Un amanecer en flor: La Petite Mort abrirá Colombiamoda

María José Marroquín
Si fuera fanática de los clichés, empezaría esta historia diciendo que Jonathan Cortez y Andrés Durán son una dupla de muerte, una dupla de la petite mort (la ‘pequeña muerte’, en francés). Pero no. Esa sería una salida fácil y simplista, que le queda muy corta a este par de diseñadores antioqueños que han logrado crear una firma tan auténtica como visionaria en el país, tan delicada como contundente y tan exquisita como sólida.
Si bien sus piezas hablan por sí solas, conversar con ellos deja aún más en evidencia la rigurosidad de su trabajo y su capacidad de crear universos complejos pero llenos de significado. La Petite Mort es el resultado de mucho talento, por supuesto, pero también del compromiso y el deseo de hacer diseño con propósito, de rescatar legados y de romper esquemas. Sus diseños han adornado las páginas del lujo editorial, así como las calles del mundo y hasta los escenarios internacionales, gracias en gran parte a Maluma, quien lució diez looks de la marca de sastrería antioqueña durante su tour en Europa, además del que llevó en su aparición en el pasado concierto de Shakira en Medellín.
Por este motivo, no sorprende que Jonathan y Andrés sean los encargados de abrir la programación de pasarelas de Plaza Mayor en la próxima edición de Colombiamoda, que se llevará a cabo el martes, 29 de julio.
Nacido de la luz y la sombra

La Petite Mort nació en 2018 como una marca exclusivamente masculina de camisas y suéteres, que mutó rápidamente a ser uno de los referentes más notables de la sastrería sin género del país. Ambos son diseñadores de la Escuela de Diseño y Mercadeo de Moda Arturo Tejada: Jonathan con una especialización en Creative Intervention en París y Andrés con formación académica en Antropología. Su pasión por el diseño, la visión clara y una curiosidad de explorar nuevas formas de aproximarse al arte sartorial y la artesanía los unieron en este proyecto conjunto.
“Nosotros creemos que las historias tienen su razón de ser. Un día encontré, en un libro que había comprado en un anticuario, una frase que me pareció superpoética, en la que se decía que los parisinos llamaban al orgasmo la petite mort, es decir, morir por un momento y volver a nacer. Hablando con Andrés mediante videollamadas nos enamoramos del concepto por todos los contrastes que tiene: la luz, la sombra, la vida, la muerte, la oscuridad, la iluminación. Todos esos referentes nos encantaron e inspiraron para crear una marca poética”, cuenta Jonathan.
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“La marca, en un principio, era completamente masculina. Hacíamos suéteres y camisas con la intención de crear una identidad con un lenguaje visual muy fuerte, algo diferente de lo que se veía en la moda masculina en esa época en Colombia. Dos colecciones después, incluimos elementos de sastrería sin género y fue un éxito total; desde ese momento, se volvió una insignia que se convirtió en nuestro pilar. La recepción del público y el mercado mismo nos fueron llevando orgánicamente a expandir la propuesta y a dejar de crear en forma exclusiva para un público masculino, con el fin de darle paso a la sastrería sin género”, continúa Andrés.
Aunque al principio fue retador desde el punto de vista comercial, pues sin duda alguna se trataba de una propuesta disruptiva para el momento en Colombia, ambos coinciden en que los últimos años han traído una apertura de mentalidad tanto global como local, en la que han encontrado un público ávido de propuestas como las que ellos crean.
Muchas puertas se les abrieron desde que entraron a formar parte de la curaduría de la concept store mexicana Ikal, donde llegaron a nuevos mercados y clientes internacionales. La pandemia hizo lo suyo y aceleró un cambio en la mentalidad y la aproximación al consumo de moda, lo que produjo que poco a poco se fueran colando en los armarios de artistas y personalidades que reconocieron una joya al verla de frente. La Petite Mort estaba aquí para quedarse.
Existe tradición sartorial

El ADN de La Petite Mort es claro y sus creadores han encontrado inspiración permanente en sus experiencias de viajes. Esto último, además de un profundo entendimiento del cuerpo, entra en sinergia con la exploración en moldería, texturas, tejidos y siluetas para alcanzar ese balance entre lo tradicional y elementos más modernos y contemporáneos.
“Desde el principio, todas nuestras colecciones se han inspirado mucho en nuestros viajes, en experiencias que hemos tenido tanto en Colombia como en diferentes lugares de Latinoamérica. Las personas, sus historias y sus costumbres siempre nos dejan una huella que, lejos de querer exotizar recreándolas en forma muy literal en nuestras piezas, tratamos de abordar desde lo sutil y lo simbólico, con todo el respeto del caso”, aseguran los diseñadores antioqueños.
Para materializarlo todo, Andrés y Jonathan sabían que debían apoyar su visión en un equipo sólido y riguroso que tuviera la capacidad de darle forma a su creatividad. Se dedicaron, entonces, a la labor de encontrar en Colombia a esos maestros sastres a quienes consideran plenos artesanos, pues su labor se desarrolla en gran medida a mano y es un oficio que se pasa de generación en generación. Un oficio que, tristemente, con la creciente masificación de la moda se ha ido perdiendo poco a poco.
“Es muy curioso que en moda hablamos mucho de artesanía únicamente desde la tejeduría o desde las cosas que son más obvias, pero se nos olvida que un sastre es también un maestro artesano, porque una chaqueta se elabora, en un gran porcentaje, a mano. Ha sido fascinante encontrarlos y empezar a trabajar con ellos, ya que entienden el rigor en la factura y en la moldería que nosotros esperamos, pero también se han dejado sorprender con nuevas formas de ejecutar el oficio. Cambiar siluetas, cortes, al igual que salir de las estructuras rígidas y convencionales, expande sus límites y crea oportunidades para el futuro. El resultado es increíble”, afirma Jonathan.
Por tal motivo, la dupla creativa encuentra muy extraño que muchas personas presuman que en Colombia no existe una tradición sartorial si esta puede encontrarse a lo largo y ancho del país, y con fuerza en territorios rurales.
“En Colombia, los campesinos visten piezas de sastrería adaptadas a sus contextos y necesidades, así como al clima. Han hecho de ello un vestuario muy tradicional, con sus propios materiales y texturas. Basta mirar la plaza de un pueblo el domingo, el día de mercado o en la asistencia a la iglesia; el atuendo está compuesto por pantalones y chaquetas de paño, chalecos y sombreros. Si eso no es sastrería, ¿qué es entonces?”.
Sastrería en florescencia

Precisamente ahí entra Alirio, la colección cuya segunda entrega verá la luz el próximo martes, 29 de julio, en el gran salón de Plaza Mayor, y que desde ahora está generando gran expectativa entre conocedores y entusiastas de la moda.
“En Colombiamoda vamos a ver el segundo capítulo de Alirio, una colección que nació el año pasado y que lleva mucho tiempo de producción, de conceptualización. Es la historia de un silletero de Medellín, de la comunidad de Santa Elena, que tuvimos la fortuna de conocer y que nos abrió las puertas de su casa, de su cultivo, de su familia y de su quehacer. Alrededor de un sancocho, él y su esposa, también silletera, nos hablaron de su preparación año tras año para elaborar sus silletas, así como de la ilusión, la frustración, las penurias y la eterna esperanza de que, finalmente, todo terminará floreciendo”, manifiesta Jonathan.
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“El primer capítulo, ‘Temporada de lluvia’, lo presentamos en el pasado Bogotá Fashion Week y estaba inspirado en todos esos factores que no vemos del proceso para que nazca la flor: la lucha contra las inclemencias del clima, la lluvia, la noche y la oscuridad. Ahora es el momento de presentar el capítulo dos: ‘Temporada de sol’”, complementa Andrés.
En este segundo capítulo podremos ver cómo la noche le da paso al día, cómo la tierra se nutrió de esas lluvias para dar fruto, además de que seremos testigos de esas flores que comienzan a salir. Simbólicamente, es el momento de la recompensa, de cosechar, de mostrarle al mundo la obra del trabajo que se logra en conjunto con las manos y la persistencia. Podemos esperar entonces, como es usual en ellos, una exquisita labor de sastrería combinada con tejido hecho a mano de la mayor delicadeza y, por supuesto, maestría en estructura para darle vida a esta nueva entrega de Alirio.
“Se trata de una colección de verano. Obviamente, nosotros somos superestructurados y eso lo vamos a mostrar ahora desde una sastrería más liviana, de tejidos más orgánicos y frescos, a pesar de que seguimos incluyendo lana. Recurrimos a texturas muy típicas en la indumentaria de los campesinos, como la raya de tiza o el paño, a las que les damos un giro completo para contar esa historia de la transición de la oscuridad de la noche al amanecer”.
Un amanecer en escena

Por supuesto, una colección de esta envergadura ha de tener una puesta en escena acorde. Para esto, Jonathan y Andrés han planeado crear una experiencia que abarque todos los flancos y que transmita todo el mensaje que habita esta nueva temporada de sol.
“Queremos crear un universo completo dentro de la pasarela, desde la parte visual, la musicalización y las piezas de colección que muestren esa transición de la noche al día. Para nosotros, la música es clave a la hora de alcanzar esos picos de intensidad más alta o más baja que buscamos, por lo cual siempre creamos piezas desde cero con un artista que se inspira a través de nuestros referentes”, confirma Andrés.
“Al ser la pasarela apertura del recinto de Plaza Mayor el martes a mediodía, el formato planeado es bastante distinto de lo que ya se ha visto. Aunque todavía no podemos revelar mucho, lo que sí podemos decir es que será un momento muy especial, en el que podremos expresar toda la intención de nuestro trabajo de estos meses”, agrega Jonathan.
Además de la pasarela, los diseñadores han hecho una alianza con Comfama para realizar una exhibición de corte más museográfico de parte de su obra en un espacio alternativo en la ciudad, como una especie de invitación a democratizar diferentes expresiones de la moda al sacar la feria de los sitios de nicho. Este espacio aún por confirmar, pero que se ubicará en el barrio del Perpetuo Socorro, el nuevo distrito creativo de Medellín, estará vigente hasta conectar con la Feria de las Flores.
Un paso lógico, si se considera que los silleteros y la tradición campesina antioqueña son protagonistas de esta colección que, finalmente, es un gran homenaje. Un gran homenaje que estará sin duda de petite mort, valga la pena el cliché.