Lo que Spielberg no quería que supieras sobre Tiburón

Este año se cumplen 50 años del estreno de Tiburón, el clásico de Spielberg basado en la novela de Peter Benchley. En Diners, celebramos su legado con algunas curiosidades sobre su rodaje.
 
Lo que Spielberg no quería que supieras sobre Tiburón
Foto: cortesía Disney+ / Ya e estrenó el nuevo documental sobre la historia oculta de tiburón, el clásico de terror de Spielberg.
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Revista Diners

Ya han pasado 50 años desde el estreno de la mítica película de terror que catapultó la carrera de Steven Spielberg y lo consolidó como una de las grandes mentes creativas del cine. Jaws, o Tiburón, como se conoció en esta parte del mundo, marcó un antes y un después en la historia del séptimo arte. Tanto así que su influencia técnica y narrativa sigue presente medio siglo después.

Es precisamente por ese impacto que el cineasta Laurent Bouzereau decidió dirigir el documental Tiburón: La historia secreta definitiva, una producción donde Spielberg, Guillermo del Toro y la familia del escritor Peter Benchley revelan los detalles más íntimos del rodaje y el fenómeno que se generó a su alrededor.

El documental, que ya está disponible en Disney+, celebra el aniversario de Tiburón con anécdotas que confirman lo que tantas veces se ha dicho en la industria: detrás de todo éxito hay un proceso lleno de obstáculos. Y para sumarnos a esta conmemoración, en Diners le traemos algunas de las curiosidades más llamativas que quizás no conocía sobre esta icónica película.

Un tiburón que no cooperaba 

tiburon

    Uno de los principales retos del rodaje fue el tiburón animatrónico, apodado “Bruce” por Spielberg en honor a su abogado. Se construyeron tres versiones distintas: una completa y dos laterales, diseñadas para usarse según el ángulo de la toma. Todas funcionaban con sistemas hidráulicos y se desplazaban sobre rieles en el océano, pero no estaban pensadas para operar en agua salada. El resultado fue un desastre técnico que iba desde oxidación, fallos eléctricos, hasta mecanismos atascados que detenían las filmaciones por días enteros.

    Los constantes problemas obligaron a Spielberg a replantear la narrativa visual del filme entero. En lugar de mostrar al tiburón con frecuencia, decidió insinuar su presencia a través de encuadres cerrados, movimientos de cámara desde el agua y la inquietante partitura de John Williams. Esta solución técnica terminó siendo una decisión estética decisiva que convirtió al tiburón en una amenaza psicológica más que física, y potenció el suspenso hasta convertirlo en el sello inconfundible de la película.

    La metáfora del alcalde 

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    Más allá del terror marino, Tiburón también funciona como una lectura crítica del poder. Por ejemplo, el alcalde de Amity Island, Larry Vaughn, se niega a cerrar las playas tras los primeros ataques porque teme afectar la temporada turística. Esa postura terca y negacionista, pone en peligro a la población a cambio de mantener la economía a flote. Pues bien, esta figura no era ajena al momento histórico en que se estrenó la película, el cuál estaba marcado por la Guerra de Vietnam y el escándalo del Watergate.

    La desconfianza hacia las autoridades era creciente en los años 70. El comportamiento del alcalde resonó con un público que comenzaba a preguntarse si quienes estaban en el poder realmente tomaban decisiones por el bien común. Para muchos, Jaws no era solo una película de monstruos, sino una metáfora del liderazgo irresponsable, de la burocracia que niega los hechos hasta que es demasiado tarde. 

    Esa dimensión política sigue siendo discutida hoy en día, con personas argumentando que en el filme no se capta en su totalidad, pero sin dudas es un elemento clave de la obra original. 

    De película de terror a causa ambientalista 

    tiburon

      Paradójicamente, una película que convirtió a los tiburones en villanos logró también despertar interés en su protección. Aunque durante años Tiburón fue criticada por fomentar el miedo hacia estos animales y generar campañas de caza, con el tiempo se convirtió en una puerta de entrada para la educación ambiental. El documental de Bouzereau, en colaboración con National Geographic, incorpora testimonios de científicos marinos como Philippe Cousteau, Gibbs Kuguru y el Dr. John Mandelman, quienes exploran este cambio de perspectiva.

      En el documental, los expertos destacan que, aunque la película tuvo un impacto negativo inicial, también inspiró a nuevas generaciones de biólogos y conservacionistas. Hoy, con una visión más informada, se busca que el público -especialmente el más joven- vea Tiburón no como una representación literal, sino como una oportunidad para conocer más sobre estos depredadores y su importancia en el ecosistema. Por eso, parte del proyecto consistió en llevar la película a colegios y universidades, como una forma de fomentar la curiosidad científica y el pensamiento crítico.

      La verdadera tensión en set

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      Uno de los elementos más memorables de Tiburón es la dinámica entre sus tres protagonistas: el jefe Brody (Roy Scheider), el oceanógrafo Hooper (Richard Dreyfuss) y el cazador de tiburones Quint (Robert Shaw). Ahora, parte de la tensión que vemos en pantalla entre Hooper y Quint no fue del todo actuada. Durante el rodaje, Shaw y Dreyfuss tuvieron múltiples enfrentamientos personales que complicaron la producción. Shaw, veterano del teatro y de carácter fuerte, veía con recelo la actitud más relajada de Dreyfuss, quien apenas comenzaba a hacerse un nombre en Hollywood.

      Se dice que Shaw provocaba constantemente a su compañero, ridiculizándolo por su físico frente al equipo o desafiándolo entre tomas. Spielberg, aunque preocupado, decidió no intervenir del todo, ya que esa fricción se traducía en una energía auténtica en sus escenas. El resultado fue una relación tensa y creíble entre los personajes, especialmente durante las secuencias en alta mar. 

      Incluso se cuenta que en una ocasión, Shaw incitó a que Dreyfuss se lanzara desde el barco donde grababan hacia al mar abierto, y cuando Dreyfuss se disponía a hacerlo para salvar su dignidad, Spielberg se interpuso gritando “¡En mi película no!”. 

      ¿Y qué hay del final de la película?

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      Aunque Jaws se basó en la novela homónima de Peter Benchley, la adaptación al cine hizo varios cambios sustanciales, sobre todo en el clímax. En el libro, el tiburón muere por agotamiento tras ser herido por Quint, quien también fallece al enredarse con los cables del bote. Brody sobrevive, flotando en el mar mientras el cuerpo del tiburón se hunde. 

      En la película, en cambio, Spielberg optó por un final explosivo pensando que eso le daría un toque más “cinematográfico”. En ese sentido, Brody introduce un tanque de oxígeno en la boca de la bestia y la hace estallar con un disparo certero.

      Este giro no le gustó en absoluto a Benchley, quien consideraba que ese desenlace era poco realista y restaba verosimilitud al relato. Según se ha contado, el autor llegó a discutir fuertemente con Spielberg en el set y fue retirado de la producción tras insistir en que se mantuviera el final original. A pesar del conflicto, el cambio fue un acierto, pues la secuencia final se convirtió en una de las más icónicas del cine y dejó claro que Spielberg no temía tomar riesgos creativos para privilegiar el impacto narrativo.

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      julio
      14 / 2025