El hip hop palpita en esta exposición del Museo Nacional

Revista Diners
Es mucho más que un género artístico. Es un movimiento cultural, un organismo que se alimenta del poder de la palabra, del sonido, de la imagen, del vestuario; que deja inscrita su mitología en las paredes de las ciudades. El hip hop es una forma de vida, con su propio lenguaje y sus propias tradiciones que inspiraron la nueva exposición del Museo Nacional.
Nación Hip Hop: Colombia al ritmo de una cultura es el nombre de esta muestra, que estará abierta hasta el próximo 26 de febrero y que se realiza en el marco de la celebración de los 200 años de fundación del Museo Nacional de Colombia y de los 50 años de presencia de la cultura hip hop en el mundo.

La sala de exposiciones temporales de este museo alberga más de 400 objetos que resaltan la estética y la filosofía de este movimiento cultural y popular. Las piezas van desde la placa de la casa en la que en 1990 vivieron los integrantes de La Etnia, el mítico grupo de rap colombiano que nació a mediados de la década de 1980, hasta portadas de la revista Doxa ‒Opinión de los mortales, una publicación dedicada exclusivamente a este tema.
Una perspectiva urbana
Según William López, director del Museo Nacional, esta exposición es un modo de incorporar otros relatos que históricamente no han estado presentes en las narrativas de la nación. De esta manera, añade López, se ofrece la oportunidad para que personas de diferentes sectores de la sociedad conozcan otras formas de la cultura y del arte hecho en Colombia.
“Este movimiento cultural es una manera diferente de entender la música, la pintura, la composición, las formas de vestir, de hablar y de hacer comunidad desde perspectivas urbanas y callejeras”, afirma López.
Para esta exposición que se gestó durante la administración de Juliana Restrepo ‒anterior directora del Museo Nacional‒, cuenta López que se trabajó junto a Idartes y la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. Además, la curaduría de etnografía del museo trabajó de la mano con miembros activos del hip hop nacional.

Según Zkirla, uno de los principales representantes de este movimiento en Colombia, más allá de lo netamente artístico, el hip hop consiguió mostrar al país una realidad que, aunque vive latente en los barrios y contextos de cualquier pueblo y ciudad, muchos desean ocultar. “Es la voz de los que no tienen voz, la danza prohibida, la estética que rompe moldes, aquel sonido crudo, no convencional, sumado a los colores que resaltan y embellecen las denominadas zonas calientes, ya sea en el interior o en las costas del país. Es el que llega a lugares insospechados, en donde en ocasiones falta la esperanza. Nosotros podemos crear esperanza a partir de una idea, un lápiz y un papel”, asegura el artista.
La estructura narrativa aborda los elementos clave de este movimiento desde la década de 1980 hasta el presente. Es un viaje que retrata acontecimientos y actores importantes de esta cultura y también la evolución de sus elementos, en los que se evidencian su crítica social y su poder de innovación. Geográficamente, la muestra se enfocó en cuatro regiones protagonistas: Bogotá y el área metropolitana, Antioquia, Cali-Buenaventura y la región Caribe.
Los ocho ejes temáticos en que está dividida dan cuenta de las expresiones fundamentales de esta cultura: el movimiento con el breaking, el rap como poesía, el grafiti como color y el Dee-Jay como base, entre otras.
Según William López, este trabajo responde a procesos de cocreación y cocuraduría que el Museo Nacional ha venido explorando, en los que es vital la participación de las comunidades y de los colectivos. Tal es así que durante toda la producción de Nación Hip Hop participaron unas 180 personas de diferentes partes del país y del movimiento.
“El hip hop lo reinventó todo”
“Hacer una exposición como esta constituye un gran reto. Por supuesto, es posible que tengamos algunos vacíos, pero se trata de una exposición hecha con una gran generosidad, con una gran lucidez, que recoge muchas voces, que abiertamente quiere ser polifónica y, por otro lado, abrió el espacio para que la gente interviniera. Por eso, la exposición ya está llena de grafitis y nos alegra mucho porque el nivel de apropiación ha sido muy grande”, añade el director del Museo Nacional.

En las paredes del espacio se pueden leer frases tan potentes como “El hip hop no inventó nada… El hip hop reinventó todo”, una máxima que forma parte de una especie de abecé que describe conceptos claves. Además de carteles y fotos históricas, el visitante podrá observar portadas de discos, elementos intervenidos con grafitis y dispositivos electrónicos como los mezcladores que se utilizan para la producción musical.
Todo esto lo complementará una programación especial, con charlas, talleres y exploraciones de este movimiento que, como dice Zkirla, ha hecho que Colombia reaccione social y políticamente.
“La principal tarea del museo es mostrar que el pasado es conflictivo, es complejo, es rico, es sugestivo y tiene, además, agenciamientos que en muchos sentidos generan una resistencia cultural que muestran actores de diferentes sectores sociales, en este caso particular populares, que han hecho un trabajo muy grande de construir nación incluso desde el margen”, finaliza López.