En Los Ángeles, donde los sueños se filman con la precisión de una ecuación, el colombiano Andrés Felipe Acosta, conocido como AFAC, ha encontrado su propio lenguaje dentro de la industria audiovisual. Este director y productor bogotano ha desarrollado un método de creación que combina diseño conceptual, narrativa emocional y una ingeniería de producción ajustada a cada proyecto. Desde allí impulsa una nueva generación de creadores latinos que entienden el cine como un oficio que se construye a partir de la medida exacta entre inspiración y disciplina . Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de [AFAC] (@afac101) Vea también: Pluribus: el nuevo experimento sobre la felicidad de Vince Gilligan, director de Breaking Bad Su modelo, como él mismo lo define, funciona “como el de un sastre”, donde cada pieza audiovisual se adapta al presupuesto y al propósito de la historia. Esa filosofía le ha permitido materializar proyectos para artistas de distintos continentes, desde JP Saxe y Dance Gavin Dance hasta Piel Camaleón y Daniella De Luca.
A través de sus productoras A Colors Box y Black Motion Box, ha consolidado una plataforma que no solo genera contenido, también investiga nuevas formas de propiedad intelectual y experimenta con la narrativa transmedia. El arte de alterar la realidad en AFAC La mirada de AFAC se distingue por su forma de amplificar lo emocional a través de símbolos que alteran la realidad. Para él, no existen elementos visuales arbitrarios. Cada objeto, cada color o movimiento dentro del encuadre tiene un propósito que conecta con la emoción de la historia. Su estilo, definido por un realismo que se tiñe de elementos fantásticos, convierte la cámara en una extensión del pensamiento y del sentimiento. Durante los últimos tres años, ya radicado en Los Ángeles, trabajó en el universo visual del álbum A Grey Area de JP Saxe. En este proyecto lideró arte, diseño de producción y la construcción de un concepto escénico que integró color, pintura de instrumentos y ambientación cromática. “Queríamos que el público sintiera cómo un espacio gris se iba llenando de color con la música. Esa transición se convirtió en el hilo conductor de la puesta en escena”, explica el director, quien entiende la puesta en escena como una experiencia sensorial que se transforma junto con el espectador. Nuevos proyectos, nuevas formas de narrar con Andrés Felipe Acosta En 2025, AFAC dirigió los videoclips Soledad y Polaroids de Silvi, cantante y compositora colombiana establecida en Los Ángeles. Ambos trabajos fueron acompañados por una estrategia de contenidos que extendió la historia más allá de la pantalla, convirtiéndola en una conversación abierta con el público.
También realizó un rodaje en Joshua Tree con Daniella De Luca, en el que mezcló recursos analógicos y digitales para crear texturas dentro de la cámara y evitar la dependencia de la posproducción. Actualmente desarrolla una etapa creativa enfocada en la expansión de sus proyectos audiovisuales. Entre ellos se encuentran Fitting Humans , una microserie en formato vertical que explora la conexión entre humanidad y tecnología, y The CoLAmbians , un piloto de comedia dramática pensado para plataformas de streaming. De manera paralela trabaja en Teorías de un mundo diferente , un video podcast animado que reflexiona sobre la imaginación como herramienta para habitar el presente. Un creador en movimiento constante La obra de AFAC ha sido reconocida en festivales de India, Brasil, Países Bajos, Argentina y Colombia. Producciones como Gózala , Antes de huir , Fabricando Alas , Fosa , Fondo , 2 0 4 0 y Venena Bibas han sido premiadas por su fuerza estética y su profundidad narrativa. Ese recorrido lo ha consolidado como una de las voces más versátiles del audiovisual latinoamericano contemporáneo. Desde su estudio en Los Ángeles continúa expandiendo su universo creativo, convencido de que el crecimiento verdadero ocurre en colaboración. “La motivación está en el presente; en convertir una idea en algo que el mundo puede habitar”, afirma. Para él, la escalada profesional no se mide en jerarquías verticales, sino en conexiones horizontales entre artistas que comparten la misma energía creativa. De esa red nacen historias que cruzan fronteras, narradas por un colombiano que ha hecho del cine una manera de entender el mundo y de reinventarlo cada día.