Esto dijeron Dakota Johnson y Celine Song sobre su nueva comedia romántica: Amores Materialista

La actriz estadounidense Dakota Johnson es la protagonista de Amores materialistas, la nueva película de la aclamada directora Celine Song (Vidas pasadas). Diners conversó con ambas sobre las “nuevas” reglas del amor contemporáneo.
 
Esto dijeron Dakota Johnson y Celine Song sobre su nueva comedia romántica: Amores Materialista
Foto: Cortesía de Sony Pictures / Chris Evas, Dakota Johnson y Pedro Pascol de la película Amores materialistas.
POR: 
Mario Amaya

Dakota Johnson irrumpe en escena como algunas personas entran a una gala: con discreción, sin esfuerzo y un control absoluto, imposible de pasar por alto. En Amores Materialistas, la nueva película de Celine Song, directora de la galardonada cinta Vidas pasadas, hace exactamente eso: se adueña de la pantalla sin levantar la voz. Y lo hace con tacones lo bastante afilados como para cortar todo lo que va dejando a su paso.

Ambientada en un Manhattan brillante, glamoroso y un tanto extenuado por el culto al estatus social, la cinta explora qué significa amar y ser amado en un mundo donde lo superficial se ha vuelto esencial. Johnson interpreta a Lucy Mason, una exactriz que nunca se logró destacar y que ahora es una de las mejores asesoras sentimentales de la ciudad; trabaja como una “celestina para millonarios” en una firma de élite llamada Adore. Ha concretado varios matrimonios, todos aparentemente exitosos, pero ha dejado el amor fuera de su propia vida. Lucy es célibe por elección y tiene muy claro lo que busca: si se va a enamorar otra vez, será de un hombre rico.

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Este pragmatismo emocional le ha permitido escalar profesionalmente. A ella no le interesa el juego del amor, lo diseña, pero todo se tambalea en un solo fin de semana, cuando se cruza con Harry Castillo, interpretado por el chileno Pedro Pascal (The Last of Us), un financiero encantador que insiste en conocerla, y además se reencuentra con John Finch, papel que interpreta Chris Evans (The Avengers), su exnovio, un actor que aún trabaja como camarero mientras persigue su sueño de fama y fortuna.

Una vida de ensueño vs una intimidad desordenada

Amores materialistas
Foto: Cortesía de Sony Pictures / Chris Evans, Dakota Johnson y Pedro Pascal de la película Amores Materialistas.

“Lucy no es solo multifacética, sino que además es una persona distinta con cada persona con la que interactúa, tal vez por trabajo, tal vez por inseguridades internas”, explica Johnson. “Es muy camaleónica y eso la hace muy humana. Tiene una capacidad impresionante para adaptarse, pero también está profundamente desconectada de lo que en realidad quiere”.

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La historia no gira en torno a una atracción repentina, sino a la tensión entre ambición y afecto verdadero. Con Harry, Lucy encuentra lujo, estabilidad, una vida que parece estar diseñada con filtros de Instagram, mientras que con John revive una intimidad desordenada pero honesta, que le recuerda que alguna vez eligió amar, aunque no pudiera pagarlo.

La química entre Johnson y Pascal no es de fuegos artificiales inmediatos, sino de reconocimiento mutuo. En sus escenas juntos, hay silencios densos, gestos medidos, frases que cargan una vida de significados. “Es fascinante trabajar con Pedro. Es todo un caballero en escena y tras bambalinas, lo que hace que el trabajo sea no solo fácil, sino también profundamente íntimo”, afirma Johnson.

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Mientras tanto, el reencuentro con John destapa heridas que no cerraron bien. Lucy y él terminaron por problemas económicos, no por falta de amor. En una escena, ambos admiten que nunca se dejaron de pensar. “El triángulo amoroso que se forma no está basado en celos o posesión, sino en elección, donde se debate si debe amar desde la certeza o desde la memoria”, explica Dakota.

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Sin romantizar la realidad

Amores materialistas
Foto: Cortesía de Sony Pictures / Dakota Johnson y Pedro Pascal de la película Amores Materialistas.

La película no evita zonas incómodas. Una de las subtramas más impactantes es la de Sophie (Zoe Winters), una clienta de Adore que termina en una relación peligrosa con alguien que Lucy ayudó a emparejar. Cuando Sophie denuncia a la agencia, Lucy se enfrenta por primera vez al colapso de su ética profesional. La directora Celine Song no romantiza la industria del matchmaking; la observa con la distancia de una antropóloga y con la sensibilidad de quien ha vivido sus propias contradicciones.

“El personaje de Lucy se construye para afuera. Pero cuando el mundo se comienza a romper, con una amistad que se quiebra, una demanda legal, una relación que no es lo que parece, ella se empieza a vaciar también por dentro. La película no busca que el espectador la juzgue. Quiere que la entienda”, explica Song.

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En pantalla, Johnson nunca actúa de más. Su trabajo es silencioso, preciso. Lucy no rompe en llanto, pero deja que la cámara capte cómo le tiembla la voz. No busca redención, pero se permite titubear. Es un personaje profundamente moderno, alejado de los estereotipos clásicos de la comedia romántica. No es una mujer que espera ser rescatada ni una ejecutiva que necesita ablandarse. Es una persona que, simplemente, no sabe qué hacer con el amor cuando ya no puede controlarlo.

En uno de los momentos más sinceros de la película, una conversación aparentemente trivial se transforma en una confrontación silenciosa entre percepción y deseo. Lucy no levanta la voz, pero algo se quiebra. Harry le lanza una pregunta que va más allá de la lógica: “¿Ha cambiado algo entre nosotros?”. Y su respuesta, cargada de honestidad, resume la tensión central de la historia; de cómo las apariencias, las expectativas y las transformaciones externas pueden alterar no solo la percepción del otro, sino también la forma en que nos vemos a nosotros mismos en relación con esa persona.

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“En un mundo donde todo parece estar en venta, incluso el amor se convierte en un reflejo fragmentado de nuestras inseguridades y deseos más profundos”, asegura la actriz.

Una capa de vulnerabilidad

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La película invita a reflexionar sobre la delgada línea entre lo que mostramos y lo que realmente somos, y sobre el valor de enfrentarse a esas verdades, por incómodas que sean. Lucy, a través de su viaje, aprende que el verdadero cambio no siempre reside en el otro, sino en cómo elegimos mirar.

 “Es ahí donde Amores Materialistas brilla más, en la contradicción, en la incomodidad, en ese espacio entre lo que deseamos y lo que nos permitimos, y vale la pena indagar esa estructura”, comentó la actriz de 35 años.

En esta película, es claro que Dakota Johnson se muestra más aguda y más fuerte. En los últimos años, la actriz ha construido discretamente una filmografía de riesgo con buenas actuaciones en Suspiria, The Lost Daughter, Cha Cha Real Smooth y Madame Web, entre otras.

(Siga leyendo: La nueva historia de amor de Dakota Johnson)

Ahora con Amores Materialistas, suma una capa con una vulnerabilidad bajo control. “Lo grandioso de Dakota es que no llora en pantalla por orden del guion. Se quiebra. Deja que el espectador la vea mantenerse entera, justo el tiempo necesario para atravesar una fiesta, un beso, una confrontación. Y luego muestra lo que le cuesta sostenerse”, comentó la directora sobre el desempeño de su protagonista en la historia.

“Fue un placer llegar al set y simplemente actuar”, confesó Johnson. “Lucy no es lineal; tiene capas, contradicciones, momentos de fuerza y de pura inseguridad. Y eso fue lo que más disfruté: poder interpretarla sin necesidad de justificarla”, confesó Johnson.

En el amor no hay fórmulas

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Foto: Cortesía de Sony Pictures / Celine Song, Dakota Johnson y Chris Evans de la película Amores Materialistas.

Por su parte, la directora Celine Song podría haber seguido con alguna historia parecida a Vidas pasadas para lograr otras nominaciones al Óscar. En cambio, eligió hacer esta cinta como una meditación elegante, y a veces brutal, sobre el amor, el valor y la imagen en un mundo donde todo tiene precio. 

“Esta historia tiene mucho que ver con una etapa de mi vida en la cual trabajé con personas buscando pareja romántica en Nueva York, donde aprendí que, a pesar de tener números o clasificaciones en mente al soñar con una pareja ideal, en el amor no hay fórmulas que valgan cuando este llega realmente”. Al respecto, Johnson apunta que la directora es modesta en sus observaciones.

“Celine es muy amable al abordar el tema de las citas de alta sociedad en esta edad en que todo es online”, comentó la actriz. “Pero es algo mucho más complejo que solo estar pendientes de la apariencia por cuentas en aplicaciones y redes sociales, y lo que se tenga o no. Infortunadamente, la gente es así hoy en día; estamos en un momento muy extraño de la evolución humana”, agregó.

Lo innegable es que Song dirige impecablemente ese universo, con el ojo de una fotógrafa de moda. La luz es suave; la ciudad, romántica y vacía al mismo tiempo. Hay una escena en Central Park en la que Lucy y John almuerzan sin decir mucho. El silencio, los gestos, la manera en que ella sostiene una servilleta… Todo habla. Todo duele.

Un final para volver a creer

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Foto: Cortesía de Atsushi Nishijima y Sony Pictures / Chris Evans, Dakota Johnson y Pedro Pascal de la película Amores Materialistas.

Al final, la película no grita victoria. Más bien, sugiere una posibilidad: volver a creer. Y en los créditos, mientras se ve a varias parejas obtener su licencia de matrimonio en el registro civil, uno no puede evitar pensar que, en este mundo brillante y roto, la autenticidad todavía se puede abrir camino.

Amores Materialistas es una de esas películas que, bajo la superficie de su estilización impecable, esconde preguntas urgentes, como lo enfatiza Johnson. “Esta historia nos deja con varios interrogantes: ¿cuánto cuesta enamorarse? ¿Cuánto de nosotros sacrificamos para encajar? ¿Y qué pasa cuando decidimos soltar el libreto de la sociedad para ser auténticos en moldes sociales? Por eso pensamos que es una historia que valía la pena desarrollar hoy”.

Además, deja una advertencia clara: amar, en una era en la que la gente está obsesionada con la imagen, puede ser la jugada más arriesgada. Y Dakota Johnson, por su parte, es el rostro perfecto de ese peligro: bella, herida y absolutamente inolvidable.

Vea también: ¿Vale la pena ver Amores Materialistas?

         

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julio
31 / 2025