¿Qué fue de las grandes historias de amor en la televisión colombiana?

Sebastián y Gaviota, la niña Mencha y Gallito Ramírez, Betty y don Armando ya no paran el tráfico. Los televidentes colombianos dejaron de apasionarse por las historias de amor.
 
¿Qué fue de las grandes historias de amor en la televisión colombiana?
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Gabriela Sáenz Laverde

¿Hemos olvidado el romanticismo?

En 1994 Colombia estaba en crisis. La violencia del narcotráfico estaba en pleno, la derrota de la selección en el Mundial de Estados Unidos trajo además el asesinato del futbolista Andrés Escobar, la sequía causada por el fenómeno de El Niño ocasionó racionamientos de electricidad y la “hora Gaviria”, en la que todos los relojes retrocedieron una hora con el fin de aprovechar más las horas de luz solar.

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En medio de todo esto, los colombianos estaban paralizados por el contenido de un sobre. Las casas y las oficinas que tenían planta eléctrica detenían todas sus actividades, y hasta las emisoras de radio prestaban su señal para transmitir los momentos más emocionantes de Café con aroma de mujer: la lectura del sobre que, después de cuatro años de la muerte de don Octavio Vallejo, cambiaría el destino de Gaviota, Sebastián y sus familias.

Y es que la telenovela que protagonizaron Guy Ecker y Margarita Rosa de Francisco se convirtió en el máximo representante de las historias de amor en un país donde las telenovelas son uno de los principales productos de exportación. Años antes, De Francisco había dejado huella como la niña Mencha, una jovencita rebelde de la costa que se enamoraba del boxeador Gallito Ramírez, un jovencísimo Carlos Vives, quien además se enamoró de la Mencha en la vida real. El matrimonio de las dos estrellas fue el acontecimiento de los ochenta en las revistas del corazón: la vida imitaba al arte; el amor pasaba de la pantalla chica a la vida real.

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En algún momento del nuevo siglo, sin embargo, el sentimiento se perdió. Betty se casó con don Armando y los televidentes dejaron de seguir las historias de amor para seguir capos, viudas de la mafia, mulas y paraísos traquetos que se alcanzaban con una cirugía estética. El amor en este nuevo melodrama se compra, se maltrata y se descarta. La cultura del dinero fácil y del éxito a costa de lo que sea se traduce en los amores que allí se pintan.
¿Acaso encontrar el amor verdadero no es el máximo final feliz? ¿Nos hemos dejado llevar por el cinismo? ¿O es que el amor ahora solo se vive al estilo anglosajón en los pasillos del hospital de Grey’s Anatomy?

Las telenovelas como parte integral de nuestra educación sentimental es un lugar común tan popular que la revista Arcadia le dedicó toda una edición en 2013. Sin embargo, cabe preguntarse, en un mundo donde ya hay una generación entera de adultos que creció sin tener a estas grandes parejas como referentes, ¿quién va a enseñarnos a sentir ahora?

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septiembre
22 / 2014