A mediados del siglo XVIII, el industrial alemán Christophe-Philippe Oberkampf estableció en la pequeña población francesa de Jouy-en-Josas una fábrica especializada en las llamadas toile de Jouy. Estas piezas consistían en telas de algodón sobre las cuales se estampaban, mediante tablas de madera, mosaicos monocromáticos de pequeñas escenas que podían ir desde mujeres visitando el parque o niños jugando, hasta agricultores ejecutando sus labores.
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Inspirado en esta técnica, el artista plástico ibaguereño Rodrigo Facundo creó una serie de pinturas en las que aparecen imágenes relacionadas con comunidades indígenas en el contexto de la colonización. En algún punto, se ven indígenas realizando trabajos forzados; en otro, se perfilan colonos con actitud de mando o maquinaria pesada castigando la naturaleza. Las escenas que componen ese gran mosaico están unidas por una vegetación copiosa, que bien podría seguir creciendo más allá de los límites del marco de las telas.
“Es como una especie de malla que no tiene un arriba ni abajo y que tampoco tiene fin”, explica Facundo sobre estas pinturas, que forman parte de su exposición “Atlas errante”.
Las secuencias de Atlas errante

Las secuencias de esas pinturas incluso se multiplican en otros materiales, como tallas de madera (roble), que es posible apreciar también en esta exposición que tiene curaduría de María Iovino y se puede visitar hasta el 20 de diciembre en la galería NC arte de Bogotá.
“Estas tallas están inspiradas en las pinturas y tienen una configuración como de una especie de tejido, muy orgánico, en los que hay unas escenas en diferentes nichos”, añade Facundo. El roble en el que están talladas las imágenes parece darles vida entonces a esos indígenas y a esos animales, que comparten espacio con las amenazas de siempre, como armas y hombres autoritarios que quieren imponer su idea de civilización.
Justamente, uno de los objetivos de Facundo con “Atlas errante” es cuestionar la concepción tradicional y los relatos absolutos que se han tenido sobre la historia, la cultura, la memoria y la naturaleza. De allí el nombre de la exposición, una metáfora disonante que se puede relacionar también con una brújula que no señala el norte.
“El título hace referencia a una colección de imágenes; son varias obras trabajadas en diferentes técnicas y formatos. El término Atlas errante tiene que ver un poco con la idea de un atlas que no es lineal ni estático, sino que es posible tener distintas lecturas a través de diversos medios”, asegura el artista.
¿Quién es el artista de Atlas errante?

Rodrigo Facundo, que inició sus estudios de Bellas Artes en la Universidad de los Andes y los completó en la Universidad de Illinois en 1987, ha profundizado en su carrera en una práctica multidisciplinaria que combina formatos como la pintura, la fotografía, el dibujo y otros medios visuales.
Esa visión se refleja en esta muestra, que recoge una investigación de varias décadas. El atlas despliega sus hojas en NC arte comenzando con una instalación que acumula jaulas o cajas de diferentes tamaños, que encierran a su vez imágenes de vegetación y de humanos.
“Esta instalación es una especie de atlas tridimensional, y yo considero esas jaulas y cajas como las páginas de un libro. Dentro de esas cajas están contenidas unas imágenes tomadas de diferentes fuentes que tienen que ver con la etnografía, la botánica y, en general, con el conocimiento de otras culturas”, añade Facundo, cuyas obras forman parte de importantes colecciones, como las de la Biblioteca Luis Ángel Arango y el Museo de Arte Contemporáneo, de Bogotá, y la del Rollins Museum of Art, en Estados Unidos.
De Ibagué para el mundo
El artista ibaguereño asegura que desde hace un tiempo ha venido trabajando sobre las imágenes que producen los encuentros entre las diversas culturas, que generalmente están marcados por la dominación y la violencia. En esa búsqueda, Facundo ha realizado varios proyectos sobre la historia del colonialismo, como Árbol de lágrimas, una instalación formada por dibujos, fotografía y esculturas que hacía énfasis en la superposición de imágenes de archivo.
Fue entonces cuando apareció la figura de un autor que ha sido clave para la exploración de Facundo: el filósofo alemán Walter Benjamin. El colombiano se basó en un concepto crucial de la obra de Benjamin, la llamada imagen dialéctica.
“Él tenía una concepción de que la historia hablaba, en un principio, en términos del progreso; era una idea positivista de que la historia iba en una especie de ascensión hacia el bienestar de la humanidad. Pero, según Benjamin, la historia es más bien una especie de estela de las ruinas que van causando toda la explotación y sus mecánicas”, asegura el artista ibaguereño.
Más allá de lo visible

Para ilustrar esa idea de la imagen dialéctica, Facundo escogió como materia prima la explotación del caucho y, a partir de ahí, creó una constelación —un término que también utiliza Benjamin— de escenas puestas en diálogo.
“Es una relación dialéctica entre todas estas imágenes que produjo la historia de la explotación del caucho en el sur de Colombia, donde explotaron a los indígenas huitotos, y en el Congo Belga, en África. Es una investigación sobre diversas fuentes de esas historias”, agrega el artista plástico sobre la configuración de “Atlas errante”.
Una de las piezas de la exposición que mejor reflejan esa concepción, y la exploración multidisciplinaria de Facundo, es la videoinstalación central, una especie de pirámide de rectángulos azules en los que se proyectan varios episodios de la barbarie colonial. “Trato de utilizar diferentes posibilidades de trabajar la imagen y enfrentar diferentes puntos de vista”, argumenta el artista sobre esta pieza.
Además de reflejar los abusos contra las comunidades originarias y los daños naturales que ha causado el proyecto colonial, estas piezas también reflejan la riqueza y la diversidad del mundo natural y de las expresiones culturales.
“Mirando hacia el pasado, uno tiene referentes, se puede ver en el presente y hacer un balance de los acontecimientos, además de que resulta necesario replantearse muchas cosas. La historia se repite, es cíclica, y yo creo que es una cuestión natural que la gente vuelva y se haga preguntas”, finaliza Rodrigo Facundo sobre esa visión crítica que plantea en la exposición.



