Kevin Mancera: las líneas del futuro

Va a cumplir 30 años y ya su trabajo con lápiz lo ha consagrado hasta tal punto der ser hoy considerado uno de los mejores dibujantes del país.
 
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Revista Diners

Quería ser diseñador, pero no pasó el examen en la Universidad Nacional y decidió inclinarse por el arte. Fue una buena jugada del destino, porque se dedicó a dibujar y se ganó pronto el aprecio de galeristas como César Gaviria, cuya galería Nueveochenta, de Bogotá, le abrió un espacio a sus proyectos cargados de introspección, casi todos capaces de exaltar las pequeñas tragedias cotidianas. Con su serie sobre el fracaso se ganó el prestigio de ser uno de los mejores dibujantes del país para la Revista Arcadia y buena parte de la crítica especializada.

En 2007, cuando desarrolló su tesis de grado –100 cosas que odio–, que expuso en la Gilberto Alzate Avendaño, encontró en el dibujo la técnica que más ha explorado estos años. “El dibujo tiene mucha cercanía con la gente, no es tan elaborado como una pintura. Los míos están hechos con lápiz”. Sin embargo, no es capaz de hacer su trabajo en silencio. Cuando dibuja siempre oye salsa, punk o tiene encendida la radio. Se levanta a las siete de la mañana, a veces monta en bicicleta, según él, la mejor terapia cuando quiere escapar del mundo, y luego dibuja hasta que oscurece. Puede realizar un dibujo en un mes o varios; eso depende de las ideas que tenga, las cuales, dice, le “bajan muy despacio a la cabeza”. Eso le sucedió con la exposición Sobre el fracaso, que lo llevó a leerse todo el diccionario para buscar palabras con significado negativo, y luego plasmarlas en un rapidógrafo en papel rosa para que contrastara con la carga negativa.

Su obra ha tratado temas como el odio, la tristeza, el fracaso y la felicidad, pero Mancera sostiene que no le gusta escribir sobre su trabajo y que prefiere explicar lo que hace en una frase: “No soy tan inteligente para criticar el arte, esas conclusiones acerca de lo que uno quiere decir las sacan personas que se dedican a leer las obras de otras personas”. Asegura que no le angustia producir para vender y que, por el contrario, prefiere preocuparse por qué va a dibujar o qué nuevo libro va a comprar. En este momento está leyendo Abaddón el exterminador, de Ernesto Sabato, y trabaja en dos nuevos proyectos: los diarios de un viaje en tierra por Latinoamérica que presentará este año, y uno sobre la historia del ciclismo, que prepara para 2013. Está seguro de que dibujar es lo único que sabe hacer en la vida. Y lo hace bien, sin duda alguna.

         

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febrero
10 / 2012