En esta nueva entrega, el recorrido por los mejores hoteles de Colombia nos lleva a dos refugios donde la belleza del Caribe se vive desde perspectivas distintas, pero igual de memorables: uno, inmerso en la magia silvestre de una isla que parece detenida en el tiempo; y el otro, en una casa junto al mar donde el lujo auténtico se respira con naturalidad. Ambos comparten esa capacidad de transformar lo cotidiano en experiencia, ya sea entre jardines exuberantes y aguas transparentes o en espacios que revelan la sensibilidad de sus anfitriones. Aquí, el descanso se convierte en un acto de contemplación. Agua de luna Isla Fuerte, Bolívar . Llegar a Agua de Luna supera con creces cualquier expectativa que se tuviera antes de pisar la mágica Isla Fuerte, en el Caribe colombiano.
El primer vistazo de una playa privada de aguas transparentes y arena blanca, para adentrarse en el que ha sido el hogar y el sueño de la antioqueña María Clara Correa, anticipa ya el encuentro con un lugar excepcional. Bosque adentro, y con la más absoluta discreción, empiezan a aparecer sus tres acogedoras casas verde pistacho, con sus respectivos decks, que les hacen honor a las fases lunares. Cada una de ellas, construida con biomateriales, está decorada con el mayor cuidado y belleza para darles un aire isleño, caribeño, con una reminiscencia nostálgica tal, que dan ganas de no irse nunca. Por los jardines exuberantes de palmas de coco, plataneros, papayos y tamarindos que conectan el hotel, no suele ser una sorpresa ver osos perezosos en las copas de los árboles o un pavo real paseando con holgura.

La mente vuela sola hacia esas imágenes del jardín del edén o la Isla del Tesoro. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Agua de Luna (@aguadeluna_casadeplaya) Desde aquí es posible planear alguna de las muchas actividades que se ofrecen en la isla, como el buceo o el careteo para apreciar la vida marina y el arrecife de coral, el paddleboard o, en temporada, el tan anhelado surf por las condiciones de las olas que aquí se dan. Vale también la pena aprovechar para dar una vuelta por la isla y conocer el famoso árbol que camina o la ceiba gigante, o para tomar un relajante masaje directo en la habitación. No se puede dejar por fuera una mención especial a la carta y sus delicias, pensadas siempre desde el aprovechamiento de lo local y las temporadas, con un toque muy personal de María Clara que resultan en un verdadero deleite cada vez que la mesa convoca.

Langostinos, currys, leche de coco, arroces cremosos y plátano en sofisticadas versiones serán todo lo reconfortante posible después de una jornada acuática o de contemplación. Casa Aurora Golfo de Morrosquillo . Despertar en Casa Aurora es una de esas experiencias que se le desean a todo el mundo al menos una vez en la vida. Abrir los ojos y dejarlos acostumbrarse a la luz maravillosa del golfo de Morrosquillo, pasar la vista del verde del jardín al azul del mar enmarcado por palmeras y levantarse a disfrutar una arepa de huevo recién hecha, sintiendo la brisa mañanera, es un sinónimo perfecto de plenitud. Casa Aurora es una estancia privada que abre la puerta al universo creativo y vital de la artista Miriam Márquez. Durante los últimos quince años, cuando se enamoró irremediablemente de este rincón cordobés, Miriam y su marido han hecho de esta casa, al borde del mar, un reflejo de su esencia y de su espíritu.
Lujo discreto y ante todo auténtico, donde nada se ve impostado, genérico o sujeto a la tendencia; por el contrario, respira vida, color, calidez y un ojo agudo para piezas y detalles que parecen hechos a la medida de cada rincón. Con sus techos de palma, sus espacios abiertos y la posibilidad de pasar directamente del oasis de la piscina al mar y viceversa, los días en Casa Aurora transcurren fuera del tiempo, sin afán. Por lo mismo, este lugar —que puede albergar desde una pareja hasta catorce personas— está destinado para aquellos que entienden el disfrute como una oportunidad de conectarse con el entorno y con ellos mismos desde la simplicidad y sin artificios tecnológicos. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de ||Casa Aurora|| (@_casaaurora_) En Casa Aurora, la lectura nunca faltará; aquí, los libros son casi tan protagonistas como las piezas y el mobiliario a partir de madera flotante, el sello personal de Miriam. Las siestas en hamaca al compás de las olas son igualmente memorables, la atención personalizada es impecable y ni hablar de los atardeceres que pintan de colores innombrables no solo el cielo sino también las diferentes capas del mar. También le puede interesar: Entre la neblina y el trópico: dos de los mejores hoteles para recorrer Colombia



