Rock en español no es una imitación gringa

En el Día Mundial del Rock, le contamos cómo se consolidó el género en español en el continente y el mundo.
 
Rock en español no es una imitación gringa
Foto: Wikimedia Commons/ CC BY-SA 4.0/ Kindayuck
POR: 
Eduardo Arias

Hablar hoy del rock en español se ha convertido en un lugar común, casi un tópico, como dirían los españoles, tal vez sus principales y más persistentes impulsores, de esta fiebre que se apoderó de América Latina, incluida Colombia, un país que históricamente ha llegado tarde o nunca en materia musical.

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Hoy todo es júbilo: artistas que viajan de México a la Patagonia y oyentes que, por fin, entienden las letras. También celebran las casas disqueras, que en Colombia descubren un nuevo mercado juvenil antes ignorado. Las emisoras, que solo programaban rock importado de Estados Unidos y Gran Bretaña, ahora encuentran artistas que les permiten hablar en nombre de “nuestra identidad cultural”. El rock dejó de verse como “penetración del imperialismo yanqui” para volverse un sonido propio.

Un fenómeno que no nació de la noche a la mañana

Este fenómeno, así lo llaman, como si fuera un huracán súbito, es en realidad el resultado de décadas de trabajo silencioso. Los músicos del pasado, luchando contra un sistema hostil, sembraron la semilla. Si aquellos pioneros hubieran tenido la difusión y apoyo que existía en México y Argentina, hoy el panorama sería aún más vasto.

El origen del rock en español, producido y cantado por músicos hispanohablantes, se remonta a finales de los cincuenta y principios de los sesenta. Bandas imitaban o adaptaban canciones de los ídolos del rock’n’roll. De esa primera etapa quedó poco, salvo el impulso para “nacionalizar” el género.

A finales de los sesenta y comienzos de los setenta surgió la exploración sonora: fusiones con música india, marroquí, barroca o sinfónica. España y Argentina lideraron con movimientos como el rock progresivo, flamenco rock y jazz-rock. Colombia, con menos promoción, vio surgir grupos como Génesis, fundamentales en la historia del rock nacional.

Esa segunda etapa consolidó una tradición que dio frutos décadas después. Muchos íconos crecieron escuchando a estos pioneros. Algunos llegaron al éxito, otros se convirtieron en mitos locales. La música se divulgaba lentamente, gracias a discos traídos desde Buenos Aires o Madrid. En España surgieron grupos influidos por punk y new wave, creando un terreno fértil para bandas que ya no debían reivindicar folclor ni demostrar virtuosismo extremo.

La guerra de las Malvinas y la consolidación

Se suele decir que el rock en español nació en Argentina gracias a la guerra de las Malvinas, cuando se prohibió la música en inglés. Sin embargo, músicos como Charly García, Spinetta o León Giecco ya llenaban estadios en 1982. La guerra sí abrió puertas radiales, pero no creó el movimiento.

¿Por qué las disqueras comenzaron a apoyar el rock en español? Tal vez porque vieron un mercado dormido: un continente de 300 millones de habitantes con bajo consumo musical. En Argentina, grupos antes independientes pasaron a sellos grandes como CBS o EMI. Soda Stereo, Miguel Mateos y Los Prisioneros firmaron contratos internacionales, transformándose en productos transnacionales y millonarios.

Pero no todos cruzaron fronteras. Muchos grupos creativos quedaron en la sombra, como Siniestro Total en España, que no obtuvieron discos de oro como Mecano o Hombres G. Incluso en Argentina, artistas vanguardistas tuvieron que seguir a Soda Stereo para sobrevivir. Charly García abandonó las letras trascendentales y cantó “No voy en tren, voy en avión”.

Colombia: de importador a exportador

Colombia llegó tarde al rock en español. Sin embargo, en los últimos meses de 1988, el panorama empezó a cambiar. La gira de Soda Stereo y el concierto “Bogotá en Armonía” marcaron un antes y un después. Las emisoras, antes concentradas en baladas o tropical, empezaron a abrir espacios al rock hispano. Grupos como Los Prisioneros se volvieron populares, incluso en estaciones de música romántica.

Aun así, la mayoría de lo que se escuchaba era importado. Bandas como Pasaporte y Compañía Ilimitada luchaban por hacerse oír, enfrentando condiciones desventajosas frente a los artistas extranjeros. Otros nombres surgían: Sociedad Anónima, La Pestilencia, Distrito Especial, Zona Postal y Hora Local, que preparaban sus primeros discos.

Lo más importante era la actitud del público: por fin había interés real en apoyar bandas nacionales. La venta de discos seguía siendo baja (cinco mil copias era un éxito), pero se empezaba a gestar una cultura de rock en español más sólida, que auguraba un futuro en el que los músicos verían la carrera artística no como utopía, sino como posibilidad tangible.

El rock en español está aquí. Aunque tenga detractores que juren que “murió con Elvis o Lennon”, lo cierto es que nunca ha muerto, en ningún idioma.

         

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julio
13 / 2025