Restaurantes en La Calera: una selección diversa para disfrutar en el municipio aledaño a Bogotá

Revista Diners
El negocio de la restauración es uno de los más desafiantes y desagradecidos del mundo. No se sabe con certeza por qué el sabor de la comida puede estar influenciado por el humor y la energía del lugar. A veces todo sale perfecto; otras, la experiencia se convierte en una auténtica pesadilla. Sin embargo, estos restaurantes de La Calera han logrado convertirse en verdaderas joyas culinarias, donde la mayoría de los platos se transforman en experiencias que valen la pena repetir y compartir.
En esta lista de Diners encontrará propuestas gastronómicas que van desde el fine dining, ideal para una cena formal, hasta comida rápida de tres pisos que, sin duda, lo dejará satisfecho hasta el día siguiente.
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A esto se suman restaurantes reconocidos por plataformas como Tripadvisor, así como aquellos que, sin necesidad de redes sociales, conquistan el corazón del público. Son lugares donde el chef es también quien atiende, y donde todo transmite amor y pasión por la cocina.
A continuación, lo invitamos a descubrir nuestra selección de restaurantes de La Calera que se han ganado a pulso su reputación entre los comensales:
1. Qué Carajo, comidas rápidas para ir a la fija
Sin pretensiones y directo al grano. Qué Carajo es uno de esos restaurantes a los que se puede ir con los ojos cerrados, porque su propuesta deja de lado los ingredientes exóticos y se enfoca en lo esencial: ofrecer la mejor hamburguesa, nachos, alitas y otras comidas rápidas, ideales para una noche fría en La Calera.
Otro de los grandes aciertos del lugar es la atención cercana y amable de sus propietarios, quienes entienden que, cuando hay hambre, la rapidez es fundamental. El restaurante cuenta con espacio suficiente para recibir a una familia de hasta diez personas, y un gran televisor donde suelen transmitir los partidos del momento o, en su defecto, una buena playlist para ambientar el espacio.
Vale la pena prestar especial atención a sus hamburguesas artesanales, las papas fritas, crocantes por fuera y suaves por dentro, y la panceta de cerdo, con una cubierta crujiente y carne tierna y jugosa.
2. ¡Gordo! Pizzería artesanal, sorprendemente buena
La famosa casita amarilla de La Calera le pertenece a este restaurante que se precia por dejar el alma en cada pizza que sale de su horno de leña. Tal vez son las mejores pizzas que existen a las afueras de Bogotá y su uso de ingredientes de origen hace de sus preparaciones algo delicioso y adictivo.
Su carta de bebidas tiene opciones calientes con o sin alcohol y resulta ser un buen lugar para frecuentar una y otra vez. Ideal para ir con amigos o con familia a disfrutar de un sabor profundo y que no genera pesadez, como sucede con otras masas de pizza.
3. Bunga Bunga, sin tantos reflectores
De los restaurantes en La Calera, el de la chef Claudia Ramos resulta ser de esos que los comensales llegan por casualidad y se van con una sonrisa de oreja a oreja cuando salen. La atención, los sabores y la presentación resultan ideales para esta lista gastronómica.
Ramos hace que cada comensal se sienta verdaderamente atendido y especial, con platos que salen con mucho amor de la cocina, logrando que la satisfacción y el deseo de volver a Bunga Bunga.
Y aunque el nombre tiene poco y nada que ver con su menú, que es una combinación de preparaciones fine dining con sabores colombianos, la egresada de la Mariano Moreno sorprende con paellas de carnes, falafels de garbanzos, lomos de carne madurada, pernil de cerdo y hasta la clásica trucha arcoiris. En conclusión, una cocina que sorprende por su variedad y sabor.
4. Regis, una agradable sorpresa en La Calera
La chef Elena Regis es una revolucionaria de la cocina. No le interesa llenar una carta con sesenta platos exóticos para impresionar al comensal; le basta con una propuesta que cambia cada fin de semana, pero que refleja de manera auténtica y coherente su estilo de vida natural.
Puede sonar un tanto hippie, sí, pero Regis ha demostrado una admirable constancia. Con atención personalizada y un cuidado minucioso por los detalles, logra deslumbrar incluso al comensal más escéptico que llega a su restaurante en La Calera.
En su carta destacan platos estrella como el carpaccio de res con rúcula y alcaparras mini; el queso provolone con salsa de champiñones al vino blanco; y la triada de antipesto con carnes curadas, vegetales asados y champiñones, ideal para compartir con una copa de buen vino tinto.
Las pastas, las pizzas y las lasagnas son clásicos del lugar, pero si quiere también puede probar los langostinos panko con puré de papa y dulce de manzana o la trucha con mantequilla aromatizada. Hay que reservar con anterioridad.
5. Santiamén Artesano, un poco costoso pero lo vale
Desde 1991, este restaurante familiar ha sabido adaptarse a los antojos diarios de una comunidad en constante crecimiento, donde la cocina se transforma en cariño, y cada plato es una forma de alimentar el cuerpo y el alma.
Puede sonar cursi, pero la promesa de “alimento consentido” aquí se toma en serio. En un ambiente rústico y cálido, el equipo cocina con las manos y el corazón, ofreciendo platos llenos de sabor y memoria. Piense en un osobuco bien preparado, un pollito silbando como recién salido del campo o una lasaña de berenjenas que reconcilia con el mundo. Todo acompañado, claro, por panes y pizzas al horno de leña y una atención que recuerda la importancia de los pequeños gestos.
Además de su cocina fascinante, Santiamén es también un punto de encuentro cultural: organiza clubes de lectura y actividades que lo convierten en el epicentro creativo del municipio. Y si a eso se suma su buena reputación entre los locales y visitantes, sus más de 30 años de historia y su compromiso con el entorno, queda claro por qué es de los restaurantes de La Calera que resultan imperdibles. Mejor si va con hambre, sin afán y con ganas de quedarse un rato más.