África en 2030
Claudia Castellanos
Foto Nicolás premier para www.africaisthefuture.com
Parto de la premisa de que toda generalización es atrevida y el caso de África no es la excepción. Tratar de predecir el futuro del “continente negro”, cuando en realidad tiene tantos matices como lenguas y culturas (y países, todos diferentes), resulta una tarea difícil y acaso infructuosa. Pero sin generalizaciones no existirían los debates y las conversaciones serían aburridísimas, así que aquí va un humilde intento de predecir dónde estará “África” en el 2030.
Predicción pesimista:
Continente pobre y subyugado
Esta predicción se alimenta de los problemas que África ha afrontado en los últimos cientos de años y que tienen su raíz en un sistema perverso llamado colonialismo y que obligó a pueblos con odios ancestrales a convivir dentro de fronteras ficticias, que convirtió a África en la ramera de Europa, saqueada de sus recursos minerales, agrícolas y humanos, que creó un sistema de salud o educación inferior para los “nativos” con el fin de perpetuar el statu quo de poder/subyugamiento; en fin, colonialismo que sentó las bases para sistemas autoritarios basados en la corrupción del dictador de turno.
El 2030 está a la vuelta de la esquina: en diecisiete años resulta difícil imaginar cambios sustanciales en la realidad marchita que viven hoy en día muchos países africanos. El colonialismo ha sido reemplazado por el neocolonialismo: es muy posible que para el 2030 África esté llena de pagodas y de mezquitas. La influencia china y árabe se ve a través de misiones técnicas y diplomáticas, obras de infraestructura, compras de inmensas porciones de tierra, corrupción de gobernantes que reciben generosas prebendas (incluso uno que otro jet privado) cuando generan políticas favorables a las empresas chinas o el jeque de turno. Si África ha sido la prostituta de Europa, en el 2030 probablemente lo sea de China y países como Arabia Saudí y Emiratos Árabes.
El neocolonialismo también seguirá prosperando en el 2030 a través de entidades en apariencia inocentes (y como tal mucho más peligrosas): las ONG. Sin querer demonizar la labor de estas organizaciones –sí, habrá unas cuantas que realmente han contribuido al desarrollo–, la gran mayoría ha generado una situación de dependencia y apatía de la cual muchos países tardarán años –décadas– en liberarse. Con “buenas” intenciones (alimentar al hambriento, darle un hogar al huérfano), las ONG han desincentivado la creación de empresas, la agricultura, e incluso las ganas de trabajar. Han creado una dependencia perversa, al punto de que muchos países africanos no saben cómo vivir sin la caridad de Occidente. En el 2030, las ONG deberán seguir justificando las oficinas en Washington y los salarios absurdos de los consultores.
Así, África seguirá siendo un continente subyugado, saqueado y asistido, que no habrá aprendido a valerse por sí mismo.
Predicción optimista:
África para los africanos
Pero el panorama no debe necesariamente ser tan desalentador. También cabe la posibilidad de que finalmente África tome las riendas de su destino. Algunas cosas han mejorado: muchos países son ahora democracias –así sean un poco tambaleantes–, tienen una mejor infraestructura (pagada con préstamos de la China) y la clase media está finalmente emergiendo (sin olvidar los llamados “Black Diamonds” que demuestran que la clase alta no está ya solo compuesta de africanos blancos o políticos corruptos).
Las nuevas generaciones no cargan –en muchos casos– con el peso de guerras antiguas, colonialismo old style o dictaduras refritas. El nivel de educación y los sistemas de salud han mejorado. Los jóvenes, que serán los adultos del 2030, están mucho más preparados y mucho más conscientes de que tienen un rol protagónico en el futuro del continente.
Algunos países se han empezado a dar cuenta también de que la abundancia de recursos naturales es una fortaleza inmensa, y en lugar de permitir su explotación indiscriminada, le están apostando al conservacionismo. Por ejemplo Kenia y Uganda han creado numerosas reservas naturales, y cobran cifras exorbitantes a los turistas para hacer safaris fotográficos y ver a los gorilas.
Mozambique solo otorga permisos de construcción de hoteles de alta gama y amigables con el medio ambiente en muchas playas vírgenes. Si otros países siguen este ejemplo, África podría ser una potencia turística de flora y fauna en el 2030. Y si la Unión Africana se sigue fortaleciendo y el comercio intercontinental continúa creciendo, en esa fecha el “continente negro” será una zona económica y política con una fuerza y poder de negociación importante frente al resto del mundo.
África cuenta, además, con un arma secreta: el espíritu de Ubuntu, regla ética sudafricana enfocada en la lealtad de las personas y las relaciones entre ellas. Esta filosofía de los pueblos xhosa y zulú se encuentra presente en todo el continente y ha sido protagonista del llamado renacimiento africano. La solidaridad, el sentido del “nosotros” por encima del “yo”, son cualidades que hacen de los africanos un pueblo generoso y altruista. La humanidad de África tendrá un rol fundamental en el futuro del continente.
*CLAUDIA CASTELLANOS: Colombiana, estudió relaciones internacionales y negocios. Fue profesora del European School of Economics, y es consultora de mercadeo. Fundó la compañía de chiles gourmet Black Mamba en Suazilandia, donde vive casada con un suazi.