Conozca la galanga, la raíz asiática con propiedades medicinales que además energiza y transforma su cocina

DANIEL ALEJANDRO PÁEZ
Aunque en Occidente sigue siendo mayormente una desconocida, en Asia la galanga lleva siglos usándose como medicina, condimento y estimulante. Esta raíz, pariente cercana del jengibre y la cúrcuma, tiene un sabor penetrante con notas de pino, eucalipto y pimienta, y concentra una mezcla singular de compuestos activos que la hacen valiosa dentro y fuera de la cocina.
En países como Tailandia, Vietnam o Indonesia, la galanga se usa con la misma naturalidad con la que aquí recurrimos al jengibre o la pimienta. Está en las sopas, en los currys, en las infusiones que calman el estómago o despejan la mente. Para estas personas que ya la conocen, es parte de una forma de entender la cocina como medicina cotidiana. Por eso en Diners le seguimos la pista a esta raíz, que tal vez no conozca aún, pero que merece un lugar en su despensa.
Para la mente y el cuerpo

A nivel cognitivo, se le atribuye un efecto estimulante que mejora la concentración sin recurrir a sustancias más invasivas como la cafeína. De hecho, algunos estudios han encontrado que ciertos compuestos presentes en su aceite esencial pueden actuar sobre los neurotransmisores, lo que ayuda a reducir la fatiga y a mantener el estado de alerta.
La raíz también ha sido objeto de investigaciones por sus propiedades antimicrobianas. Se ha probado su capacidad para inhibir bacterias como Helicobacter pylori y E. coli (las cuales pueden causar diferentes infecciones digestivas), y aunque los resultados aún requieren más evidencia clínica, los extractos de galanga han sido incluidos en diferentes preparaciones naturales para mejorar la salud intestinal y bucal.
¿Cómo la puede usar?

Uno de los detalles más fascinantes de la galanga es que se puede usar fresca, deshidratada o en polvo. En la cocina asiática, por ejemplo, se ralla o se corta en rodajas para incorporarla en sopas, currys y salteados. También es común en mezclas de especias como la del raz el hanout marroquí (cúrcuma, jengibre, pimienta y canela), y en infusiones donde aporta un aroma entre herbal y picante.
A fin de cuentas, su consumo como planta medicinal puede hacerse en forma de té o decocción -una taza antes o después de las comidas-, aunque también existen presentaciones en cápsulas, gotas o tinturas. Otro ejemplo es que en algunos países del este de Europa, como Rusia o Polonia, la galanga incluso forma parte de licores herbales tradicionales.
Eso sí, hay que tener en cuenta que como toda raíz con efectos activos, conviene usarla con moderación. Su consumo excesivo puede irritar el estómago, y no se recomienda en personas con insomnio, úlceras o sensibilidad a los estimulantes. Hay que pensar en este ingrediente como si fuera parecido a un café, así que preste mucha atención a sus necesidades antes de emplearla.
Recetas para incorporar la galanga

Arroz jazmín con galanga y limón kaffir
En una olla con un poco de aceite, sofría una chalota, una rodaja de galanga picada y un diente de ajo. Agregue una taza de arroz jazmín, unas hojas de limón kaffir y agua o caldo. Cocine a fuego lento hasta que el arroz esté en su punto. Puede servirse como acompañamiento o como base para pescados y vegetales.
Infusión especiada de galanga
Lleve a hervir una taza de agua con una rodaja de galanga, un trozo de canela y una estrella de anís. Deje reposar cinco minutos, cuele y sirva. Esta es una bebida reconfortante que funciona bien tanto caliente como fría.
Galletas de avena con galanga y miel
Mezcle avena en hojuelas, harina de arroz, una pizca de galanga en polvo, ralladura de naranja y miel hasta obtener una masa firme. Forme pequeñas galletas y hornéelas a 180 °C durante 12 minutos. El resultado son bocados aromáticos, con un picante sutil y una textura crujiente.
Infusión revitalizante
Hierva durante 10 minutos una rodaja de galanga con una ramita de canela y una cáscara de limón. Cuele y beba caliente. Se trata de una bebida ideal como digestivo tras el almuerzo.