“Si no cuentas la historia, te envenena”: Guillermo Arriaga habla de cómo creó su nueva novela, El Hombre

Diners conversó con Guillermo Arriaga sobre su nueva novela, El Hombre. Esto nos contó sobre la construcción de la historia desde una escritura más improvisada.
 
“Si no cuentas la historia, te envenena”: Guillermo Arriaga habla de cómo creó su nueva novela, El Hombre
Foto: Cortesía de Penguin Random House / Guillermo Arriaga.
POR: 
Pablo Montero Cabrera

¿Cómo puede un solo hombre construir un imperio? ¿Cuál es el camino qué debe seguir? Estas son las preguntas que impulsaron a Guillermo Arriaga, de sesenta y siete años, a escribir El Hombre, su nueva novela, tan contemporánea como profundamente hispanoamericana.

La historia comienza con Jack Barley, un niño de once años que, harto de los abusos, un día toma un cuchillo y mata a quien lo atormentaba. Su pasado y su perspectiva se unen a los de los otros cinco narradores de la novela, quienes irán desvelando la misteriosa figura de Henry Lloyd a través de sus relatos. 

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Ninguno de los narradores, excepto Barley, sabe exactamente de dónde viene Henry Lloyd. Para ellos, él se ha convertido en un fantasma legendario, quién apareció por primera vez en una plantación. Llegó exigiendo trabajo, solo para luego liberar a los esclavos y unirlos a su ejército para conquistar Texas, el territorio mexicano recientemente adquirido por Estados Unidos.

Para algunos, podría resultar sorprendente que Guillermo Arriaga decidiera abordar un momento histórico tan específico. Sin embargo, más allá de sus raíces mexicanas y lo que esto pudiera implicar, no es la primera vez que incursiona en la novela de época. Su obra Extrañas retrata el desarrollo de la ciencia en la Inglaterra del siglo XVIII, una línea que no continúa en Salvar el fuego, aunque esta se destaca también por darle su mayor reconocimiento: el Premio Alfaguara en 2020.

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Arriaga no es solo reconocido en el mundo literario. En 2005, ganó el premio al Mejor Guión en el Festival de Cine de Cannes por Los tres entierros de Melquíades Estrada. En su filmografía también figuran títulos como Amores perros, El llano en llamas (donde dirigió además de escribir), y, más recientemente, el cortometraje Noche rota, de 2013.

Diners conversó con Arriaga sobre El Hombre, su proceso de escritura y los orígenes de esta historia que se ha gestado durante más de cuatro décadas.

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¿De dónde nace la historia de El Hombre?

Foto: Cortesía de Penguin Random House / Portada de la novela El hombre.

La idea surgió hace 44 años, y nace porque comenzaron a entrar en mi inconsciente temas que, con el tiempo, cobraron más importancia: la relación de los apaches con México, la pérdida del territorio mexicano a manos de Estados Unidos, la esclavitud. También me interesaban otros conflictos: la ausencia del padre, los amores tormentosos, la construcción de la lealtad, la ambición desmedida, la venganza, el perdón.

Curiosamente, en la novela, Rodrigo no tiene padre, Barley no tiene padre, pero Henry Lloyd es un padre ejemplar. Tan buen padre es que a todos sus hijos, legítimos e ilegítimos (nacidos de esclavas), los protege económicamente y los mantiene hasta que son adultos.

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¿Por qué contar esta historia en este momento?

No sé si estas temáticas resuenan hoy en día, pero sí puedo decir que el trabajo del escritor está dominado por historias que se adueñan de uno. Son historias que, si no se cuentan, se oxidan en la garganta y terminan por envenenarte.

Intenté escribirla muchas veces a lo largo de los años. Incluso traté de hacer una película con esta historia, pero simplemente no cuajaba. De hecho, la novela terminó teniendo muy poco que ver con aquella película que había imaginado.

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Esto se debe a que las historias suelen debatirse entre dos formas narrativas: la primera y la tercera persona. Aunque una novela esté escrita con un narrador omnisciente, siempre hay una voz personal. El cine, en cambio, aunque use una voz en off, es siempre una tercera persona.

Y esa diferencia afecta mucho lo que se puede hacer con el lenguaje. En esta novela, por ejemplo, es esencial la interiorización: la exploración de emociones, pensamientos, la construcción de la conciencia de los personajes. Eso es muy difícil de lograr en cine.

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¿Quién es Henry Lloyd, esa figura protagónica que permea toda la novela?

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Henry Lloyd aparece por primera vez cuando llega a pedir trabajo en una plantación. Lo primero que hace al ser contratado es reducir las horas laborales de los esclavos y asegurarse de que estén bien alimentados. Les dice: “Nadie los va a maltratar, pero al que se salga de la raya, lo mato con mis propias manos”. Y lo hace. Pero no por gusto.

Lo hace porque tiene muy claro a dónde quiere llegar, y entiende que, si no recurre a la violencia, no logrará sus objetivos. Sin embargo, no es violento por naturaleza.

¿Cuál fue el proceso para construir a Henry Lloyd, un personaje que algunos podrían catalogar como moralmente gris?

Yo conozco escritores que dicen: “Quiero que mi personaje sea así y así”. Tienen planeado un arco, pegan hojas en las paredes, lo tienen todo claro. Yo no. Yo escribo lo que se me ocurre cada día. Por eso, los personajes prácticamente se revelan a sí mismos.

Por ejemplo, el personaje de Jeremia surgió cuando fui a la Feria del Libro de Panamá. Allí vi a un guardia muy atractivo, de unos dos metros, unos cincuenta años. Hablé con él, y me dijo que no hablaba inglés. Ahí mismo se me ocurrió que Jeremia debía ser mudo.

Confío en mi inconsciente, confío en ese estado de trance al escribir. Empecé con la voz de Jack Barley, luego seguí con Virginia. El orden en que se leen es el orden en que iban apareciendo y el orden en que los escribí.

¿Encuentra algo de usted mismo en los personajes?

Foto: Tania Volo Bueva en Shutterstock / Guillermo Arriaga en el Festival de Cine de Venecia.

Cuando yo enseñaba, le decía a mis alumnos: “Nunca escriban de sí mismos para que haya más de ustedes”. Porque si uno empieza a escribir conscientemente sobre su vida, sobre su persona, la historia corre el riesgo de volverse una caricatura.

Por supuesto que lo propio siempre se filtra, no hay forma de evitarlo. Incluso en los personajes más deplorables, hay algo tuyo. Pero aprendí desde muy joven una lección esencial: nunca debes juzgar a tus personajes.

Entendiendo su proceso creativo más libre, ¿cómo surge el título de la novela?

El título nace porque quería hablar de Henry Lloyd: The Man. Es una frase ambigua, que remite a muchas cosas. Además, afirma un género. En un mundo donde se cuestiona tanto el tema de los géneros, aparece una novela que se llama El hombre. Y eso, incluso, provoca confrontación.

Finalmente, ¿qué podemos esperar de Guillermo Arriaga en el futuro?

Foto: Tania Volo Bueva en Shutterstock / Guillermo Arriaga en el photocall ‘Words With Gods’ en el Festival de Cine de Venecia.

Ser el mejor papá del mundo, el mejor esposo del mundo, el mejor amigo del mundo… y el mejor abuelo del mundo.

En cuanto a proyectos, quiero volver a dirigir cine. Me divierte mucho. Han sido quince años metido en mi estudio, y ahora quiero salir al campo a filmar. Son dos zonas completamente distintas.

En el cine, puedes voltear con alguien y decirle: “No tengo idea de qué hacer, ¿aconsejame?”. En el estudio de tu casa, volteas y no hay nadie. Claro, le das tu escrito a amigos y ellos te dan retroalimentación. Pero en ese momento, en el trance de la escritura, estás solo.

Además, en el cine el guión ya está escrito, ya sabes a dónde vas. Tu único trabajo es interpretar. Y ese me parece un proceso mucho más fluido que el de crear una novela.

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julio
31 / 2025