David Lynch: un legado que transformó el cine

Revista Diners
David Lynch murió el 16 de enero de 2025. A sus 78 años, el legendario cineasta norteamericano pasó a otro plano dejando un legado que transformó el cine. Luego de una carrera prolífica que reconfiguró el paradigma tanto del cine independiente como del cine comercial, este visionario director dedicó los últimos años de su vida a pintar, meditar y seguir trabajando en las películas que no dejó nunca de soñar hacer.
Fueron casi 50 años dedicados al cine que le valieron la Palma de Oro en 1990, por Wild at Hearth, el León de Oro a la trayectoria en el Festival de Cine de Venecia en 2006 y un Óscar honorífico en 2019 por toda una vida de “logros artísticos”. Surreal, extraño, oscuro, pero también lleno de humor y de una luminosidad diferente, su cine fue asimilado lentamente por una industria que se vio reflejada en un espejo distinto, que mostraba la realidad apelando a las imágenes y a las señales ocultas pero siempre presentes en las cafeterías, en los estudios de grabación, en las carreteras y en los sueños.

El año pasado anunció que llevaba un rato asumiendo las consecuencias de uno de los grandes placeres que lo acompañó toda su vida: fumar. Un enfisema pulmonar le obligó a renunciar al tabaco y a mantenerse recluido, pues caminar de la sala de su casa hasta la cocina le costaba mucho oxígeno al cuerpo. Sentir que caminaba con una bolsa de plástico puesto en la cabeza no doblegó, sin embargo, su carácter. Su espíritu se mantuvo intacto.
La noticia del deceso le llegó al mundo a través de su familia, que en un anuncio en redes sociales pidió privacidad y entendimiento. “Hay un gran vacío en el mundo ahora que ya no está con nosotros. Pero, como él decía, “Mantén tu vista en la dona y no en el agujero”. Acto seguido, cineastas, artistas, personas y plataformas alrededor del mundo inundaron de imágenes las redes y la memoria, recordando su aporte y su vigencia.
Con un poderoso estilo y un lenguaje que todavía puede resultar extraño o desconcertante, David Lynch escarbó en las profundidades de la cultura y de la psique norteamericana, dejando uno de los retratos más completos que se hayan hecho de la realidad y de la imaginación estadounidense pero también global. El productor de Los Ángeles, Flying Lotus, publicó en su cuenta de X un emotivo mensaje que resonó en todos los seguidores de Lynch: “Mi héroe. Y uno de los más grandiosos artistas del mundo y de cualquier era”.
En un gesto que se suma al luto y a los homenajes, aquí le presentamos una lista de cinco películas y series que le permitirán entrar en el mundo de David Lynch: un universo que parece no agotarse y que en cada proyección nos sorprende de enigmas y emociones.
Eraserhead
Eraserhead (1977) sigue a Henry Spencer, un hombre atrapado en una pesadilla existencial marcada por la incomodidad de su vida cotidiana y la llegada de un hijo extraño y deforme, casi monstruoso. La película, conocida por su atmósfera inquietante y su estética visual cruda, se interpreta como una reflexión sobre el miedo, la paternidad, el aislamiento y la alienación.
Esta fue el primer trabajo en donde Lynch desafió las convenciones narrativas tradicionales, trayendo atmósferas oníricas y sonidos perturbadores para crear una experiencia sensorial que sigue siendo uno de los referentes del cine experimental y de culto.
Twin Peaks
Twin Peaks (1990-1991), creada por David Lynch y Mark Frost, es una serie de misterio que sigue la investigación del asesinato de Laura Palmer en un pequeño pueblo norteamericano lleno de secretos, neblina y agentes privados. A través de una mezcla de elementos surrealistas, drama y lo sobrenatural, la serie explora temas como la dualidad de la naturaleza humana, la corrupción y el misterio de lo oculto.
Esta serie revolucionó la televisión, combinando géneros y planteando una narrativa compleja abierta a la interpretación, lo que la convirtió en un fenómeno de culto y en una de las series más influyentes de la historia de la televisión.
Wild at Heart
Wild at Heart (1990), dirigida por David Lynch, es un thriller, una película de amor, una película de carretera y en algunos momentos un musical. Basada en la novela de Barry Gifford, la película sigue a Lula (Nicolas Cage) y Sailor (Laura Dern), dos jóvenes enamorados que huyen juntos por el sur de Estados Unidos tras un turbulento romance marcado por la violencia y la obsesión.
A través de una mezcla de surrealismo, simbolismo y humor negro, Lynch crea una historia de amor intensa y caótica, mientras explora temas como el deseo, la libertad y el destino. Con un estilo visual único, que se sirve de la mezcla de géneros y registros, la película captura la esencia de cierta anarquía emocional. Wild at Heart recibió la Palma de Oro en Cannes, consolidando a Lynch como un cineasta capaz de desafiar las convenciones del cine mainstream y abrazar la extravagancia y el caos.
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Lost Highway
Lost Highway (1997) es un thriller psicológico que explora la identidad, la culpa y la transformación a través de una narrativa fragmentada. La historia sigue a Fred Madison, un saxofonista que se ve atrapado en una espiral de violencia y misterio tras ser acusado del asesinato de su esposa. A medida que la trama avanza, la película experimenta con cambios de identidad y realidades paralelas.
En este punto, Lynch ya era el maestro de un estilo que desafiaba las expectativas del espectador al tiempo que ofrecía sobre la percepción, la memoria y la psique humana. Lost Highway consolidó a Lynch como un maestro del cine experimental con alcance comercial y mainstream.
Mullholand Drive
Mulholland Drive (2001) es un thriller psicológico que fusiona misterio, romance, códigos del noir en una serie de secuencias que son tan magnéticas como difíciles. La historia podría tratar de resumirse así: tras un accidente de coche en la carretera Mulholland Drive, una amnésica (interpretada por Laura Harring) se une a una aspirante a actriz (Naomi Watts) para investigar su identidad. La película se caracteriza por su estructura no lineal y su atmósfera onírica, creando una sensación de confusión y tensión constante.
David Lynch nunca quiso revelar el significado de la película, pues consideraba que era mejor darle a cada espectador su propia interpretación. La clave es no esforzarse mucho y dejarse experimentar la película, así como uno se deja experimentar y estar en los sueños. Esta es quizás la obra donde Lynch mejor expresa su estilo: una mezcla de thriller, cine noir, surrealismo que desafía las convenciones y se expresa en Los Ángeles y en sus reflexiones sobre los sueños, la fama, el deseo y la identidad.