Tres series excelentes que nunca ganan premios
Juliana Abaúnza
Me gusta escoger mi mejor pijama, rodearme de comida chatarra, sentarme en el sofá, ver el cubrimiento de la alfombra roja en E! y luego ver una ceremonia de premios conducida, preferiblemente, por comediantes que me gustan. Golden Globe Awards, SAG Awards, Academy Awards, Critics’ Choice. Cualquiera. Pero con todo y lo que me gustan los premios, entiendo que son una pendejada. Que una película gane Óscar a Mejor Película no la hace realmente la mejor del año y que una serie sea premiada en los Golden Globe no la hace superior a las demás.
En muchos casos los premios pueden servir como guía para saber qué vale la pena ver en televisión. Pero también muchas veces series entretenidas, bien actuadas y excelentemente escritas pasan desapercibidas en las ceremonias de premios. Por ejemplo The Wire, Buffy y Gilmore Girls; series que décadas después de la transmisión de su último episodio son amadas no solo por sus fanáticos sino por los críticos, son algunas de las que recuerdo que nunca ganaron nada importante.
En este momento hay tres series de las que quiero hablar porque han sido injustamente ignoradas por los premios a pesar de que para muchos exceden a algunas de las que reciben nominaciones todos los años. Sé que ustedes también deben tener sus favoritas entre las que son ignoradas (¿The Walking Dead, alguien?) y sé que hay varias que no he visto que seguramente entrarían en este post si hubiera tenido tiempo de verlas pero acá van mis tres amores menospreciados.
Hannibal
Antes de su estreno, yo ya había decidido que esta serie no me iba a gustar. Otra adaptación de la obra de Thomas Harris. Otra película llevada a la televisión. Otra serie de un asesino en serie. Otra serie de asesinos. Otra vez Hannibal Lecter. Por todos lados esta serie tenía las de perder. Pero no lo hizo. Bryan Fuller, el creador de la serie, logró que algo que creía que ya conocía fuera cautivador. Mads Mikkelsen me hizo olvidar a Anthony Hopkins y le dio un nuevo aire a un personaje famoso. Hugh Dancy hace un papel tan bueno como el de Mikkelsen. Lo que habría podido ser una serie como Criminal Minds en la que cada semana hay un asesino distinto, evolucionó en otra cosa, en una meditación psicológica y surreal sobre la percepción y la realidad, sobre la vida y la muerte, sobre la creación y la destrucción, sobre el amor y el odio.
Es una serie muy bien lograda estéticamente, aunque parezca sacada de una pesadilla, y creo que esa dualidad es lo que más me gusta. Me siento viendo el sueño retorcido de alguien que tiene muy buen gusto. Todo atrae: la comida, el vestuario, los muebles, la música, las casas, la iluminación, los paisajes. Incluso las escenas de crimen parecen una obra de arte grotesco.
La primera temporada fue muy buena. Pero con la segunda, Hannibal se convirtió en mi serie favorita de 2014. Si no la han visto, denle una oportunidad. Algo me dice que cada temporada va a ser superior a la anterior.
Community
Después de ser despedido de la serie que creó, Dan Harmon fue contratado de vuelta para la quinta temporada por una razón obvia: la cuarta temporada no fue buena. En lugar de evadir el desorden que se creó en su ausencia, Harmon y su equipo de escritores decidieron arreglar los problemas y llevaron la serie a nuevas alturas.
Sin dos miembros importantes del reparto (Chevy Chase y Donald Glover), la quinta temporada tal vez no fue tan consistentemente buena como en los años gloriosos de las tres primeras, pero lo bueno es que la serie volvió a encontrar su voz.
Community es una serie única y distinta a todas las comedias que he visto. Es la única serie que he visto que fue capaz de decir “no vamos a hacer un capítulo de esos que son solo clips de capítulos viejos porque eso ser perezoso”, entonces puso a sus siete personajes a recordar momentos que nunca fueron parte de ningún capítulo, o sea que cada flashback era algo nuevo para la audiencia.
Es, además de Los Simpson, la serie con más referencias y homenajes a películas, series, géneros, personajes y actores que haya visto en mi vida. Un juego de paintball se puede convertir en una parodia/homenaje a las películas postapocalípticas, a las de acción o a las de Sergio Leone. Una fiesta de Halloween en la que todos se intoxican por comer algo se convierte en una parodia del género de zombies. Un capítulo en el que los protagonistas se adueñan de la venta de pollo en la cafetería se convierte en un homenaje a las películas de mafia como Goodfellas.
Y así como en Los Simpson en sus buenas épocas, tantas referencias a la cultura popular no son fastidiosas porque la serie está tan bien escrita que es disfrutable así uno no haya visto las películas que están parodiando.
Orphan Black
Tatiana Maslany es la actriz más talentosa de este momento y si no están de acuerdo, estoy dispuesta a luchar con espadas de plástico. Que un actor sea capaz de hacer más de un papel en una misma película o serie siempre ha sido algo impresionante de ver pero nunca antes alguien había tomado una gama tan amplia de personajes con tanta sutileza y los había interpretado de una forma tan convincente.
El problema es que los premios como los Golden Globe o los Emmy tienen la tendencia a ignorar las series de ciencia ficción o de fantasía a menos que sean Game of Thrones. Y Orphan Black es una serie de ciencia ficción en la que Maslany ha interpretado más de diez personajes. Es increíble verla porque logra que cada una sea distinta de las otras; cada una tiene sus propios manierismos, su manera de hablar, su postura y es fácil olvidar que todas son la misma vieja.
Pero Orphan Black es más que las actuaciones de Tatiana Maslany. Es una serie que logra balancear el desarrollo de los personajes con el de la historia. Es un thriller de ciencia ficción con una trama llena de conspiraciones, clones, organizaciones malvadas, cultos religiosos que casi no decepciona.