¡Mamma Mia! ABBA celebra 50 años de su álbum homónimo con una reedición de lujo

Revista Diners
En abril de 1975, el pop vivió un momento decisivo. Un cuarteto sueco —que un año antes había deslumbrado en Eurovisión con Waterloo— lanzaba su tercer álbum de estudio. Titulado simplemente ABBA, este disco no solo confirmó que Agnetha Fältskog, Björn Ulvaeus, Benny Andersson y Anni-Frid Lyngstad eran mucho más que una banda de un solo éxito, sino que también marcó el nacimiento de un sonido global, inconfundible, que aún resuena en fiestas, películas, karaokes y corazones. Cincuenta años después, ABBA no solo se recuerda: se celebra.
Y lo hace a lo grande. El 13 de junio se lanza una edición especial del álbum, con motivo de su 50 aniversario. Se trata de una reedición en vinilo doble (2 LPs a 45 RPM), masterizado a media velocidad para una experiencia sonora más rica y detallada. Además, se presenta en una caja de colección que incluye los cuatro singles originales lanzados en 1975 por el sello Polar, ahora disponibles también como picture discs en fundas plásticas transparentes. Como si fuera poco, dos de los temas más populares del álbum —Bang-A-Boomerang y I Do, I Do, I Do, I Do, I Do— han sido restaurados a calidad 4K, llevando sus coloridos videoclips a una nueva dimensión. Y para completar el homenaje, se lanza una línea de ropa inspirada en la estética setentera que la banda ayudó a popularizar: brillo, plataformas y mucho, mucho glamour.
Pero antes de hablar del presente, hay que volver a 1975. ABBA, el álbum, fue una apuesta clara: o la banda se consolidaba en la escena internacional, o se desvanecía como tantas otras estrellas fugaces del pop europeo. El disco abría con Mamma Mia, una canción que ni siquiera estaba planeada como sencillo, pero cuya popularidad en Australia obligó a los productores a cambiar de planes. El éxito fue tan rotundo que marcó el inicio de una segunda ola de ABBAmanía en todo el mundo.
Sin embargo, reducir el álbum a un solo hit sería injusto. ABBA es una colección de canciones que combinan sofisticación técnica, riqueza melódica y emoción pura. SOS, por ejemplo, es una de las canciones más oscuras del grupo, con una estructura inusual que mezcla dramatismo y ritmo pop sin perder accesibilidad. Su influencia puede rastrearse en artistas que décadas después buscarían la misma mezcla de vulnerabilidad y fuerza. Por su parte, I Do, I Do, I Do, I Do, I Do es un homenaje encantador al pop de los años 50, con saxofones prominentes y una atmósfera nupcial que se volvió favorita en celebraciones alrededor del mundo.

A nivel técnico, el álbum marcó un punto de inflexión en la evolución del grupo. Benny y Björn empezaron a experimentar con capas de sonido, armonías vocales meticulosamente trabajadas y una producción pulida que los alejaba del pop básico de sus inicios. El resultado fue una obra que no solo sonaba moderna en su época, sino que anticipaba la estética sonora de los años siguientes. Las voces de Agnetha y Frida, perfectamente equilibradas entre lo íntimo y lo poderoso, terminaron de darle a ABBA su sello único.
El impacto de ABBA
El impacto fue inmediato. El disco alcanzó el número uno en varios países y los sencillos dominaron las listas. Pero más allá de las cifras, ABBA ayudó a derribar barreras culturales: demostró que una banda no angloparlante podía triunfar en mercados como el británico y el estadounidense, abriendo camino para artistas internacionales en un mundo musical aún dominado por el eje Reino Unido–Estados Unidos.
Cincuenta años después, el álbum ABBA no ha envejecido. Más bien, ha crecido. Su influencia se extiende desde el pop hasta la electrónica, desde el cine hasta la moda. Su presencia en la cultura popular —impulsada por fenómenos como Mamma Mia! The Musical y sus adaptaciones cinematográficas— es ineludible. Por eso, esta reedición no es un mero ejercicio de nostalgia, sino una reafirmación de su vigencia.
Celebrar el aniversario de ABBA es reconocer que, muy de vez en cuando, el pop logra crear algo verdaderamente imperecedero. Y cuando eso sucede, no solo se escucha: se baila, se canta, se vive. Porque hay discos que suenan bien, y luego están los que suenan bien para siempre.
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