Girls capítulo siete: juegos de video

Jessa y Hannah emprenden un viaje de autodescubrimiento con resultados diametralmente opuestos en este capítulo de Girls.
 
POR: 
Paola Páez S.

Desde que Jessa terminó su matrimonio con Thomas John su vida se ha convertido en un juego de reflexiones sobre sí misma. Primero estuvo interna en el apartamento de Hannah comiendo, durmiendo y haciendo lo posible por amargarse y amargar lo que estuviese a su alrededor. Ahora, en un intento por recuperar parte de su esencia como ser humano intenta volver a lo que queda de su familia: su papá.

Hannah por su parte, continúa en el intento por escribir su libro electrónico pero hasta ahora no lleva algo concreto. Debe entregarlo en un mes. En el mejor estilo de Hannah, decide que su mejor forma de lidiar con el estrés es darle la espalda al trabajo e irse de paseo con su amiga.

Cuando llegan al pueblito donde vive el papá de Jessa, pasan horas esperándolo en la estación de tren. Cuando finalmente aparece es claro que Jessa se parece más a su padre de lo que le gustaría reconocer: el señor la actitud que podría tener un hippie a los 40 años.

Durante el recorrido intenta tener una conversación medianamente interesante con su hija y al llegar a la casa, Jessa se encuentra con Petula, la novia de su padre. Petula decide inmediatamente amar a Hannah; la observa, le sonríe y le dice: “tú eres el cojín” lo que según ella significa la salvación, el resultado de sus oraciones pues Jessa la odia y Hannah vendría siendo la solución a cualquier situación de incomodidad.

El padre de Jessa es el tipo de persona que sólo es capaz de atender sus necesidades básicas prefiere omitir el hecho de que su egoísmo puede afectar incluso la integridad de su propia hija. Cuando ella intenta hablarle de su tristeza por el fracaso de su matrimonio con Thomas John, su padre le responde que quizás ella siempre quiso de forma inconsciente terminar con ese asunto pues, al fin y al cabo ella es diferente de todas las demás personas, al fin y al cabo ambos son diferentes.

Por el lado de Hannah las cosas tampoco están yendo de maravilla. Petula ha decidido hablarle de su teoría de la vida: “Sólo es un video juego que tiene que conquistarse todo esto es una gran simulación”. De ponto llega un adolescente retraído de unos 18 años: es Frank, el hijo de Petula. Hannah lo observa con ternura (siempre tan complaciente) y él se comporta como cualquiera a su edad lo haría: tosco, poco interesado y siempre con el ánimo de llamar la atención.

Como en un fin de semana de campo sacado de película rosa: todos comiendo bajo el rayo de sol en una mesita de madera larga llena de aderezos, ensaladas y en la mitad los restos del conejo que Hannah había cargado horas antes, cosa que realmente la incomodaba. En esas llega Tyler, un amigo de Frank quien invita a Jessa y a Hannah a salir con ellos para dar una vuelta. Jessa se niega porque considera necesario pasar tiempo con su padre, pero él le dice que vaya tranquila, que ya tiene planes con Petula. Así que Hannah, Frank, Tyler y Jessa salen a “divertirse un rato” en un carro que maneja Tyler.

Los adolescentes les ofrecen drogas y alcohol a nuestras protagonistas. Jessa enloquece y cubre los ojos de Tyler mientras conduce afirmando que lo hace muy bien, incluso con los ojos cerrados. A punto de morir estrellados y drogados Hannah le grita a Tyler que se detenga y sale del carro. Camina hacia un bosque cercano y Frank se va detrás de ella. Tratan de tener sexo pero la inexperiencia de Frank lo hace imposible.

Jessa intenta nuevamente hablar con su padre. Le dice que jamás ha estado con ella y que de alguna manera siempre lo ha estado esperando. Él le pide que se queden una noche más en su casa y que preparará salchichas y puré, su menú favorito. Jessa acepta. Mientras tanto Hannah debe lidiar con Frank pues al parecer acaba de quitarle la virginidad a un adolescente de 19 años (que podría ser gay) y se siente “utilizado”. El padre de Jessa las lleva a ella y a Hannah a un supermercado de carretera para que compren los ingredientes de la cena. Jamás las recoge. Cuando llegan a la casa, Hannah entra al baño (no soporta el dolor de una infección vaginal que tiene hace meses) y al salir encuentra una nota sobre la cama: “Nos veremos pronto, cariño”.

Hannah llega a la estación de tren sola. Llama a sus padres en un intento por agradecerles por todo, agradecerles por no ser como el padre de Jessa. Su mamá no entiende el agradecimiento y se pone a la defensiva. Hannah termina regañada, pero contenta.

         

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marzo
4 / 2013