El veneno de Lila Downs
Dominique Rodríguez Dalvard
En su disco anterior, Pecados y Milagros, le hizo una “oda al mezcalito”, ahora le canta al chocolate, cuéntenos al respecto.
El interés viene en parte porque estuve involucrada con la novela Como agua para chocolate, y yo estaba muy interesada en conocer los versos que se han escrito sobre el chocolate, y más que nada sobre la historia. Me llama la atención el mundo prehispánico y el origen de la planta en sí, de su cultivo por los mayas. La canción se llama Balas con chocolate.
Pequeño detalle… es como La reyna del inframundo, que hablaba de narcotráfico, ¿así cuela la realidad de su país?
Creo que sí. También he escrito una milonga que habla del veneno y una más del Día de los Muertos, que aquí es muy tradicional, pero también porque ahora aquí en México estamos sufriendo mucho con la política, hay mucha corrupción y un tema muy fuerte con la violencia. Yo creo que los artistas tenemos que expresar nuestra angustia, pero también nuestro sueño por un futuro mejor.
Así que las canciones que vienen están cargadas de crítica…
El folclor siempre ha sido crítico. Lo dice de una manera muy simpática, vestido de otro lenguaje. A veces puede ser la iguana, un personaje de nuestra cultura o de nuestro calendario, como el mono, y resulta que en realidad eso somos nosotros. Además, resulta que en nuestro propio pasado prehispánico tenemos una profunda relación con la muerte. Una muy dura. Es difícil ver que había tantos sacrificios, y que desollaban a las personas. Acá hay todavía a quienes les interesa ver eso. Somos un poco oscuros con estas cosas y creo que es entendible que no sea tan fácil erradicar la violencia de un día para otro porque tenemos muchos problemas sociales y económicos, especialmente.
¿Cree usted que la ranchera permite recuperar el sentido melodramático de lo que somos como continente?
Claro, yo creo que sí. Hay que portarlo con orgullo y explica mucho de lo que somos nosotros. Somos tantas cosas. Somos una serie de contradicciones y tenemos en nuestras canciones y en nuestro arte la expresión de nuestra verdad. A veces no es exactamente la mejor cara que podamos dar, pero eso hace la belleza, eso hace lo que nosotros apreciamos como el arte de nuestra gente, de nuestro pensar, de nuestro vivir. Somos todo eso, estamos muy tristes, pero también contentos, es parte de la belleza latinoamericana, estos contrastes e hipocresías que expresamos de diferente forma cada cual.
Pecados… parece haberle marcado un hito a su carrera…
Ese disco anterior me enseñó a apreciar eso, me lo enseñó con el paso del tiempo, porque no entendía, nada más intuía que debía cantar, por ejemplo La cruz de olvido, que es una canción que aquí en México se les canta a los difuntos, cuando se va a despedir en el panteón o en el rosario, y sentía que era un tema apropiado para el disco, pero no sabía exactamente por qué y ahora entiendo que se trata de una despedida hacia algo de mi país que estaba muy mal y que yo tengo que decirle a Dios porque si no, no puedo sobrevivir sin decir eso.
¿Con qué nos sorprenderá?
Con un tema de Juan Gabriel, Hasta que te conocí. Nos gusta probar las reacciones del público a canciones nuevas, así que ya escucharán algunos temas nuevos de nuestra inspiración y clásicos de siempre. Y me gustaría mucho invitar a Carlos Vives para ver si me quiere acompañar a cantar en este disco. Ojalá pueda.