Los momentos más controversiales y emocionales de Chespirito: Sin querer queriendo

¿Qué escenas de la serie biográfica de Roberto Gómez Bolaños lo ha hecho llorar? ¿Cuáles le arranco un grito? En Diners le presentamos una selección de los momentos más impactantes de Chespirito: Sin querer queriendo.
 
Los momentos más controversiales y emocionales de Chespirito: Sin querer queriendo
Foto: Cortesía de WarnerMedia Direct y HBO Max / Fotograma de la serie Chespirito: sin querer queriendo.
POR: 
Pablo Montero Cabrera

Para quienes siguen la serie biográfica de Roberto Gómez Bolaños y su recorrido hacia convertirse en un ícono de la televisión latinoamericana es probable que el corazón se les haya acelerado con la primera aparición del Chapulín Colorado, o que hayan derramado una lágrima durante la grabación de El Chavo del Ocho en Acapulco. En Diners recopilamos los momentos más emocionantes y controversiales de Chespirito: Sin querer queriendo.

Un abuelo y un nieto

(Alerta de spoiler)

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Chespirito
Foto: Cortesía de WarnerMedia Direct y HBO Max / Fotograma de la serie Chespirito: sin querer queriendo.

En esta serie, no todas las lágrimas son por la risa. La muerte de Elsa Bolaños, madre de Chespirito, en el segundo episodio, apenas es un destello dentro de la narrativa general, pero eso no le resta emotividad cuando se entiende el contexto que la rodea.

Cuando se introduce por primera vez en la serie, Elsa ya es una viuda que ha sacado adelante a sus tres hijos. Logró que Chespirito accediera a una educación universitaria —aunque no la terminara— y consiguiera un trabajo estable. Sin embargo, él decidió dejarlo todo para seguir la pasión de su padre: las artes.

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En una publicación en redes sociales, Florinda Meza (quien fuera pareja de Chespirito) aclaró que Elsa “no era una madre controladora, pero sí muy sabia”. Nunca le impidió a su hijo seguir sus sueños, aunque sí compartía con él sus dudas. Con el tiempo, estas se fueron disipando: Chespirito consiguió trabajo en una agencia de publicidad y pronto ascendió a guionista.

Tres años antes de estrenar su programa más exitoso, El Chavo del Ocho, Elsa falleció. En la serie, el momento adquiere un nivel mayor de emotividad con la aparición fantasmal de su esposo, el padre de Chespirito. Es más, quien lo interpreta es Roberto Gómez Fernández, hijo de Bolaños. Un homenaje de un nieto a su abuelo.

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Comienzos que derriten el corazón

Chespirito
Foto: Cortesía de WarnerMedia Direct y HBO Max / Fotograma de la serie Chespirito: sin querer queriendo.

Florinda Meza podría haber etiquetado como ficticia la creación del Chapulín Colorado en la serie, pero eso no le quita el mérito de conmover a los fanáticos.

Todo comenzó con un grillo en la oficina de Chespirito, un escritor en busca de una nueva idea para reemplazar a Los Súper Genios de la Mesa Cuadrada. Entonces recordó un viejo boceto: un superhéroe verde y amarillo.

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Al principio, no estaba del todo convencido, pero esa noche, un sonido aterrador despertó a toda su familia. Agitado por lo que pudo haber terminado mal, descubrió cuál debía ser la esencia del personaje: no un héroe intrépido, sino una parodia valiente, con miedos y debilidades.

El hecho de que Graciela, exesposa de Chespirito, haya cosido a mano el traje original le añade un valor muy especial a ese momento.

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Fue sin queriendo

Chespirito
Foto: Cortesía de WarnerMedia Direct y HBO Max / Fotograma de la serie Chespirito: sin querer queriendo.

Lo mismo podría decirse del origen de El Chavo del Ocho en la serie: ficticio, pero conmovedor.

Tras la muerte de su padre, el joven Chespirito fue enviado a vivir con sus tíos en la Ciudad de México por un tiempo. La serie retrata ese lugar como una típica vecindad cerrada: el cobrador de renta, regordete y siempre de traje; la madre con los churros en el cabello; el niño mimado y la niña que llora desconsolada.

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Después de esa primera visión en blanco y negro, llega la escena clásica de reunión, con un tablero repleto de fotos de los actores. La cereza del pastel es la cámara que se adentra en los armarios, mostrando cómo uno a uno saca el vestuario original de su personaje. No son los trajes más icónicos, sino un adelanto de lo que llegarán a ser.

Una traición no tan traicionera

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La trama principal del episodio cinco gira en torno a Emilio Azcárraga Milmo (llamado Figueras en la serie) y su intento por convencer a Chespirito de abandonar el Canal Ocho para unirse al Canal 2 (rebautizado como Canal Alfa).

Los encuentros entre ambos se presentan bajo un halo de misterio, a altas horas de la noche y con excusas poco convincentes. El resto del elenco de El Chavo del Ocho teme que Chespirito los deje atrás junto con el programa, y la serie permite que los espectadores compartan esa sospecha por buena parte del episodio.

Sin embargo, se revela que Chespirito no tiene nada de eso en mente. A la propuesta de Azcárraga le pone sus propias condiciones: llevarse a todo el equipo del programa y esperar pacientemente a que su contrato con el Canal Ocho llegue a su fin.

Inicialmente, Azcárraga acepta, pero pronto presiona a Chespirito para que se mude antes, temeroso de que el Canal Ocho descubra sus intenciones. No se equivoca: esa misma mañana, Chespirito firmó una extensión de sesenta semanas con su canal actual.

Azcárraga tendría que esperar… o tal vez no. En los últimos minutos del episodio, la historia da un giro inesperado con la fusión de los canales de televisión que daría origen a Televisa.

Problemas en el paraíso

Chespirito
Foto: Cortesía de WarnerMedia Direct y HBO Max / Poster de la serie Chespirito: sin querer queriendo.

En el tercer episodio, durante la narración paralela de la grabación de El Chavo del Ocho en Acapulco, Chespirito y Enrique Segoviano (llamado Mariano en la serie) discuten sobre cómo debería terminar el capítulo: si en la piscina o alrededor de una fogata en la playa.

Ambos presentan argumentos sólidos, pero el desempate lo da Florinda Meza (Margarita), quien se pone del lado de Chespirito y minimiza el aporte de Segoviano. La escena podría haberse quedado como una de las tantas fricciones que la serie ha retratado entre Meza y otros miembros del equipo, pero se intensifica por el triángulo amoroso: Segoviano acaba de comprometerse con Meza, pero Chespirito aún guarda sentimientos por ella.

Con las tensiones altas, Segoviano los confronta sobre una posible infidelidad, pero ambos lo niegan. Chespirito incluso le da su palabra de honor. Una palabra que —tras los eventos del episodio siete— se sentirá como una puñalada en la espalda. Para ese momento, Chespirito y Meza ya se habían involucrado sentimentalmente durante la gira por Chile.

Una lagrima desgarradora

En el mismo episodio donde se muestra la infidelidad entre Chespirito y Meza, la narrativa deja entrever que Graciela ha tenido sus propias sospechas desde antes de Acapulco.

Lo que debía ser una representación melancólica de la famosa escena de la vecindad alrededor del fuego se transforma en una imagen del dolor de Graciela. Ella se queda un poco más en la playa, con un cigarro en la mano. Camina hasta la orilla del mar, con la luz de la luna iluminando su rostro, y llora.

La escena concluye con María Antonieta de las Nieves (la Chilindrina) acercándose en silencio y abrazándola. Había visto a Meza salir de la habitación de Chespirito durante la gira por Chile.

Vea también: ¿Le ha estado mintiendo la serie biográfica de Chespirito?

         

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julio
21 / 2025