Curití, el pueblo mágico de los pozos azules en Santander

Descubra las maravillas de Curití, uno de los pueblos mágicos de Santander a pocos kilómetros de Barichara.
 
Curití, el pueblo mágico de los pozos azules en Santander
Foto: Google Maps
POR: 
Revista Diners

Un punto pequeño se divisa en el mapa. A tan solo 40 minutos de Barichara, en Santander, se encuentra Curití, cuyo nombre significa “pueblo de tejedores” en la ancestral lengua guane, del pueblo indígena que habitó gran parte del norte de Colombia.

Para llegar desde Bucaramanga, basta con dirigirse a la terminal de transporte, tomar un bus hasta San Gil y luego un colectivo que lo llevará directamente a Curití. El trayecto completo dura aproximadamente dos horas y media. Este destino, de apenas 4.000 habitantes, se destaca por su tradición artesanal: la mayoría de sus pobladores se dedica al tejido de manteles, tapetes, bolsos y otros objetos elaborados con fique, fibra que hace 70 años era la materia prima principal para confeccionar costales de papa en la región.

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En sus escasas diez cuadras a la redonda, Curití conserva un aire de pueblo detenido en el tiempo. Las casas coloniales dominan el paisaje urbano, con escasas construcciones modernas. La limpieza, el orden y el silencio predominan en el ambiente, como si existiera una norma tácita que invita a preservar el misticismo del lugar, el cual los visitantes adoptan de manera natural y casi sin darse cuenta.

En la plaza principal se levanta la imponente iglesia de San Joaquín, el monumento más antiguo del pueblo. Construida en 1640 con ladrillo rojo, se distingue por su torre central, de la que alguna vez colgó una campana de cobre, hoy reemplazada por un parlante que anuncia la hora de la misa.

A diferencia de otras plazas de pueblos, Curití reserva sus casas más antiguas para los artesanos. Allí, exhiben sus creaciones en fique y ofrecen talleres cortos para que los visitantes puedan adentrarse en la cultura artesanal local. Los restaurantes y el comercio, en cambio, se extienden por las otras calles del pueblo, donde destacan los sabores tradicionales como la carne oreada, el mute y los infaltables fritos que, aunque no son originarios de la región, se integraron a su gastronomía popular gracias a la presencia de las hormigas culonas.

Entre marzo y abril, este peculiar insecto hace su aparición en la región. Sus habitantes los recolectan con destreza, les retiran las alas y patas, y luego los fríen en aceite caliente para venderlos en casi cada esquina del pueblo, como un auténtico manjar santandereano.

La aventura a los alrededores de Curití

Con el tiempo Curití se ha convertido en un destino donde los viajeros se topan con un pueblo pequeño lleno de sabor e historias y que sirve como punto de partida para disfrutar de la aventura y los paisajes de la región. Basta un día para disfrutar su casco urbano, así como las brumas y los atardeceres, para luego adentrarse en la naturaleza que lo rodea y que, con cada paso que se da, los visitantes encuentran todo un territorio por explorar.

Así sucede con Pescaderito, un balneario a las afueras de Curití, atravesado por un río cristalino donde se suele encontrar una postal típica de toda Colombia: la familia en pleno paseo de olla. Allí se encuentran además una serie de pozos naturales, donde corre agua fría, a la que sus vecinos le conceden poderes medicinales.

Luego de un baño placentero, qué mejor que una caminata hasta la Cueva del Yeso, custodiada por las quebradas Seca y El Placer, catalogada como la formación subterránea más hermosa del departamento. Pese a estar rodeada de agua, su interior es seco y despliega un conjunto de galerías y estructuras calcáreas que asombran por su tamaño y belleza. Es una catedral natural de roca, donde el tiempo ha esculpido, con paciencia milenaria, figuras caprichosas que despiertan la imaginación.

Para los amantes de la espeleología

Aunque si no quiere ir lejos, a la entrada de Curití encontrará la Cueva de la Vaca, una de las mayores joyas de la espeleología de la región. Aquí se mezcla la humedad y las rocas en un descenso vertical de cuatro metros para ingresar a un laberinto no apto para claustrofóbicos.

Aquí tiene que arrastrarse, gatear, nadar y sumergirse, convirtiendo la exploración en una verdadera prueba de resistencia. Considerada la cueva más extrema de Santander, ofrece escenarios únicos que combinan emoción y belleza.

Y si le parece una actividad muy extrema, visite el cementerio indígena, ubicado entre las veredas Cañaveral y El Uvo. Allí podrá conocer a fondo la cultura guane y las raíces ancestrales del territorio. Aunque en el momento no hay ningún organismo que proteja este lugar sagrado, en su entrada se siente un aura diferente, que invita a la memoria y la reflexión.

Rumbo al Parque Natural El Santuario

Antes de salir de Curití, prepárese mentalmente para caminar todo un día por el Parque Natural El Santuario, en la vereda La Cantera, declarado reserva ambiental desde 1994. Este bosque, con vegetación exótica, donde se encuentran animales como picures, armadillos, iguanas y serpientes, ofrece tres zonas delimitadas por plazoletas circulares sin vegetación, con laberintos de piedra que retan la orientación del visitante. Este es un plan de todo el día, por lo que se recomienda que lleve su respectiva merienda e hidratación.

Visite también el Morro del Indio en la vereda Irapire, el Hoyo Frío en El Rodeo, la Piedra Gorda y la Cueva del Sapo en Macanillo, son apenas algunos de los escenarios que merecen ser incluidos en una ruta de exploración completa por la zona, pues están apartados del turismo masivo y se convierten en verdaderas joyas naturales reservadas para aventureros y exploradores.

¿Dónde comer en Curití?

El Trinitario resulta ser uno de los restaurantes más modernos del pueblo. Aquí encontrará platos típicos de la región así como comidas rápidas, un restaurante ideal para toda la familia, con un ambiente relajado que en la noche se convierte en un lugar bohemio apenas para tomar unos cocteles con su persona favorita.

Pruebe también el Mons House, un hotel restaurante que ofrece pizzas artesanales, así como pastas y hasta rollos de sushi, preparados con pescados de la región. Un lugar un poco más costoso, pero que vale la pena probar cuando esté en Curití.

Finalmente, si está buscando platos típicos de la región, le recomendamos probar los sabores de El fogón de Lolo, ubicado a media cuadra de la plaza principal y donde probará carnes, pescados y vegetales de la región, diseñados especialmente para dejarlo satisfecho. 

¿Dónde quedarse?

En Curití encontrará hoteles de tres a cuatro estrellas con aires coloniales, como sucede con la Casona de San Pedro, donde sus habitaciones se aprecian por ser amplias y con varias camas, ideales para grupos familiares grandes. En su defecto, puede optar por el hotel Vizcaya, ubicado en la plaza principal y con el mismo concepto donde encontrará en las habitaciones la acomodación básica.

Si está buscando algo para disfrutar con su pareja, puede elegir EcoDreams Glamping, un lugar donde el “glamping” es solo una expresión, pues se trata de cabañas con jacuzzi y todas las comodidades que necesita a las afueras de Curití.

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mayo
26 / 2025