Dos exposiciones de Enrique Grau y Édgar Negret: artistas fuera de serie

El año 1920 fue muy prolífico para el arte colombiano. En esa fecha nacieron algunas de las mentes más brillantes y creativas del país, una generación de artistas que marcó un antes y un despúes en la historia del arte nacional. Hoy, cien años después, es un deber recordar su legado artístico y reconocer las influencias que tuvieron en la escena creativa continental.

Calendario múltiple, 1995. Escultura en aluminio pintado.

Dos artistas de esa generación son el escultor abstracto de origen payanés Édgar Negret (2012) y el pintor Enrique Grau (2004).

Por un lado, la exposición virtual Negret, legado desconocido, organizada por la Casa Museo Luis Eduardo Ayerbe González, de Popayán, y la Fundación Universitaria de Popayán, reúne una selección de diecisiete obras realizadas entre 1943 y 2003, que por primera vez se exhiben en conjunto.

Además de las reconocidas esculturas como Acoplamiento, Pájaros y Máscaras, se pueden ver otros trabajos conservados por su familia, producidos durante los primeros años de su carrera artística, en técnicas como dibujo y acuarela.

Máscara múltiple, 1993. Escultura en aluminio pintado.

Óscar Hernández, uno de los curadores de la muestra, le explicó a Diners que la familia del artista lo contactó para contarle que tenían unas obras inéditas que podrían servir en esta exposición.

A partir de ese momento se empezaron a concebir las tres líneas curatoriales que están presentes en la exposición. La primera es la perspectiva payanesa de Negret, donde se resalta su origen, su paso por la Academia de Bellas Artes en Cali y su posterior partida a Nueva York, donde se descubre como escultor. “Muchas personas olvidan que el maestro nació en Popayán y esto le permitió construir un conjunto de creencias que hacen parte de su obra”, asegura Hernández.

En esta primera parte se observa una serie de acuarelas, realizadas durante su época de estudiante, donde se aprecian colores, paisajes y retratos de personas del Pacífico y que muestran a un Negret poco conocido. Su trazo libre y sus pinceladas recrean ciertas escenas que responden a la sensibilidad característica del artista y que muchos de sus docentes resaltaron durante su época universitaria.

Sin título, 1938 -1944. Óleo sobre madera.

Hernández asegura que Negret fue un hombre que desde joven se relacionó con lo académico para encontrar su amor por la abstracción. “No fue algo que le llegó por arte de magia, fue una constante búsqueda teórica y académica que lo formó íntegramente”, señala.

La segunda línea curatorial invita al espectador a pensar cómo surgió el arte moderno en el país y, por supuesto, muestra cómo Negret fue uno de los pioneros. Se detallan, además, sus estadías en Nueva York y el descubrimiento de un material como el aluminio para sus esculturas. “Se muestra un Negret que ya no pinta sino que crea piezas con diferentes dimensiones y materiales”.

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Por último, se exhiben seis serigrafías inéditas de Negret de los años setenta, donadas por su familia, y que ayudan a reflexionar sobre su proceso como artista y la relación con lo prehispánico. “Durante años el artista tuvo que construirse a contracorriente en un país en el que parecía extraño el arte moderno, donde lo abstracto no tenía cabida y las creencias católicas y los modelos religiosos primaban en muchos aspectos políticos y sociales. Negret es un puente entre antiguos saberes ancestrales mostrados en un contexto moderno. Él nos mostró que el artista era un ser espiritual. Y mencionarlo es importante, precisamente, por su lugar de nacimiento. Pues esta es una ciudad donde los indígenas y los saberes ancestrales priman, y Negret siempre lo tuvo en sus
venas y nunca lo separó de su trabajo”.

Las María Mulatas son las protagonistas de la exposición de Enrique Grau.

La exposición estará disponible en www.casamuseoayerbe.co hasta el 11 de octubre, cuando se cumple oficialmente el centenario de Édgar Negret. Se espera que para esa fecha ya se pueda abrir el espacio al público siguiendo los protocolos de bioseguridad.

Grau, imagen viva

Por otro lado, en la sala de exposiciones Cafam se realiza la exposición Homenaje a Grau: 100 años de imagen viva. Una muestra que reúne más de treinta obras, que incluyen las María Mulatas que el artista realizó en pinturas, esculturas y dibujos a lo largo de su vida.

Aunque Grau nació en Panamá pasó varios años en Cartagena, lo que influenció su obra, fiel reflejo de los colores y la sociedad caribeña. Desde muy temprano, se caracterizó por aprender empíricamente y gracias a una mención de honor en el Primer Salón de Artistas Nacionales estudió en Art Students League, de Nueva York.

María Mulata. Lámina.

Durante su carrera realizó desde paisajes hasta retratos. Pintó a diferentes mujeres de clase alta caracterizadas por sus sombreros, joyas y grandes adornos. Esto se puede apreciar en Sombrero de rosas (1930), La gran bañista (1962) y La Cayetana (1962). Dibujó afroamericanas y con su realismo mostró de forma nítida la vida cotidiana, las celebraciones y la cultura popular de su época.
La muestra se puede apreciar en un video divulgado en las redes sociales del teatro Cafam.