Clímax: la película más “Hollywood” de Gaspar Noé

Una experiencia que se padece y se disfruta al mismo tiempo. La nueva película de Gaspar Noé se estrena el 17 de enero en Colombia.
 
Clímax: la película más “Hollywood” de Gaspar Noé
Foto: Cortesía Laboratorios Black Velvet
POR: 
Diego Martínez

A pesar de estar situada en la Francia de los años 90, Clímax, el quinto largometraje de Gaspar Noé, es un retrato descarnado de la juventud de hoy, del delirio, de la ruptura de los límites y de las fiestas descontroladas. Un retrato de una sociedad hedonista e hipócrita, que ante el caos se come a sí misma con la misma furia de una manada de perros hambrientos.

Denominada como un thriller psicológico, Clímax va más allá e incorpora géneros que van desde el musical (con estética documental en unas partes), hasta conseguir sensaciones de suspenso y terror. Una combinación rara pero genial, que Gaspar Noé rodó en apenas tres semanas, y que al empezar la grabación solo contaba con cuatro páginas de guión. Un completo absurdo para la industria del cine, pero que no fue impedimento para que la película saliera adelante y fuera la gran ganadora de la Quincena de Realizadores, en Cannes, con el galardón Art Cinema, y obtuviera el premio a mejor película en Festival de Cine de Sitges.

En medio de una premisa dramática sencilla, que involucra a un grupo de jóvenes bailarines en medio de una fiesta que pasa del placer al dolor, Gaspar Noé creó un relato complejo y lleno de subtramas, que evidencia nuevamente sus obsesiones más recurrentes, como el embarazo, el aborto, la violación, las drogas y el incesto.

Estos temas que se han convertido ya en un leitmotiv de su obra, y dejan ver en el cineasta un gusto por algunos autores de la psicología como Freud y Gustave Le Bon, quienes se muestran explícitamente en el epílogo de la película, en la que Gaspar Noé expone sus referentes tanto literarios como cinematográficos, entre los que destacan títulos como La muchedumbre: un estudio de la mente popular, de Le Bon, y el clásico videojuego de inicios del 2000, Silent Hill, que parece ser el referente más claro para la locación de Clímax.

En esta fiesta el baile es el gran protagonista, que se aprecia de dos maneras muy distintas: primero a través de un plano secuencia espléndido, donde se nota la planeación de cada detalle. La otra propuesta, surgió a partir de un dilema que el director tuvo que sortear en medio del rodaje, cuando se dio cuenta que la película no podía estar compuesta por dos planos secuencia, cada uno de 45 minutos, como lo tenía pensado en un principio, sino que debía tener una combinación de planos fijos en donde la improvisación en el baile y los diálogos fuera protagonista.

Es ahí donde la película adquiere verdadera humanidad, porque al ver a estos personajes moviéndose de esa manera tan vívida, la película logra transmitir la sensación de una fiesta real, en donde todo fluye caóticamente.

“Si quería que la gente existiera bailando y hablando en su mejor manera, era muy complicado combinar eso con planos secuencia, porque las cosas más espontáneas no iban a surgir. Así que decidí interrumpir el plano secuencia en la primera parte. Qué bueno que tomé esa decisión…”, le contó Gaspar Noé a Vice España.

También contó con un elenco lleno de bailarines profesionales, salvo dos o tres excepciones, como Sofia Boutella, que le da vida al personaje en quien cae toda la desesperación de la situación desbordada.

Sin duda, otro punto fuerte de Clímax es la sinergia entre la cámara, la música y el espacio, elementos que se conectan para transmitir un sentimiento de omnipresencia y de agobio, que llega a límites de tensión gracias a la banda sonora, que pareciera nunca terminar como la misma fiesta.

Tal vez sea la historia más digerible de Gaspar Noé, y sin embargo, dura y agobiante; su película más cercana a Hollywood, pero que ningún realizador en Hollywood se atrevería a hacer.

         

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enero
16 / 2019