Karita Mattila, la mujer del encanto finlandés

La soprano finlandesa Karita Mattila es una de las artistas más importantes de la música actual.
 
Karita Mattila, la mujer del encanto finlandés
Foto: instagram.com/savonlinnanoopperajuhlat/
POR: 
Carolina Conti

Karita Mattila, la mujer del encanto finlandés fue publicado originalmente en agosto de 2013

El 3 de agosto de 2013 los asistentes al Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo vivieron una noche memorable, con el recital de la soprano finlandesa Karita Mattila, un nombre que no era muy familiar en estas latitudes, excepto para los conocedores pero que en las ‘grandes ligas’ de la ópera y en los escenarios más exigentes infunde gran respeto y admiración profunda.

Esta carismática mujer ha recibido innumerables reconocimientos y condecoraciones, entre otros el BBC Cardiff Singer of the World Competition en 1983 y el premio Grammy dos veces.

También recibió la condecoración Chevalier des Arts et des Lettres por parte del Gobierno Francés, uno de los más altos reconocimientos en el campo de las artes. En 2005 Musical America, la revista más antigua de música clásica en los Estados Unidos la nombró Músico del año y la definió como la cantante y actriz más electrizante de nuestro tiempo.

Karita Mattila, grande entre los grandes

Esta descripción concuerda perfectamente con una de sus imágenes más impactantes que es la foto que le tomó el desaparecido Richard Avedon, en la que aparece como una glamorosa Salomé abrazando la cabeza de Juan Bautista, en la ópera de Richard Strauss.

El público y la crítica aclamaron su representación de este papel que marcó su historia y la del Met de Nueva York en 2004. Hoy, después de 38 años de carrera Mattila es capaz de asumir los papeles más diversos en carácter y estilo como los de Wagner, Puccini, Janacek, Verdi o Beethoven, algo que no todas las voces están en capacidad de hacer.

El pasado mes de enero estuvo interpretando arias de Wagner, Verdi, Mozart y Bernstein con la en la ciudad austriaca de Grafenegg con la Orquesta Tonkünstler que dirige el maestro Andrés Orozco-Estrada.

Fue una experiencia maravillosa, dice la soprano, porque es un gran director que además respeta enormemente a lo cantantes. Al igual que los grandes maestros respeta y ama a la gente que lo rodea y hacen que uno cante mejor.

El secreto de su voz

A lo largo de su vida, con la cuidadosa evolución en el repertorio, con las experiencias de ser cantante, pero también de ser mujer Karita Mattila ha venido moldeando su voz cuidadosamente, como un pintor que poco a poco va buscando el color ideal, y aunque domina la técnica, más que la perfección vocal le interesa la emoción auténtica, la que considera inherente a la música.

Y esa maravillosa conjunción de música, drama y expresión fue lo que se vivió en el Teatro Mayor. El repertorio que escogió con la valiosísima guía del maestro Martin Katz, su pianista acompañante y toda una autoridad en el tema, fue muy acertado, si bien gran parte no suele escucharse por aquí.

En la primera parte hizo un recorrido por por Alemania, Francia e Italia con profundas canciones de Brahms, con algunas de las hermosas canciones de Henri Duparc, llenas de delicada emoción, para cerrar con el aria italiana Sola, perduta, abbandonata de la ópera Manon de Puccini, con la cual demostró la maravillosa versatilidad de su voz y su capacidad actoral, pues sin escenario y acompañada del magnífico piano de Katz encarnó a esa mujer arrepentida por lo que hizo años antes al hombre que la amaba. No hacía falta entender las palabras. La música, su voz y su expresión conectaron inevitablemente al público que respondió con un aplauso avasallador.

Los recitales de Karita Mattila

Tras el intermedio Karita Mattila salió descalza al escenario e inició con la segunda parte del recital canciones de Jean Sibelius, el principal compositor finlandés. Como lo expresó al público, quería presentar su propia cultura al público colombiano.

Luego, visiblemente emocionada con la respuesta del público. También ofreció la popular Canción de la luna de la ópera Rusalka de Antonin Dvorak, una de las áreas preferidas en los recitales (También se la escuchamos a la Netrebko).

Finalmente esta enorme y hermosa mujer de 52 años ofreció las siete canciones gitanas. También del compositor checo, con una danza de una sutil sensualidad y la belleza de su interpretación musical, llena de colores, matices e historias.

Ovación del público en Bogotá

La medida y la eficacia de su actuación nos hace sentir frente a un gran actor de Shakespeare. Ante la ovación del público, interpretó, fuera de programa un tango finlandés titulado Tierra de hadas, un género que, explicó, tiene mucha aceptación en su país.

Alegre, encantadora, cercana al público que ya era su amigo, ofreció un nuevo bis. El aria O mio babbino caro, de la ópera Gianni Schicchi de Puccini. Y ante la inagotable emoción del público, finalmente, a capela, cantó un pequeño trozo en inglés en el que deseaba buenas noches e invitaba a los oyentes a que soñaran con ella.

Con la mano mandó un sentido beso al público y luego dejó otro en las tablas del escenario del Teatro Mayor. Gran noche, artistas de primera, emoción profunda, que abre nuevos horizontes al público. Hoy en día, aún si los nombres inicialmente no nos dicen mucho. Podemos confiar en la calidad de lo que en materia de música tenemos en Bogotá.

También le puede interesar: 5 piezas de música clásica que de verdad sirven para relajarse, según un experto

         

INSCRÍBASE AL NEWSLETTER

TODA LA EXPERIENCIA DINERS EN SU EMAIL
febrero
10 / 2021