Actores de La vorágine revelan lo que no se ve en la serie de HBO Max

DANIEL ALEJANDRO PÁEZ
Después de su exitoso paso por televisión, La vorágine se estrena hoy, 24 de julio, en la plataforma de streaming HBO Max. La serie, que se basa en la novela de José Eustasio Rivera, revive uno de los relatos más crudos de la historia e icónico de la literatura colombiana, un viaje por los llanos colombianos y la selva amazónica donde se encuentran el amor, la violencia, la codicia y el abandono.
Bajo la dirección de Luis Alberto Restrepo, quien ya antes había dirigido Amigo de nadie y El cartel de los sapos, esta adaptación se apega a la crudeza del texto original, mientras se adentra en sus paisajes extremos y sus dilemas morales con una puesta en escena intensa, física y cargada de tensión.
Allí, Viviana Serna (quien ha participado en producciones como La ciénaga o Lambs Among Wolves) interpreta a Alicia, la mujer que atraviesa la selva junto a Arturo Cova y representa la última trinchera de la sensibilidad humana en medio del horror. Lucas Buelvas da vida a Fidel Franco, un personaje que no aparece en la novela pero que condensa muchas de sus tensiones éticas, siendo un hombre leal, educado y marcado por la violencia. Y Nicole Santamaría se mete en la piel de Griselda, una figura poderosa inspirada en las mujeres que sobrevivieron al sistema brutal de las caucherías.
Los tres conversaron con Diners sobre lo que aprendieron, lo que vivieron y lo que aún resuena en ellos después de haber sido parte de este viaje. Esto fue lo que nos contaron.
La vorágine es una de las obras más icónicas para Colombia. ¿Qué aprendieron ustedes participando en esta producción?

Viviana Serna: Aprendimos tantas cosas… En lo personal, entendí que si se te presenta una oportunidad, es porque tienes las herramientas para sacarla adelante. Al principio teníamos un poco de susto, pero a medida que avanzábamos en la filmación y nos adentrábamos en la historia, nos dimos cuenta de que teníamos con qué hacer este trabajo al nivel que lo hicimos.
Lucas Buelvas: Yo aprendí todo lo que puede aprender alguien leyendo La vorágine. La había leído de pequeño, pero no la comprendí del todo. Cuando llegó el proyecto, la volví a leer y descubrí muchas cosas que no conocía: la guerra del caucho, los abusos a los pueblos indígenas… Y no solo aprendí de la historia y de la novela, sino también del equipo. Fue muy valioso. Y sobre todo aprendí de la valentía, de la osadía de sacar adelante estos personajes, de adaptar esta novela al lenguaje audiovisual y lograr un resultado tan bonito. Porque cuando la ves, piensas: “¡Wow! Qué compromiso, qué amor le metieron todos a este proyecto”.
Nicole Santamaría: Yo aprendí de la historia de Colombia, aprendí de la geografía colombiana… y como actriz, aprendí muchísimo también.
Después de ver el resultado en pantalla, ¿qué se les viene hoy a la cabeza cuando oyen la palabra vorágine?

Viviana Serna: Lo primero que se me viene a la mente son las caras de mis compañeros en Maní, Casanare. Tengo muchísimos recuerdos, muchísimas imágenes. A veces estoy en mi casa haciendo cualquier otra cosa y se me viene un momento específico del rodaje. Pero si me dicen La vorágine, pienso en ellos.
Lucas Buelvas: Para mí, La vorágine significa muchas cosas. Hoy en día representa Colombia, Latinoamérica. Es una denuncia. Es un grito desesperado por mostrar la barbarie que se vivió… pero también significa amor. Amor por el proyecto, por mis compañeros, por los recuerdos. También pienso en el caos, el conflicto entre la civilización y la barbarie. Es una palabra muy poderosa para mí.
Nicole Santamaría: Qué buena pregunta. No lo había pensado así. Ahora que me lo planteas, me doy cuenta de que lo veo como algo lejano, pero a la vez muy cerca. Hacer este ejercicio me hace pensar en lo que representó ese universo y en el privilegio de haber podido dar mi energía y ser parte de algo así. Y ahora verlo desde afuera, con perspectiva, me conmueve. Significa demasiado por todo lo que hay detrás de la historia y sus personajes.
Hablando de los personajes, ¿hubo algo que les enseñaron? ¿Algo que se llevaron de ellos o de ustedes mismos?

Viviana Serna: personalmente aprendí muchísimo de Alicia. De su fuerza, su valentía, su resiliencia, de cómo mantiene sus valores humanistas en medio de algo tan podrido, tan salvaje. Creo que ese es uno de los símbolos de La vorágine: cómo los valores humanos quedan aplastados por la brutalidad del sistema. Pero Alicia los conserva hasta el final. Por eso admiro su integridad, su humanidad.
Lucas Buelvas: De Fidel Franco aprendí sobre la lealtad, los principios. Él se mantiene firme en lo que cree, en su educación, en sus convicciones, a pesar de todo lo que lo rodea: la selva, la violencia, la milicia. Y dentro de esa dureza, de esa firmeza, también hay humanidad. Fue generoso cuando creyó que valía la pena serlo. Y eso me pareció muy poderoso. En ese entorno donde todo es desconfianza, violencia… cosas que seguimos viendo hoy. Fidel me dejó una gran enseñanza y lo llevo en el corazón.
Nicole Santamaría: Griselda me retó muchísimo como actriz. Me enseñó a confiar más en mi instinto, a lanzarme sin miedo, a correr riesgos. A confiar en mí, en el equipo, en mis compañeros. Para mí, ella representa a la mujer que, en medio del infierno de las caucherías, se mantuvo firme y de pie. Nunca la juzgué. Me enseñó demasiado, sobre todo a nivel personal. Y creo que eso es lo que uno busca como actor. Personajes que te reten, que te transformen. Para mí, ella lo fue.
¿Qué tal fue grabar en locación? ¿Cómo vivieron esa parte de la experiencia?

Viviana Serna: Con muchísima emoción. Parecíamos niños. Estábamos visitando lugares que jamás habíamos conocido. Y aunque era un trabajo muy serio, decidimos disfrutarlo, siempre queriendo conocer más: “¿Qué especie es esta?”, “¿Qué es lo que oímos?”. Eran regiones absolutamente espectaculares. Ir a filmar en Monterrey, Casanare, era como hacer un safari. Desde el hotel hasta la locación, una hora de trayecto, veíamos venados, chigüiros, vacas, caballos, miles de aves. Una biodiversidad abrumadora. Y en lo actoral, nos ayudaba muchísimo estar ahí. El calor, el sudor, los insectos. Todo eso le daba veracidad a las escenas.
Lucas Buelvas: Fue una experiencia deliciosa. Claro, hubo momentos duros. Tuvimos que parar por tormentas, por riesgo de rayos, el calor era fuerte, los insectos, las caminatas a la locación. Pero al final del día llegábamos al hotel, nos duchábamos, descansábamos. Y eso equilibraba un poco. Pero nuestros personajes no tenían eso. Ellos dormían ahí, vivían ahí. Entonces todo lo que nos rodeaba fue como un regalo.
Nicole Santamaría: Totalmente de acuerdo. Yo, por ejemplo, caminaba descalza por las locaciones porque me ayudaba con el personaje, aunque en producción siempre me regañaban por las hormigas y los bichos, (risas). Pero me lo disfruté al 100%. Por ejemplo, en el Guaviare, en un día libre, salimos a conocer lo que pudimos, y fue maravilloso. En Maní, hablar con los llaneros, conocer su cultura… Un día nos encontramos con unas campesinas que hacían arepas de yuca. Nunca he comido una arepa tan deliciosa en mi vida. Entonces no fue solo interpretar a los personajes, sino vivir experiencias que nunca habíamos tenido. Fue un regalazo de la vida.