Abel Pintos y Francisca Valenzuela se atreven a hacer una bachata sureña

Mateo Arias Ortiz
Abrazándonos es el éxito mundial de Abel Pintos. De Colombia a Argentina esta canción de amor ha tenido más de un millón de reproducciones en las principales plataformas de música. Por eso, el argentino nacido en Bahía Blanca decidió lanzar una versión en bachata, junto a la chilena Francisca Valenzuela.
Tres años después de haber escrito su canción Abrazándonos, Abel Pintos, cantante y compositor argentino, decidió volver a grabarla en una versión con ritmo de bachata. Pero no lo hizo solo: decidió invitar a la chilena Francisca Valenzuela para que lo acompañara.
Es la primera vez que ambos se acercan a este género musical caribeño. Cada uno ha incursionado en géneros folclóricos, pero más relacionados con las culturas de sus países.
Pintos, por su parte, lleva haciéndolo desde joven. Su primer álbum. Para cantar he nacido, lo estrenó a los 14 años, en 1997. Desde entonces, el argentino ha lanzado otros 13 trabajos discográficos.
Con esta trayectoria, Abel Pintos ha logrado consolidar un público fiel. Un ejemplo de esa lealtad es que en 2021 hizo una serie de 12 conciertos completamente vendidos en el Movistar Arena de Buenos Aires.
Por su parte, Francisca Valenzuela, que nació en Estados Unidos y es de familia chilena, tiene cuatro álbumes y en 2015 fue nominada al Grammy Latino.
Valenzuela vendrá a Colombia del 4 al 7 de mayo para presentarse en el Festival Bime, creado en Bilbao (España) en 2013 y celebrado por primera vez en Bogotá este año.
En Diners conversamos con ambos sobre su colaboración y también sobre la tradición musical del Cono Sur y su relación con Colombia.
¿Qué significa para ustedes ser de Chile y Argentina?
Abel Pintos (A.P.): El Cono Sur tiene un ADN compartido. Muchas veces las diferencias no son culturales sino de otras índoles. Tienen que ver con asuntos políticos e históricos, pero culturalmente hay muchas similitudes.
En el caso de Argentina y Chile, hubo un tiempo de mucha colaboración musical. Eso era más significativo en ese momento, porque no existían las facilidades tecnológicas que hay ahora, así que encontrarse era más difícil.
No sé en qué momento eso dejó de suceder con frecuencia. Ahora, que nos encontramos en un dúo, nos dimos cuenta de que no hay tantas colaboraciones recientes entre ambos países.
Francisca Valenzuela (F.V.): Para mí, el vínculo con las raíces chilenas tiene que ver más con una postura que con un sonido. Yo no viví mis primeros años en Chile, así que descubrí la música chilena de adolescente. Cuando oí a Víctor Jara, Violeta Parra, Los Prisioneros, percibí un sentido de rebeldía.
A mí eso me empoderó. Me pasó lo mismo cuando oí a los músicos argentinos: Charly García, Fito Páez, Pedro Aznar, entre otros. Creo que entre ambos países hay un sentimiento de resistencia compartido.
¿Qué relación tienen, por ejemplo, con Colombia?
A.P.: El productor y cantante bogotano Juan Pablo Vega produjo algunas de las canciones de El amor en mi vida, el álbum al que pertenece Abrazándonos, la canción que hicimos de nuevo con Francisca. Esta versión corona la etapa que viví con este disco.
Por otro lado, tengo a mi buen amigo Santiago Cruz, con quien trabajamos hace una buena cantidad de años. Seguimos siendo muy cercanos. Lo admiro y me alegro de todo lo que él logra, porque lo quiero mucho.
En general, sé que hay una movida musical grande y compleja en Colombia. Entiendo que pasa de todo y que el público apoya las diferentes manifestaciones.
F.V.: En Colombia hay un atributo que se comparte con toda Latinoamérica: la resistencia. Este es un sector del mundo que vive con violencia, opresión y precariedad. Eso se refleja en la música.
Mi percepción de Colombia es que tiene un panorama artístico muy atrevido. Es una potencia musical grande en la que se incorpora la música de raíz con las propuestas más modernas. Pienso en los Aterciopelados, Bomba Estéreo, Monsieur Periné, Diamante Eléctrico, Lido Pimienta. Tienen una fuerza cultural tremenda, mística e interesante.
Abel Pintos, para volver a Abrazándonos, la canción que están estrenando, ¿por qué escogió la bachata para esta nueva versión?
A.P.: Por pura influencia de la música caribeña. Me gusta la bachata, la oigo. También la cumbia. Pero nunca me había metido de lleno a experimentar con estos ritmos por respeto a la identidad que tienen los géneros.
Cada estilo tiene su propio código que hay que entender bien. No son solo maneras de vestir o mover las manos. Estos códigos los tiene la música y también el público que la oye. Así que para mí, para nosotros, esto es un experimento, a pesar de que la bachata es un género musical popular que se conoce y se entiende.
¿Y por qué escogió esta y no otra de las canciones del álbum para convertirla en bachata?
A.P.: La música está tan viva como nosotros. Las canciones varían su significado respecto al momento de la vida en el que estamos. Desde que yo escribí Abrazándonos, hace tres años, hasta ahora, mi necesidad de celebrar un encuentro, de bailar y gozar ha aumentado. Sentí que era el momento de usar esa alegría para cambiar la canción. Por otro lado, sentí que el relato tenía solamente a uno de los hemisferios del abrazo. Faltaba el otro.
F.V.: Faltaba la respuesta del abrazo desde el otro lado de la cordillera de los Andes.
¿Y qué hay para decir de la canción de ese lado de la cordillera, Francisca?
F.V.: Me llegó la invitación y yo estaba emocionada y honrada. Soy fan de Abel, de su manera de componer. Y ahora más porque lo conozco. Para mí fue importante participar en la nueva versión de la canción y en el video, pero también lo es tener un nuevo amigo.
Finalmente, usted va a venir al Festival Bime en Bogotá, ¿qué puede contar sobre eso?
F.V.: Voy a estar en Colombia del 2 al 9 de mayo. En el Festival Bime voy a tocar, pero también voy a estar en un panel presentando Ruidosa, que es mi plataforma feminista latinoamericana. Allí nos encontraremos.