmente, desde el principio se han conectado más desde afuera que desde adentro. Un buen ejemplo es Michel Teló, el brasilero”, explica.
Finalmente, el samario desde ya promete una extensión de este álbum en la que incluirá las canciones que no alcanzaron a salir. Se llamará Cumbiana II Plus. “Ahí van a estar otras conexiones que tienen nuestra música con la de otros países como Cuba, México, República Dominicana”, concluye.