La cura contra el cáncer

No habrá cura universal, pero la identificación de los genes y la precisión de los tratamientos harán del cáncer una enfermedad llevadera.
 
La cura contra el cáncer
Foto: Roman Kraft on Unsplash
POR: 
Dr. Carlos Ortíz

Si prolongamos nuestra existencia, la pregunta no debería ser cuántos moriremos de cáncer. Ante una enfermedad asociada al envejecimiento, la pregunta correcta es cuándo moriremos de cáncer. O con cáncer. Seguirá ahí, porque es un espejo de la vida: complejo, perseverante, astuto, recursivo. Una célula sana y una cancerosa comparten tantos mecanismos que seguirá siendo difícil combatir una sin afectar la otra. Tendremos pues que olvidarnos de curas universales y conformarnos con pequeños pero sucesivos triunfos en tres frentes: prevención, terapéutica y comprensión de la enfermedad.

La primera nos permitirá reducir –y a veces desterrar– algunas manifestaciones. Ya lo comenzamos a ver en el cáncer de cuello uterino gracias a la vacunación contra el papiloma. Más lentamente observaremos un declive en el cáncer de mama gracias a una mayor conciencia del autoexamen, el mejoramiento de la mamografía y el conocimiento de la predisposición.

Casos como el de Angelina Jolie, que optó por una mastectomía al saber que era portadora de una mutación de alto riesgo, serán tan corrientes que dejarán de motivar titulares en la prensa. En este alto nivel de optimismo también podemos situar la prevención del cáncer de próstata y de colon.

La cura contra el cáncer, ¿una ilusión cercana?

Cuando la cura no esté allí, será necesario echar mano de un arsenal terapéutico cada día más sofisticado. Superadas en buena medida la cirugía oncológica y la radio y quimioterapia, contaremos con medicamentos que han dado origen a conceptos como:

-Medicina de precisión

-Medicina personalizada

-Terapia dirigida.

-Terapia al blanco.

-Farmacogenómica.

Pese a ciertas diferencias, expresamos que el conocimiento detallado del cáncer nos está llevando a preparar cocteles según las características de cada paciente para apagar o encender actividades específicas de las células cancerosas.

Este enfoque ya nos ha permitido prolongar la vida de pacientes que apenas hace una década no tenían esperanzas, como los de cáncer de riñón. Si recurrimos a metáforas bélicas, pasaremos de la bomba atómica a varios misiles teledirigidos hacia puntos específicos, como las vías de abastecimiento (formación de vasos sanguíneos que nutren al tumor) o las comunicaciones (ARN mensajero que hace posible que una célula enferma se copie infinidad de veces).

En busca de los genes y la inteligencia

Pero lo fundamental será el mejoramiento de los servicios de inteligencia: el conocimiento de los genes. Esto nos permitirá saber dónde hay actividad, en qué casos podríamos generar bajas no deseadas (por ejemplo, toxicidad).

Y, especialmente, cómo se produce esa cascada de acontecimientos que termina por convertir la regeneración normal de las células en una proliferación incontrolada. Derivado del Proyecto del Genoma Humano, hoy se trabaja en algo más complejo: el Atlas del Genoma del Cáncer.

Identificar las mutaciones genéticas y bloquear las vías de señalización –cómo una molécula activa a otra y esta a otra, y así sucesivamente– serán estrategias claves en esta batalla. El enfoque inteligente facilitará el diseño de terapias más precisas.

En poco tiempo, el paciente con cáncer se parezca al paciente con diabetes de hoy, que lleva una vida normal, productiva y muchas veces plena. Sin embargo, para que esto ocurra, los avances científicos deben ir paralelos a los avances en términos de acceso. El futuro también depende de que esos medicamentos de última tecnología lleguen sin retraso a toda la población.

También le puede interesar: ¿Cómo enfrentarse al cáncer? Historia de un milagro

El artículo La cura contra el cáncer fue publicado originalmente en Revista Diners de septiembre de 2013

         

INSCRÍBASE AL NEWSLETTER

TODA LA EXPERIENCIA DINERS EN SU EMAIL
mayo
2 / 2021