Laura Londoño responde el Punto Final de la Revista Diners.
Un detalle que amo de Silvia y que casi nadie nota es…
Su apertura, el permitirse ser atraída por otra alma sin importar su género. Me parece un concepto importante, más allá de las etiquetas.
Si hubiera una segunda temporada de La huésped, me gustaría que Silvia…
Pudiera seguir explorando este tema que le genera la crisis de identidad sexual.
Lo más loco que he hecho por amor es… Laura Londoño
Casarme y tener hijos, definitivamente. No hay mayor locura que esa.
La mejor lección que me ha dado la maternidad es…
Que puedo con mucho más de lo que creo. Que soy más fuerte, poderosa, capaz, gigante. Ya nada me queda grande.
El libro que me marcó para siempre es… Laura Londoño
La novena revelación, un libro que me recomendaron mis padres hace muchos años. Me cambió la forma de vivir.
Lo que más me inspira de mi esposo, Santiago Mora, es…
Su capacidad de contener el caos y la presión para llevarla a buen puerto desde la calma.
La ciudad que siempre quiero visitar … Laura Londoño
Melbourne, en Australia; ya estuve allá, pero quiero volver.
La canción que siempre me pone a bailar…
All Night Long, de Lionel Richie. Siempre la bailaré. Pero por mí, hasta el himno nacional me bailo.
Mi mayor temor es… Laura Londoño
Arrepentirme de no haberme arriesgado a hacer las cosas que mi alma quiere por físico miedo.
Cuando pienso en Gaviota, mi personaje en Café, con aroma de mujer, siento… Laura Londoño
Gratitud, alegría, honra. Es la primera vez que he sentido gratitud consciente conmigo misma por no haber tirado la toalla y haber llegado hasta ese punto. Amo ese personaje y todo lo que trajo. Laura Londoño
La gente no se imagina que yo nunca he…
Visto Café, con aroma de mujer, la versión original. Laura Londoño
Crítica de La Huésped con Laura Londoño
La huésped apareció en Netflix con una historia que se desliza por las grietas de la vida familiar y las expone ante la luz intensa de un thriller psicológico que persigue los temores íntimos de sus personajes, una propuesta que avanza con calma engañosa a través de 20 episodios y que construye un ambiente en el que cualquier detalle doméstico se convierte en un indicio capaz de alterar la lectura que el espectador hace de cada escena. La serie profundiza en las tensiones que se esconden detrás de la imagen pública de una familia y trabaja estas tensiones mediante una trama que mantiene su ritmo sin necesidad de artificios amplificados.
Es ahí donde Laura Londoño interpreta a Silvia desde un lugar donde la contención y la inquietud conviven en una misma respiración, una elección que se manifiesta en movimientos medidos y en miradas que parecen cargar un pensamiento que nunca se anuncia de manera explícita.
La colombiana entiende al personaje como una mujer que transita entre la necesidad de cuidar lo que ha construido y la fuerza interna que la empuja a enfrentar aquello que se ha mantenido oculto durante demasiado tiempo. En ese tránsito logra que cada gesto adquiera un sentido dramático y se convierta en un hilo que sostiene la tensión emocional del relato.
La intensidad como herramienta narrativa
La serie demanda un nivel de precisión que obliga a sus intérpretes a trabajar escenas cargadas de tensión emocional, escenas que exigen cambios de ritmo súbitos que se deben administrar con una naturalidad profunda para no romper el clima construido por la dirección.
Laura Londoño se mueve en ese terreno con habilidad y evita caer en la exageración que suele aparecer en producciones que buscan conmoción inmediata. La actriz propone una energía que se sostiene dentro del marco íntimo del personaje y permite que la evolución de Silvia se perciba como un proceso interno que el público observa desde una distancia inquietante.
Las interacciones con Carmen Villalobos y Jason Day se vuelven fundamentales para entender la dimensión emocional de Silvia, ya que estas relaciones obligan a la actriz a reaccionar desde un lugar donde el control y el desconcierto se rondan mutuamente.
El trabajo conjunto crea una atmósfera cargada de tensión sostenida que aporta densidad a cada escena compartida. La dirección acepta estos matices y permite que los silencios construyan significado, un recurso que favorece a Londoño porque su interpretación se apoya en los detalles que el espectador debe descubrir sin recibir explicaciones discursivas.
Lecturas críticas que enriquecen la mirada
La recepción de la crítica especializada ubica a La huésped dentro de una ola reciente de ficciones que se apoyan en lo cotidiano para tensarlo hasta el límite.
Las publicaciones que han seguido el estreno coinciden en que la actuación de Laura Londoño ofrece una honestidad que evita la trampa del dramatismo fácil. Su presencia otorga estabilidad a una temporada amplia que necesita una figura capaz de mantener la atención del público mientras la narrativa se abre en múltiples direcciones. Esa valoración, que aparece en reseñas latinoamericanas y europeas, destaca la autenticidad como uno de los mayores aciertos de su interpretación.
A lo largo de los episodios aparecen secuencias que exigen a Laura Londoño una exploración emocional profunda, escenas que se sostienen en la respiración controlada, la forma en que habita el espacio y la capacidad de sugerir un pensamiento sin pronunciarlo.
Es en esos momentos cuando Silvia revela la dimensión real de su conflicto personal y cuando el espectador logra comprender que la protagonista avanza hacia un punto de inflexión que marcará su destino. La actriz construye ese trayecto con paciencia narrativa y permite que el público experimente cada transformación desde un lugar contemplativo.
Un personaje que dialoga con su entorno
La serie expone un contexto social y familiar que sujeta al personaje a una presión constante, una presión que se manifiesta en conversaciones breves, en decisiones aplazadas y en la sensación permanente de que cualquier error puede desencadenar un desmoronamiento irreversible. Laura Londoño entiende ese entorno y responde con una interpretación que refleja la vulnerabilidad de Silvia al mismo tiempo que muestra la resistencia interna que la impulsa a seguir adelante. La construcción del personaje se convierte en un espejo que refleja los conflictos que recorren la trama.
La narrativa extensa siempre presenta el riesgo de dispersión y La huésped no es ajena a ese desafío, una situación que obliga al elenco a sostener la coherencia emocional incluso cuando la historia se toma su tiempo para avanzar.
En ese contexto la actuación de Londoño funciona como una columna que mantiene el equilibrio y que evita que la serie pierda el tono que la define desde el primer episodio. La actriz conserva la tensión necesaria para enlazar los momentos cruciales de la temporada y ofrecer al espectador un hilo emocional sólido.



