‘Yo, capitán’, una mirada distinta al drama migratorio
Adrián David Osorio Ramírez
Seydou, el protagonista de Yo capitán, tiene dieciséis años y vive en Dakar, capital de Senegal, junto con su madre y una decena de hermanas. En las noches, el joven sueña con ser un reconocido baterista de hip hop. En el día, dedica sus horas a trabajar en varias obras de construcción, con el plan de ahorrar para migrar a Italia.
Lo que sigue es una verdadera odisea, en la que Seydou -interpretado por el actor senegalés Seydou Sarr- y su primo Moussa -en la piel de Moustapha Fall- buscan llegar hasta Europa para iniciar una nueva vida, no sin antes enfrentar los riesgos del desierto, los horrores de los centros de detención en Libia y los peligros del mar.
A pesar de esto, Yo, capitán mantiene una esperanza constante, que se sostiene en la ingenuidad de los dos jóvenes y sus ansias por hacer realidad sus sueños.
El director italiano Matteo Garrone vuelve a poner sobre la mesa el drama migratorio, como lo hizo en sus dos primeros largometrajes, Terra di mezzo (1996) y Ospiti (1998), con el que ganó el Premio FEDIC-Mención especial en el Festival Internacional de Cine de Venecia.
Esta vez, Garrone se inspiró en la historia real de Amara Fofana, quien a sus quince años —sin ninguna experiencia— se vio obligado a transportar a 250 personas en un barco desde Libia hasta Italia en 2014, lo que le costó seis meses en la cárcel por supuesto tráfico de personas.
Diners conversó en exclusiva con el director y guionista Matteo Garrone, que ganó el León de plata a la mejor dirección, sobre el proceso de construir Yo, capitán -que ya se puede ver en las salas de cine del país- y su nominación al Óscar a mejor película internacional –categoría que ganó la británica Zona de interés–.
Mateo, ¿por qué decidió abordar nuevamente el drama migratorio en sus películas luego de 25 años del estreno de Ospiti?
Porque era momento de dar una forma visual a una parte del viaje que no se ve usualmente. Estamos acostumbrados a ver la última fracción de la migración, cuando el bote llega a su destino, pero no sabemos nada de lo que pasó antes.
Así que queríamos hacer una toma reversiva, poner la cámara al otro lado, para darle la oportunidad a la audiencia de vivir una experiencia emocional, a través de los ojos de Seydou. Eso me impulsó a hacer la película y a trabajar junto a la persona real que vivió esto.
Tú debes saber bien sobre esto porque eres de Colombia, sé que allá hay muchas personas que también intentan migrar hacia Estado Unidos.
Ya que menciona a Colombia… La película acaba de estrenarse aquí y en distintos países de Latinoamérica, en donde también se han experimentado graves crisis migratorias ¿cuál espera que sea la respuesta de la audiencia a su trabajo?
Yo soy italiano, así que también vengo de un país de migrantes. Y esta historia es universal, porque todos tienen derecho a moverse, a perseguir sus sueños. Además, todos los públicos pueden empatizar con estos dos jóvenes que luchan contra un sistema que es injusto.
Sin duda, el peso dramático de Yo, capitán recae sobre Seydou y su primo, ¿cómo fue el proceso para encontrar al protagonista ideal?
Hice algunos castings en Senegal. De hecho, él viene de una familia de actores, pero su sueño era ser futbolista. Su madre lo obligó a ir al casting, él no quería ir, pero su interpretación fue tan intensa, pura y poderosa.
Cuando haces una película como esta traes a la audiencia a otra dimensión, gracias al arte del cine, y le das al público una experiencia, pero esta experiencia se transmite a través de los actores. Así que si tienes un actor que es puro, auténtico y humano, el viaje emocional será mucho más fuerte.
Y en cuanto al personaje de Seydou ¿cómo fue la construcción en el guión de Yo, capitán?
Creé el guión escuchando mucho las historias de migrantes, son como tres historias de la vida real que mezclamos para crear una. Luego, construimos una estructura clásica, es el camino del héroe, es muy accesible y popular. Es una historia en la que todos pueden empatizar de manera inmediata.
Además, creo que es genial que puedan verlos en las escuelas en Colombia, que lo vean los estudiantes, esta tragedia de nuestros tiempos, desde una perspectiva distinta. Es una historia que también puede ser una aventura para ellos.
No es algo aburrido sobre inmigración, sino que es muy accesible. Y al mismo tiempo, es darse cuenta que más allá de los números de migrantes, hay personas como ellos, con sueños y deseos como la gente de Colombia, África y todo el mundo.
Lea también: Poor Things, Yorgos Lanthimos habla sobre su extraña película con Emma Stone