Los psicópatas en televisión: perturbación que seduce
Juliana Uscátegui y Gabriela Sáenz Laverde
El actor Freddie Highmore ya no es más el niño que soñaba con visitar la fábrica de chocolates en la película de Tim Burton. Ahora, el actor es un adolescente y protagoniza Bates Motel. Se trata de una nueva serie que narra los sucesos que anteceden la historia de un psicópata mítico de la ficción: Norman Bates, el personaje de Psicosis de Hitchcock; el mismo que se disfrazó de su madre y asesinó a sus clientes. La producción, que se estrenará el 8 de julio por Universal Channel, ha llegado para acaparar la atención de los fanáticos de este tipo de historias oscuras y narra la relación obsesiva y muy freudiana que se dio entre el protagonista y su madre (Vera Farmiga).
Por ahora no hay asesinatos a la carta, pero la carga dramática está en el contexto psicológico que da origen al personaje que todos los fanáticos del horror vieron acuchillando en la ducha a su víctima. La serie, que tiene un misterioso look de época aunque claramente se encuentra enmarcada en la actualidad, ha sido un éxito y ya está aprobada su segunda temporada. Ahora bien, ¿qué está pasando con esta oleada de series enfocadas en el lado oscuro de sus personajes y que seducen a tantos televidentes?
Quizá es una realidad que revela la presencia del mal en la cotidianidad o, tal vez, una válvula de escape que sublima la violencia sin tener que malherir al otro. Y es que los peores escenarios de la imaginación humana se están exponiendo en estas historias de ficción.
Los asesinos en serie tienen un trasfondo basado en la psicopatía: son personas que se rigen bajo un código propio, independiente de las consecuencias morales y éticas. Y que, como lo revelan estas series, se camuflan entre nosotros. Sus crímenes les proporcionan un placer enfermo y queda claro que sus víctimas comparten un patrón usualmente ligado a la historia personal del victimario. Nuestras pesadillas yacen a la deriva en la ficción televisiva y son ellas mismas las que nos ponen a reflexionar entre los límites que hay entre el bien y el mal.
Una de las más escabrosas es The Following, protagonizada por Kevin Bacon, y que cuenta la historia del agente Ryan Hardy (Bacon) y el psicópata Joe Carroll (James Purefoy) quien no solo asesinó a 14 mujeres, sino que, antes de escapar de la cárcel, creó alrededor de sí mismo un culto de cientos de personas que han infiltrado la vida de la exesposa de Carroll, Hardy, y la de sus víctimas.
Descubrir en cada capítulo que los personajes más insólitos hacen parte del culto produce el terror más puro. El apogeo de Hannibal es indiscutible al ir de la mano de las experiencias del ya legendario doctor Caníbal (Mads Mikkelsen) y su némesis, el agente especial Will Graham (Hugh Dancy), quien no batalla con demonios sino con la condición del síndrome de Asperger, un tipo de autismo. Basta decir las palabras Hannibal Lecter para saber que el suspenso será el verdadero protagonista y que sus seguidores irán tras él.
Dexter, que se acerca a su última temporada, merece una mención especial al ser el asesino en serie de asesinos en serie que logró enfocar su maldad hacia el bien común. Es interpretado por Michael C. Hall y transmitido por Fox. En esta serie los límites de la ética y la moral se entrecruzan permanentemente y el resultado en el televidente es la empatía con el personaje principal. Al final, la respuesta se transforma en más preguntas: ¿Qué tan reales o ficticios son estos personajes? ¿Debemos pasarlos por alto o asumirlos así como el monstruo debajo de la cama al que hay que hacerle frente para que desaparezca?
Bates Motel: Universal Channel, desde el 8 de julio
The Following: Warner Channel Jueves 9 p. m.
Hannibal AXN: Miércoles 9 p. m.
Dexter: FX Temporada 7, estrena en octubre.