Piluka de Echegaray: el arte de reinventarse en el mundo de la imagen personal

Revista Diners
Cuando Piluka de Echegaray, una de las más reconocidas asesoras de imagen en España, decidió abandonar su prometedora carrera en un bufete de abogados, muchos pensaron que estaba loca.
Con 29 años, un trabajo estable y bien remunerado, parecía que tenía todo lo que cualquiera podría desear. Pero había un problema: no era feliz. “Era buena haciendo mi trabajo, pero no me llenaba”, confesó Piluka. “A veces no es suficiente ser bueno en algo, necesitas sentir que te apasiona”.
Ese fue el momento en el que Piluka decidió replantearse toda su vida. Dejar atrás la seguridad y estabilidad no fue fácil, pero su intuición le decía que debía seguir otro camino. Así, se lanzó de lleno al mundo de la imagen personal, una industria que en ese momento no existía en España.
“Me decidí a realizar un máster en la ESADE, una escuela empresarial reconocida en España, y mi proyecto era ser asesora de imagen a través de una boutique”, explicó Piluka sobre sus primeros pasos en esta nueva dirección.
Sin embargo, como ocurre con muchos emprendedores, el camino estuvo lleno de desafíos. Aunque la boutique no fue un éxito comercial inmediato, fue crucial para que Piluka se diera a conocer. Fue durante este tiempo que la asesora trabajó con marcas de prestigio como Hugo Boss, cuando la firma lanzó su primera colección para mujeres. “Era un atrevimiento”, admitió, “pero me ayudó a posicionarme”.
Pero justo cuando parecía que las cosas se estaban estabilizando, la crisis económica global de 2008 golpeó con fuerza. Las ventas cayeron en picada y Piluka tuvo que tomar una decisión difícil: cerrar la boutique. “Fue la segunda vez en mi vida en la que me paré a reflexionar y me pregunté: ‘¿En qué soy realmente buena?’”. Fue así como Echegaray decidió centrar su energía en lo que mejor sabía hacer: asesorar.
Así nació su empresa de asesoría de imagen, un concepto casi inexplorado en España en ese entonces. “Todo el mundo me decía que era una locura empezar un negocio en medio de una crisis”, recordó, pero Piluka estaba decidida. Con esa mentalidad, se lanzó a crear un servicio de asesoría de imagen enfocado en un público de alto nivel adquisitivo.
Gracias a su perseverancia y visión, Echegaray comenzó a destacar en el panorama empresarial y mediático. Pronto, los medios de comunicación empezaron a prestarle atención y su nombre se hizo cada vez más conocido. Marcas como Audi, Vogue, Stella McCarney, Desigual, entre otras muchas, son algunas de las que ha asesorado.
“No paré de moverme”, afirmó. “Asistía a todos los eventos, repartía mis tarjetas, iba a networking… trabajé como una loca, pero nunca me cansé”.
A pesar del éxito, Piluka nunca dejó de lado su deseo de innovar y expandir sus horizontes. Hoy en día, además de liderar su propia consultoría de imagen, también es la directora del Instituto de Echegaray, una escuela internacional de formación en asesoría de imagen. A través de esta institución, ha llevado su expertise a nivel global, impartiendo formación a futuros asesores en Europa, Estados Unidos y, más recientemente, en Latinoamérica.
Su conexión con Colombia ha sido particularmente significativa. Hoy lidera un diplomado de asesoría de imagen en alianza con el reconocido instituto Arturo Tejada Cano, una de las instituciones de moda más importantes del país. “El objetivo es capacitar a los futuros asesores de imagen no solo para que trabajen en Latinoamérica, sino para que puedan destacarse en cualquier parte del mundo”.
Piluka reconoce los retos que enfrenta la industria de la asesoría de imagen, especialmente en un momento donde los influencers han cambiado las reglas del juego. “Hay muchas personas que se autodenominan personal shoppers o asesores de imagen sin tener una preparación formal”, señaló. “Es una profesión muy nueva, pero es importante que quienes se dediquen a esto tengan las capacidades y el conocimiento adecuado. No es suficiente tener buen gusto; se necesita formación”.
A lo largo de su carrera, Echegaray ha demostrado que el éxito no solo depende del talento o la suerte, sino de la capacidad de adaptarse y reinventarse. Como ella misma dice: “A veces, hay que lanzarse al vacío sin pensar en las consecuencias, porque solo así se descubren nuevas oportunidades”.
Hoy, Piluka sigue creciendo y expandiendo su legado, dejando una huella en cada cliente y cada alumno que tiene el privilegio de aprender de ella. Su visión no solo ha transformado su propia vida, sino también la de muchos que ahora ven la imagen personal como una herramienta poderosa de empoderamiento y éxito.