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diciembre 23, 2025
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Mankeeping: por qué las mujeres están cansadas de «criar» a sus parejas adultas

Para muchas mujeres, gestionar la vida emocional, social y hasta doméstica de sus parejas deja de ser un acto de amor para convertirse en un trabajo invisible y agotador.
POR:
Andrea Vega

Eran las doce del día y ya estaba cruzando la puerta del restaurante. Mientras esperaba una ensalada marroquí y detallaba la pequeñísima boca de una guitarra en un bodegón de Botero, empecé a escuchar a dos amigas en el puesto de al lado. No me juzgue: me encanta escuchar conversaciones ajenas en los restaurantes porque alrededor de la mesa es donde hablamos de lo que más nos importa.

“Para mí, un hombre que viva a los 35 con los papás es una red flag. O sea, que salga de su casa directo a la cama de uno, ¡no!”. No hablaban de alguno de sus pretendientes, sino del novio de una amiga en común, a la que no se atrevían a decirle directamente lo que pensaban de su novio: que era un niño de mamá.

La conversación de una cumpleañera y su amiga recién separada —en busca de hombres “hechos y derechos”— sirvió un plato mucho más sustancioso que mi cuscús con especias; un tema que este semestre ha estado rondando las redes sociales: la fatiga femenina por tener que gestionar la vida emocional —y hasta doméstica— de sus parejas. Lo que antes se llamaba “terminar de criar al esposo”, al parecer hoy tiene un nombre académico: mankeeping.

Mankeeping, un nuevo nombre para un viejo hábito

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El término se puso de moda en julio de este año, luego de que apareció en The New York Times un artículo sobre la investigación de la psicóloga social Angélica P. Ferrara, Ph.D., y su asistente Dylan Vergara, titulada “Teorizando el mankeeping: la recesión de la amistad masculina y el trabajo asociado de las mujeres como componente estructural de la desigualdad de género”.

La palabra mankeeping (que en español se podría traducir como mantenimiento o cuidado del hombre) se refiere al trabajo emocional, social y de organización que muchas mujeres hacen para sus parejas masculinas, a menudo sin reciprocidad; esto incluye el apoyo en su salud mental, la ayuda en el desarrollo de sus redes sociales y la enseñanza de habilidades emocionales.

“Por ejemplo, es recordarles sus compromisos, sacarles citas médicas, animarlos a mantener amistades, saber las fechas de cumpleaños de personas importantes, ser su principal confidente —a veces la única— y organizar las redes sociales de los hombres para compensar que suelen tener pocas amistades profundas”, señala Anni Marcela Garzón Segura, psicóloga con doctorado en Estudios de Género y directora de Almademia.

Vea también: ¿Por qué las personas ya no comparten su vida personal en Facebook?

El término no es del todo nuevo; los investigadores se inspiraron en la teoría sociológica de Carolyn Rosenthal, quien acuñó en 1987 la palabra kinkeeping para referirse al trabajo que las mujeres suelen realizar para mantener las conexiones y la armonía familiar.

“Muchos de los problemas que llegan a la consulta tienen que ver con eso: mujeres sobrecargadas que, además de que trabajan, llegan en la tarde a cumplir un rol adicional, que consiste en ser la ‘mamá’ del esposo; obviamente, esto las satura”, asegura el psicólogo David Bonilla, experto en terapia de pareja y rehabilitación en adicciones, y con maestría en Neuropsicología.

Pero ¿acaso la función de una pareja no es apoyarse en las buenas y en las malas?, ¿en los cumpleaños y en las citas médicas?

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Para Ferrara y Vergara, el mankeeping tiene tres principios que lo definen: las mujeres suplen desproporcionadamente la falta de apoyo social de los hombres; esta compensación constituye trabajo para ellas, y dicho trabajo representa frecuentemente no solo un costo en su propio bienestar, sino también tiempo.

Según Juliana Martínez, Ph.D., profesora de Género y Diversidad Sexual en la American University, en Washington, D.C., la clave para identificar qué es apoyo emocional y qué es mankeeping es la reciprocidad. 

“Cuando yo le cuento a mi pareja que estoy triste, que me está yendo mal en el trabajo, que tengo dudas, y él también lo hace, eso es apoyo, eso es normal”, comenta. Pero si la mujer es el lugar donde el hombre descarga sus responsabilidades emocionales, sociales, médicas y de bienestar, y ella debe buscar ese apoyo en personas externas, como sus amigas, sus hermanas o su terapeuta, es una señal de que las cargas no son iguales en la relación.

La profesora es clara en afirmar que el mankeeping es un problema estructural, porque “si bien es posible que haya un caso en el que una mujer descarga toda su responsabilidad emocional, afectiva y psicológica en su pareja, esto no ocurre como fenómeno social; es decir, a los hombres los crían para esperar que las mujeres los cuiden y a las mujeres las educan para cuidar”.

¿Crisis de la amistad masculina?

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Para Jennifers Romero Peña, socióloga, máster en Educación y asesora de enfoque de género y étnico, los hombres normalmente no hacen esta sobrecarga de manera consciente y en realidad ven en su pareja un apoyo, ya que no siempre tienen amigos que les permitan llorar, manifestarse o sentirse vulnerables. 

“Las amistades de los hombres se vuelven bastante más superficiales que las de las mujeres, ya que están mediadas generalmente por pantallas o por acciones: se reúnen a ver partidos de fútbol, a jugar videojuegos, a practicar algún deporte o una actividad”, señala Martínez. Esto hace que los hombres solo puedan ser vulnerables con las mujeres, pero en particular con la pareja. “Los hombres aprenden desde muy chiquitos que las únicas emociones que pueden expresar, sin que su masculinidad sea cuestionada, son la ira, la rabia, la violencia”, dice Martínez.

“Y esto lleva a problemas serios para los hombres. La gran mayoría de las personas que se suicidan en Colombia —alrededor del 80 %— son hombres, mientras que siete de cada diez  personas que van a terapia son mujeres”, destaca. 

Un círculo difícil de romper

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Dado que a muchos hombres les cuesta cultivar sus propias redes sociales de apoyo, las esposas —y hasta las novias— muchas veces se sobrecargan en forma invisible. ¿Por qué?

Socialmente, a las niñas se nos enseña a cuidar; a los niños se les educa para ser cuidados y atendidos; a nosotras nos forman con la libertad de expresar nuestras emociones, mientras que a ellos se les condiciona a callar lo que sienten y resolverlo todo solos. Cuando llegan a la adultez, muchos hombres no saben cómo pedir ayuda y muchas mujeres llegan a sentir culpa si no quieren ayudar, si no se desean casar o ser madres. 

¿Se ha preguntado alguna vez por qué las mujeres nacemos con un talento innato para cuidar de la familia o por qué los hombres no son buenos en las tareas del hogar? Si lo ha hecho, lo invito a considerar que quizás está confundiendo la predisposición biológica con los estereotipos de género. El psicólogo Bonilla señala que “somos una sociedad que perpetúa roles machistas y se asignan trabajos dependiendo de esos roles”.

“Si yo infantilizo el comportamiento de un adulto, me debo hacer cargo de que ese adulto no vaya a asumir una responsabilidad en una relación que es de pareja, y ahí sí tendríamos un problema serio. Si yo me caso o me voy a vivir con otro adulto, los dos debemos hacernos cargo de las tareas de la casa”, explica Bonilla.

Los estereotipos sociales son perpetuados por quienes más nos aman. “Es muy fácil que te encuentres con suegras que te exigen: ‘Oye, ¿por qué no estás pendiente de él? Mira que yo le preparo la comida de esta manera y cuando está enfermo le hago esto y lo cuido de tal modo’”, comenta la socióloga Romero. “Ellas (las suegras) también son víctimas de una estructura mucho más elaborada simbólicamente. No vamos a desconocer que el 65 % de los padres en Colombia son ausentes, estadística que más o menos ha sido permanente desde los años setenta”.

El peso de la carga invisible

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Señora, ¿le suena familiar? Aun desde la oficina, la casa o un viaje, ¿se debe asegurar de que su esposo haya comido? ¿Sus hijos acuden primero a usted cuando hay un problema? ¿Evita enviarlo al supermercado porque solo compra chucherías? ¿Es usted quien da la cara cuando a su pareja lo frena la timidez? ¿Siempre termina siendo usted quien habla con los profesores en el colegio de sus hijos?

Tener que encargarse de un hombre como si fuera un niño o un adolescente puede empezar con una queja esporádica hasta convertirse en una insatisfacción constante, que puede llegar a ser tan insoportable que se manifiesta incluso con algún tipo de dolor físico y ocasionar hasta la ruptura de la relación y la separación de la familia.

Aunque este tipo de sobrecarga femenina existe quizás desde que las parejas se casaban hasta que la muerte las separaba, es novedoso que se haga visible. Los expertos incluso coinciden en advertir consecuencias demográficas del mankeeping. “Las mujeres, sobre todo las jóvenes, están prefiriendo abiertamente no tener relaciones serias o no casarse con hombres; entonces salen a pasarla rico, pero su proyecto vital lo están construyendo con sus amigas, con quienes tienen redes de cuidado y de responsabilidad emocional. No buscan un hijo más, no desean criar a un hombre adulto y no quieren ajustarse a esa carga mental, emocional y psicológica adicional”, destaca Martínez. 

Por hombres más felices 

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Para la psicóloga, las mujeres tenemos el reto de aprender a delegar y a soltar. En muchas ocasiones, el miedo de no hacer las cosas de manera “correcta”, de no decir las palabras exactas o de no cumplir las expectativas femeninas también ocasiona que los hombres prefieran continuar con la comodidad de la dependencia. “Lo que tenemos que hacer ahora es soltar para que el otro también sostenga”, asegura. 

“Es importante que las mujeres nos hagamos preguntas como ¿Me estoy comportando como la mamá de mi pareja? ¿Esto es algo que yo haría con un amigo o con una amiga? ¿Estoy ocupando un rol que no quiero asumir?”, agrega la socióloga Romero Peña. 

Los expertos destacan la importancia de fomentar redes externas a la pareja en las que puedan cultivar amistades o participar en grupos que despierten su interés. La terapia, individual o de pareja, también es otro camino que hay que considerar.

De acuerdo con la socióloga, actualmente se han abierto espacios como los círculos de la palabra para que los hombres se encuentren con su propia mirada de género, en la que puedan construir sobre la masculinidad que los acompaña, con la que cuidan y paternan; algo que sus compañeras, por más amor que les tengan, no les pueden ofrecer.

Conversar sobre el mankeeping no es una acusación contra los hombres ni una victimización de las mujeres: es una oportunidad para mirarnos como sociedad. Romper con los estereotipos sociales no es una tarea sencilla, pero es un desafío que vale la pena para que nuestros hombres tengan vidas más felices y más largas.

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